De Fidel Castro a Margaret Thatcher: Felipe González hace públicas sus correspondencias
La Fundación Felipe González publica más de 10.000 páginas de cartas del expresidente con líderes políticos y ciudadanos
La Fundación Felipe González ha cumplido con su palabra un año y dos días después de su compromiso: abrir al público la enorme cantidad de cartas que recibió de líderes nacionales e internacionales. El esfuerzo ha conllevado el tratamiento y transcripción de más de 10.000 páginas; cada una de ellas tiene horas de trabajo detrás. Un total de 82 expedientes de los cuáles 49 son de personajes de la política global como Fidel Castro, Margaret Thatcher o François Mitterand.
No estarán aquí todas sus cartas, pero el archivo creado y abierto a todo el mundo desde este miércoles tiene un valor histórico incalculable. Se trata del primer proyecto de este tipo que realiza un presidente en España –tampoco existen demasiados ejemplos equiparables en el resto del mundo– y cuenta con la singularidad de incluir 473 cartas de ciudadanos, recibidas a través de un servicio que tenía la licenciosa denominación de ‘Línea caliente’, a las que se da la misma importancia bibliográfica en la web que a las personalidades políticas. Entre ellas hay algunas particularmente sensibles, como la de un damnificado por el síndrome tóxico provocado por el aceite de colza que pide explicaciones al presidente por la falta de medidas de la Administración.
La presentación del proyecto ha tenido lugar en la Fundación Telefónica de Madrid, igual que en la ocasión anterior. Entre el público se encontraban el expresidente González, la ministra Isabel Celaá y exministros como Carlos Solchaga, Trinidad Jiménez o José María Miravall. La moderado ha corrido a cuenta de Rocío Martínez-Sampere [directora de la fundación], que ha introducido los soliloquios de José Enrique Serrano [exdirector de gabinete de González y Zapatero], Iván Redondo [director de gabinete de Pedro Sánchez] y Eduardo Madina [excandidato a la secretaría general del PSOE].
“Me reencuentro conmigo tantos años atrás que casi no me reconozco”, ha arrancado Serrando, con tierna nostalgia. Se ha felicitado por la labor que ha desempeñado la fundación y ha querido sintetizar en cuatro puntos la trascendencia del archivo: 1) como modo de dignificar la condición de ciudadano; 2) porque no hay muchos estudios sobre lo que implica ser presidente del Gobierno; 3) porque las cartas sirven como pulso de la época; y 4) porque las cartas ayudan a poner los pies en el suelo.
Este último apartado es el que ha destacado Madina: el epistolario de Felipe González aporta memoria. “Y ese ejercicio de memoria crea hilos conductores”, ha concluido. “Cuando se llene de niebla, habrá un pie de apoyo”. Por eso, ha pedido al Gobierno actual que cree un espacio donde puedan convivir los archivos de todos los presidentes.
Si buceamos por la web, encontramos cartas de todo tipo: de preocupación, de agradecimiento, de dimisión. Y aquí recogemos algunas de ellas.
José Barrionuevo. Ministro de Interior español entre 1982 y 1988. Le presenta su renuncia al presidente tras el atentado de Hipercor en Barcelona, que dejó 21 muertos y 45 heridos.
“Las razones que motivan mi decisión son múltiples y muchas veces hemos hablado de varias de ellas, pero insisto en que hoy hay dos fundamentales:
De un lado, lo que representa el horrible atentado de Barcelona, ya mencionado. El responsable de la seguridad de los ciudadanos en el Gobierno no puede dejar de asumir las consecuencias políticas de no haber podido impedir esa salvajada mortífera y de no haber podido localizar a sus autores.
Por otra parte, el ejercicio pleno de este difícil cargo requiere -además del inevitable apoyo del Presidente que tú, ciertamente, nunca me has regateado-, una serie de asistencias y solidaridad con las que yo creo no cuento. Estimo que carezco de alguno de los elementos necesarios para el desarrollo de la política del Departamento. Algunas de estas carencias hay que atribuirlas obligatoriamente a mi persona y a mis actitudes y también aquí debo ser consecuente con esta consideración”.
Hay que recordar que Barrionuevo fue el primer ministro en la historia reciente en ingresar en prisión. Lo hizo acompañado hasta las puertas de la misma por González y 7.000 simpatizantes socialistas tras ser condenado a diez años por su implicación en un secuestro a través de los GAL –grupo secreto creado para combatir violentamente a ETA–. Pasó entre rejas algo menos de cuatro meses gracias a un indulto aprobado por el gobierno popular de José María Aznar.
Mijaíl Gorbachov. Último presidente de la Unión Soviética. Leemos en la web la minuta de la conversación entre González y el líder ruso el 8 de julio de 1991. Esto es, cinco meses antes de la disolución de la URSS. Hay fragmentos que demuestran la buena sintonía entre ambos.
F.G.: Hemos tenido problemas en el partido por vez primera en quince años. No son muy reales. Hay quien dice que es porque hace nueve años que no me ocupo del partido.
M.G.: Me recuerda a mi propia situación. A veces, cuando les riño, se arregla un poco.
George H. W. Bush. Presidente de los Estados Unidos de América entre 1989 y 1993. La carta comunica los avances diplomáticos que ha realizado la comunidad internacional con la URSS y la voluntad de iniciar el desarme nuclear que mantenía en amenaza a los dos impulsores de la Guerra Fría.
“El mundo se encuentra en un momento de la historia en que las actuaciones valientes y decisivas pueden cosechar grandes beneficios para la seguridad de todos los países. Estas medidas harán mucho para reducir el riesgo de la guerra. Y espero que ayuden a hacer más seguro el camino hacia la democracia en la Unión Soviética y las nuevas repúblicas”.
Fidel Castro. Primer ministro de Cuba desde el triunfo de su levantamiento contra el gobierno de Fulgencio Batista en diciembre de 1959 hasta su muerte en noviembre de 2016. En esta misiva de enero de 1988 defiende que Cuba respeta los derechos humanos y ataca a quien ponen en cuestión tal punto.
“En vísperas de una nueva reunión de Ginebra, quisiéramos reiterarte que, aunque Cuba está preparada para enfrentar como antes el ataque de sus enemigos, rehúsa ser colocada en el banquillo de los acusados como reo, pues su política no puede ser más clara y precisa. Sería difícil que se encontrase otro país del mundo en el que el Hombre reciba atención más cuidadosa y sea tenido en mayor respeto. Las transformaciones sociales de nuestro país, que han eliminado el desempleo, han dotado de educación y les han dado el derecho a la salud a todos los ciudadanos; los niveles de alimentación logrados como consecuencia del proceso revolucionario; los esfuerzos realizados por construir para nuestros ciudadanos viviendas, círculos infantiles, hospitales, consultorios del Médico de la Familia, reduciendo la mortalidad infantil y elevando las perspectivas de vida a niveles nunca antes alcanzados por un país del Tercer Mundo, constituyen un antecedente que no puede olvidarse y que avala nuestra posición con respecto al caso de los enemigos contrarrevolucionarios, a los cuales es inevitable combatir si no se quiere poner en riesgo todo lo que el país ha conquistado en estos últimos 30 años de batalla”.
Margaret Thatcher. Primera ministra de Reino Unido entre 1979 y 1990. La carta comunica la decisión de la líder liberal de abrir paso a su sucesor y renunciar al cargo. Lo hace con un apunte curioso.
“Lamento de veras que hayamos tenido que sugerir que aplace su visita, pero creo que es mejor así”.