THE OBJECTIVE
Kiko Mendez-Monasterio

Suárez, oligarquía y democracia

Cuarenta años han bastado para liquidar la clase media, descapitalizar el país, erosionar las instituciones hasta el crujido y devolvernos al manicomio de las taifas, para que las ambulancias se paren en la frontera de las nacionalidades.

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Suárez, oligarquía y democracia

Cuarenta años han bastado para liquidar la clase media, descapitalizar el país, erosionar las instituciones hasta el crujido y devolvernos al manicomio de las taifas, para que las ambulancias se paren en la frontera de las nacionalidades.

Vuelve el Nodo con carácter de hagiografía para hacer santo súbito al presidente Suárez, antes incluso de que fallezca, porque el poder de la sacrosanta Transición es omnímodo.

Los partícipes en esa etapa política -venerada hasta la idolatría- se autoconcedieron la indulgencia plenaria civil, amnistiaron pasados propios y ajenos como si estuvieran adoptando parte del espíritu legionario, “cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior”. De legionarios sólo tuvieron eso, y así se perdonaban mutuamente los ayeres, cosa muy conveniente porque carnet de demócrata de toda la vida no lo tenía nadie, y menos que nadie los de la oposición al franquismo, que son los que ahora los expiden.

En algún momento, y puede que no falte mucho, renunciaremos a esa visión beatífica de un tiempo y de un país donde el terrorismo asesinaba a centenares de personas, se instauraba una democracia tutelada hasta la oligarquía, y se emprendía un camino orwelliano, que es el mismo que todavía dicta el guión de Cuéntame.

Pero como la historia no es una serie de televisión, ni tampoco se ha detenido, nos cuestionaremos cada día más el legado de aquella generación de dirigentes, que no resiste una comparación seria con el que ellos recibieron. Cuarenta años han bastado para liquidar la clase media, descapitalizar el país, erosionar las instituciones hasta el crujido y devolvernos al manicomio de las taifas, para que las ambulancias se paren en la frontera de las nacionalidades, aunque al otro lado haya una niña muriéndose.

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