THE OBJECTIVE
Laura Calonge

Y se armó el Belén

Resulta gracioso que los Reyes Magos, los grandes desterrados de las Navidades desde que adoptamos la moda anglosajona de hacer regalos por Papá Noel, hayan cobrado un protagonismo inesperado este año. Me parece bien. Una buena polémica nunca viene mal en términos de publicidad, marketing y fama. Tal vez los Reyes, siempre los buenos del pesebre, necesitaban insuflarse de todo este lío que se ha montado a su alrededor. Que si las Reinas Magas, que si el traje de los Reyes madrileños, que si tal, que si cual…

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Y se armó el Belén

Resulta gracioso que los Reyes Magos, los grandes desterrados de las Navidades desde que adoptamos la moda anglosajona de hacer regalos por Papá Noel, hayan cobrado un protagonismo inesperado este año. Me parece bien. Una buena polémica nunca viene mal en términos de publicidad, marketing y fama. Tal vez los Reyes, siempre los buenos del pesebre, necesitaban insuflarse de todo este lío que se ha montado a su alrededor. Que si las Reinas Magas, que si el traje de los Reyes madrileños, que si tal, que si cual…

Aún más curiosa es esta polémica con todo lo que tenemos encima: unas elecciones que se están prolongando porque obligan a pactos y acuerdos que no llegan, aspirantes a la presidencia o a la investidura que no quieren mover ficha y prefieren retirarse a sus aposentos, unos reyes de verdad que deberían complementar estas lides pero también andan revueltos con sus líos y su popularidad en horas bajas (si la de los Reyes Magos era casi inexistente, la de las monarquías de sangre azul no digamos), la crisis galopante… Y con todo esto, que no es poco, en vez de quejarse por todos estos temas que afectan de verdad a las arcas del Estado y a las propias, la población decide cargar tintas contra los Reyes Magos de pega. Críticas crueles contra tres mujeres valencianas que por una vez decidieron darle un giro a la costumbre y ejercer de Reinas Magas, a su estilo, reclamando la paridad. Tal vez su estilismo no fuera el más apropiado, pero eso no es razón suficiente para tildarlas de “gordas”, “veteranas” y “vulgares”. Imagino lo mal que se sentirán después de esta lluvia gratuita de insultos estas tres mujeres cuya única falta fue intentar poner un toque de alegría diferente al tema de la Cabalgata. ¡Ni que hubieran decidido subir la factura de la luz! Que se sepa, no existen pruebas del estilismo y aspecto real de los supuestos Reyes Magos originales, que para empezar sólo uno de ellos era caucásico. En cuanto a los trajes de los Reyes de Carmena, un poco entre estilo pop y movida madrileña, pues tampoco me parece para tanto. Si hay algún niño traumatizado por esto, que vea las noticias a la hora de comer. También se lo aconsejo a los padres y madres ofendidos, que miren las noticias y se enteren que hay más de cuatro millones de desempleados que no habrán podido tener una Navidad como hubieran deseado, y que recuerden que aún estamos pagando un rescate bancario. Y si el chiquillo – o chiquilla- sigue traumatizado por el traje low cost de los Reyes e indiferente al espectáculo de otros niños de su edad cruzando fronteras o largas colas en brazos de sus padres asustados – lo mismo que hicieron los bíblicos José y María, huyendo de su hogar con su bebé en brazos-, es que algo no va bien en este país.

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