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España

No odian a los 'youtubers', odian el éxito

No odian a los ‘youtubers’, odian el éxito

Resulta que un ‘’Youtuber’’ llamado ‘’El Rubius’’ ha decidido trasladar su residencia fiscal a Andorra para, entre otras cosas, evitar que el Estado le robe el 50% de lo que gana. Tengo entendido, no soy un gran seguidor de ‘’youtubers gamers’’ que dicen ahora las nuevas generaciones, que como él hay otros tantos que han encontrado en Andorra un refugio al saqueo fiscal que padecemos en España los ciudadanos. El chico en cuestión declaró hace unos años que votó a PODEMOS y se ve que no le ha convencido la idea. Ya saben, el clásico socialista con el dinero de los demás, pero no con el suyo. Sea como fuere, la noticia ha generado una enorme polémica.

Rápidamente los ‘’Torquemadas’’ de nuestro tiempo comenzaron a dar muestra de su odio por el exitoso y a reclamar poco menos que fuera apresado antes de abandonar el país para llevarlo a la plaza y quemarlo vivo por, básicamente, hacer lo que le da la gana con su vida. Escudándose en ridículos argumentos tales como ‘’luego seguro que viene a usar los recursos públicos’’ (se creen que un tipo que gana 4.000.000 de euros al año los va a necesitar) o ‘’si gana tanto dinero que te quiten la mitad no debe importarle’’ trataron de convencer al rebaño de que aquellos que buscan asegurarse una calidad de vida superior al resto de la población son seres crueles e insolidarios. Otro grupo no menor trató de utilizar el recurso de ‘’la patria’’. Pero una cosa es ser patriota y otra, permítanme el exabrupto, gilipollas. Cuando estás trabajando la mitad del año para pagar impuestos que van destinados a todo tipo de chiringuitos políticos, a pagar instituciones públicas ineficientes, sueldos de burócratas que viven rodeados de lujo, la propaganda que se vierte en televisiones y medios de comunicación, asesores colocados a dedo, ministerios creados para colocar amiguetes, inútiles que viven del trabajo ajeno, renovar la flota de coches oficiales, etc., hasta un mileurista debe plantearse irse por una mera cuestión moral. Dormir por las noches sabiendo que los que nos arruinan la vida cobran cientos de miles de euros y tú tienes que apagar la calefacción y embutirte en el edredón para no congelarte y evitar el sablazo del recibo de la luz que nos va a llegar, no es agradable. No lo es para aquellos que nos levantamos todas las mañanas y trabajamos para poder ganarnos la vida; a los ninis tuiteros, les da igual.

Uno de los grandes problemas de este país es que hay muchísimos millones de personas que reciben una nómina pública por no hacer nada, pero otro todavía más grave es la envidia. Los socialistas nunca han aceptado su fracaso. Odian a los conservadores porque los resultados que obtienen son mejores, pero detestan con todas sus fuerzas a los liberales porque contra ellos no pueden competir ni a nivel argumentativo ni a nivel de resultados. Dejar a la gente en paz no es una opción para ellos. Respetar la libertad de elección de cada ciudadano para vivir dónde y cómo quiera resulta inaceptable para la caterva socialista. A nadie debería importarle lo que decide hacer el prójimo con su dinero. ¿Quieres que te quiten la mitad de lo que ganas y te da igual? Quédate. ¿Quieres que no te quiten la mitad? Vete. Así de simple debería zanjarse el debate si respetásemos la libertad.

Debemos recalcar que todo ello sucede mientras vivimos en un país que, si no es por estar conectado artificialmente al oxigeno del BCE que nos permite financiarnos, mañana tendríamos que declarar la suspensión de pagos. Lejos de apuntar a los verdaderos responsables de tan pésima gestión de los recursos públicos, apuntan a cuatro ‘’youtubers’’ que huyen del país tratando de ahorrar el máximo dinero posible porque en esta vida nunca se sabe qué puede pasar. Considerar que te quiten un 50% de lo que ganas como impuesto y no como un robo, es algo propio de las sociedades hispanas que han nacido y crecido bajo el castigo de la riqueza y la persecución al rico. Poco menos que deben esconderse para que nadie les acuse de váyase a saber usted qué tropelías. Mientras en la cultura nipona no trabajar supone una vergüenza nacional e incluso muchos se callan cuando están en paro, aquí tenemos a muchos ciudadanos que se niegan a levantarse pronto y ponerse a trabajar escudándose en ‘’la solidaridad’’ de que otros deben mantenerme porque tengo el derecho a vivir del esfuerzo ajeno y encima, exigir que se quede aquí todo el mundo para alimentar un Estado que más pronto que tarde acabará por explotar.

No debemos desviarnos del fondo de la cuestión que persiguen los que defienden esta praxis, que no es otro que el triunfo de la mediocridad. Aquí luchamos todos los días para aniquilar al válido e igualarlo al mediocre para que este no se sienta mal. Sumado al falso mensaje de la igualdad que está consumiendo constantemente el ciudadano medio, nos quieren hacer creer que un tipo al que siguen millones de personas porque tiene un talento especial para ello, debe habitar en las mismas condiciones que los otros cientos de miles de ‘’youtubers’’ que no son capaces de adquirir el mismo número de suscriptores. Por suerte no todo el mundo vive en la falacia que conduce a la pobreza generalizada y el fin de la ambición. Siempre habrá un lugar al que huir cuando la mediocridad absolutista reine en este país.

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