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Los chavistas también protestan por la falta de comida en Venezuela

«Ni llegó en Navidad ni va a llegar en Año Nuevo», se quejaba Miriam durante una protesta en Caracas por la falta de comida, incluido el tradicional pernil de cerdo en las cenas de diciembre de los venezolanos, asfixiados por la escasez y la espiral hiperinflacionaria.

«Ni llegó en Navidad ni va a llegar en Año Nuevo», se quejaba Miriam durante una protesta en Caracas por la falta de comida, incluido el tradicional pernil de cerdo en las cenas de diciembre de los venezolanos, asfixiados por la escasez y la espiral hiperinflacionaria. Pequeñas pero múltiples manifestaciones se han registrado en la última semana en Caracas y otras ciudades del país, una chispa encendida porque muchas comunidades no han recibido los perniles que el gobierno había prometido a través de un programa de venta de alimentos a precios subsidiados, informa AFP.

Las protestas espontáneas son impulsadas por vecinos de barriadas populares, muchos de los cuales se han identificado ante reporteros de El Estímulo como seguidores del chavismo que critican el incumplimiento del gobierno para entregar la comida.

«Tenemos cuatro meses sin recibir las cajas de los CLAP (alimentos distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción) y lo del pernil es un engaño», ha declarado a AFP Miriam Brito, de 40 años y madre de una niña de 7.

Un centenar de vecinos bloqueaba con cuerdas, viejos neumáticos y escombros una avenida en la barriada Cota 905, donde el oficialismo se impuso en las pasadas elecciones municipales del 10 de diciembre. «Queremos la caja y el pernil», se leía en un cartel de cartón que llevaba otra manifestante.

Junto a la hallaca, un tamal de maíz relleno con carne de res, pollo, aceitunas y uvas pasas, el pernil es el plato estrella de las comidas navideñas en Venezuela.

Los vecinos también se han movilizado por la precariedad de los servicios públicos: las montañas de basura esparcidas en las calles, los continuos apagones, la inseguridad personal y el racionamiento de agua, afectan a diario a las ciudades de Venezuela.

A este mar de problemas se le suma la hiperinflación, un fenómeno inédito en la historia del país petrolero sudamericano. El ingreso mínimo de los venezolanos (salario más bono de alimentación) suma unos 450.000 bolívares (135 dólares a la tasa oficial y 4,5 dólares a la del mercado negro), lo que cuesta en la calle kilo y medio de carne de puerco. Los precios de los alimentos básicos varían cada semana.

Ello la hace inalcanzable para personas como Miriam, cajera en una pizzería cuyo sueldo apenas supera el piso legal.

Sin embargo, los CLAP comercializan el kilo a precios 30 veces menores.

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La comida racionada no llega a todos los venezolanos. | Foto: Miguel Gutiérrez / EFE

El presidente Nicolás Maduro ha admitido problemas con la distribución de los perniles prometidos, pero las ha atribuido a un sabotaje internacional a importaciones hechas desde Portugal.

«¿Qué pasó con el pernil? Nos sabotearon. Puedo decirlo de un país: Portugal (…). Compramos todo el pernil que había en Venezuela, todo, y teníamos que importar (…), pero nos persiguieron las cuentas bancarias y dos barcos gigantes que venían», ha dicho Maduro el miércoles en cadena de radio y televisión.

Caracas acusa a Washington de obstaculizar las importaciones con las sanciones financieras que ha impuesto contra funcionarios venezolanos y la estatal petrolera Pdvsa, fuente del 96% de las divisas que entra en el país.

Jesús Castellanos vive en el mismo barrio que Miriam y protestaba este jueves. «Prometió por televisión que iban a venir los perniles y ahora está echando el cuento de Portugal (…). La gente ya no le cree esos cuentos, ¡el pueblo no vive de puras mentiras!», ha dicho este zapatero de 64 años.

Allí, han relatado los manifestantes, han llegado perniles insuficientes para satisfacer a las 300 familias de la comunidad, y han sido entregados por las autoridades en una rifa. «Es una burla», se ha lamentado Miriam.

Ante la posibilidad de que vuelvan las protestas como las ocurridas entre abril y julio que dejaron más de 125 muertos en las calles, Maduro pidió este jueves a la Fuerza Armada estar preparada «con todo su poder de fuego» para impedir el «resurgir» de lo que calificó como «grupos violentos».

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