Récord histórico de llegada de migrantes a las costas italianas por mar
Los flujos migratorios en el Mediterráneo oriental entre Turquía y Grecia se han reducido drásticamente después de las mejoras en las políticas en esta materia llevadas a cabo por Turquía, el aumento de las amenazas de deportaciones por parte de las autoridades griegas, y el cierre del corredor humanitario entre Grecia y Alemania. Pero la estrategia disuasoria de Europa no ha impedido frenar la inmigración en el Mediterráneo central entre Libia e Italia, con la ruta italiana, una vez más, como la principal puerta de entrada de los emigrantes en Europa. Las armadas europeas, incluida la británica, se han centrado en dar una respuesta de tipo militar, enviando fragatas para detener a los traficantes de personas en aguas internacionales. Como respuesta, los grupos organizados libios enviado personas en barcazas inflables pilotadas por los propios migrantes, evitando así la detención de los responsables de las mafias y permitiendo la marcha del negocio.
Casi 171.000 personas en busca de asilo han llegado a Italia desde el norte de África desde que comenzó el año, según los datos recabados por la agencia de refugiados de Naciones Unidas y el Gobierno italiano. Las cifras de este lunes suponen un récord histórico ya que han superado el número hasta ahora no alcanzado de 170.000 en el año 2014.
Los flujos migratorios en el Mediterráneo oriental entre Turquía y Grecia se han reducido drásticamente después de las mejoras en las políticas en esta materia llevadas a cabo por Turquía, el aumento de las amenazas de deportaciones por parte de las autoridades griegas, y el cierre del corredor humanitario entre Grecia y Alemania. Pero la estrategia disuasoria de Europa no ha impedido frenar la inmigración en el Mediterráneo central entre Libia e Italia, con la ruta italiana, una vez más, como la principal puerta de entrada de los emigrantes en Europa.
Las armadas europeas, incluida la británica, se han centrado en dar una respuesta de tipo militar, enviando fragatas para detener a los traficantes de personas en aguas internacionales. Como respuesta, los grupos organizados libios enviado personas en barcazas inflables pilotadas por los propios migrantes, evitando así la detención de los responsables de las mafias y permitiendo la marcha del negocio.