THE OBJECTIVE
Nicmer Evans

Ser o hacerse el William

Hoy, muchos políticos que dicen defender al pueblo, a los noventa minutos de hacer lo contrario, se olvidan de la traición, y vuelven a repetir que lo que hacen es en defensa del pueblo.

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Ser o hacerse el William

Hoy, muchos políticos que dicen defender al pueblo, a los noventa minutos de hacer lo contrario, se olvidan de la traición, y vuelven a repetir que lo que hacen es en defensa del pueblo.

A William le sacaron una muela y con ella se le fue la memoria. Este extraño caso, perfecto para motivar uno o muchos guiones de película, no puede más que llamarnos la atención, porque, aunque creemos que es una caso excepcional, cuando hurgamos un poco más en nuestro entorno y en nuestra historia, nos damos cuenta que, en especial en la política, es más común de lo que pensamos.

Se especula que a consecuencia de la anestesia, la memoria de William fue afectada, y esto hace que después de 90 minutos, no recuerde sino el momento en el que esperaba, en el 2005, para ser atendido por su dentista. Hoy, muchos políticos que dicen defender al pueblo, a los noventa minutos de hacer lo contrario, se olvidan de la traición, y vuelven a repetir que lo que hacen es en defensa del pueblo.

El mundo está lleno de estos casos, en Venezuela por ejemplo, los políticos de oposición como Leopoldo López, convocaron a «La Salida» en nombre de la mejora del país, acción política de calle que durante semanas mantuvo en caos algunas ciudades, provocando 43 muertes, hoy sin embargo, los «salidistas» vuelven a decir, como al principio, que lo hicieron por el bien del país. Por otra parte, Maduro dice defender el legado de Chávez, y en su nombre Venezuela tiene una inflación anualizada 120%, y una depauperación del salario, que para referencia de quien lee este artículo, pasó de 420 dólares el mínimo, a 25 dólares en menos dos años.

No quisiera decir lo mismo de Grecia, sin embargo hoy debemos sospechar que sus gobernantes, casi como la memoria de William, en 90 minutos, olvidaron el mandato de su pueblo, y al final volvieron a caer en la rápida salida de poner a pagar al pueblo la crisis cuyos responsables son otros. Sin embargo, conservo en el caso de Grecia (a diferencia del caso venezolano, donde la única manera de que William recobre la memoria es que éste deje de ser de las cúpulas del gobierno y la oposición), la esperanza de que Tsipras no haya perdido la memoria, sino, que por un rato, se esté haciendo el William, para retomar con fuerza el mandato del pueblo de Grecia.

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