THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Sin respuesta

Un rifle, unas zapatillas y un libro sobre un suelo de moqueta. Unas gafas y monedas sueltas. Un cuadro pintado por él mismo. Artículos de prensa y fotocopias de asesinatos masivos.

Opinión
Comentarios
Sin respuesta

Un rifle, unas zapatillas y un libro sobre un suelo de moqueta. Unas gafas y monedas sueltas. Un cuadro pintado por él mismo. Artículos de prensa y fotocopias de asesinatos masivos.

Un rifle, unas zapatillas y un libro sobre un suelo de moqueta. Unas gafas y monedas sueltas. Un cuadro pintado por él mismo. Artículos de prensa y fotocopias de asesinatos masivos. Armas de fuego y accesorios, armas blancas y muchas muchas balas. Tenía 20 años y una vida cómoda. Una madre, un hermano y un techo bajo el que cobijarse. Vivía en un país ‘libre’. Y se supone que buscaba la felicidad, o al menos eso indica el libro que encontraron en su habitación.

Adam Lanza realizó en cinco minutos 154 disparos que acabaron con la vida de 20 niños y 6 adultos en una escuela, uno de ellos su propia madre. ¡Pum! En un suspiro acabó con todo. Y en otro, acabó consigo mismo. Firmó así la segunda peor masacre en un centro educativo.

Ahora, un año después, un informe de la fiscalía de 43 páginas que resume a su vez otro informe de policial de miles de folios, concluye que la cuestión de por qué Lanza hizo lo que hizo “puede quedar para siempre sin respuesta concluyente”. Tal cual. Un año y miles de páginas que dejan sin respuesta a la pregunta que las víctimas se hacen todos los segundos de todos los minutos de todos los días.

Un año y miles de páginas para decir: “No sé por qué”.

En realidad la respuesta está fuera del alcance de cualquiera. No existe. Nadie en este mundo sería capaz de descifrar las conexiones que le llevaron a provocar tanto dolor. Ni siquiera los tortuosos caminos que recorremos en busca de la felicidad podrían ofrecernos un resquicio de claridad, un algo. Pues no, nada. La felicidad está demasiado cerca como para andarla buscando por ahí. Está tan cerca que nunca la vemos. Hasta que desaparece, en un suspiro, por culpa de una pregunta que nunca tendrá respuesta.

 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D