El president de la Generalitat, Quim Torra, ha anunciado que ha ordenado al departamento de Salud abrir un expediente sancionador al Arzobispado de Barcelona por el funeral celebrado este domingo en la Sagrada Familia en recuerdo de las víctimas de la pandemia del coronavirus[contexto id=»460724″].
En contexto: este desencuentro con la Iglesia católica se ha producido después de que el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, oficiara este domingo una misa de difuntos en recuerdo de todas las personas fallecidas durante el confinamiento por la COVID-19 y otras enfermedades en la Sagrada Familia, desoyendo una prohibición del Plan Territorial de Protección Civil de Cataluña (Procicat).
La misa por las víctimas del coronavirus que ofició ayer el arzobispo de Barcelona reunió a varias docenas de personas en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, donde todos los asistentes llevaban mascarilla. Los asistentes a la misa estaban sentados distanciados entre sí, pero eran más de las 10 personas que establece como máximo una resolución del Procicat del pasado 17 de julio para las ceremonias religiosas.
El president ha asegurado que «todos somos iguales» ante las resoluciones tomadas para hacer frente a la COVID-19 y que «si el Procicat y el Govern toma medidas para asegurar la salud de todos los ciudadanos, todos las debemos cumplir».
Ha remachado su mensaje directo a Omella diciendo: «Yo soy católico, me eduqué en los jesuitas y mis referentes son Pere Casaldàliga y Ernesto Cardenal«. Ha añadido que su Iglesia es «la de los pobres y los vulnerables», la de los sacerdotes que trabajan por la comunidad en barrios de personas pobres, como el de La Mina, en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). «Esa es mi Iglesia», ha afirmado, después de asegurar que la resolución del Procicat «se hará cumplir» en este ámbito y en los que sean necesarios.