Miles de personas han vuelto a salir a las calles de Colombia para participar en el segundo «paro nacional» de protesta contra el Gobierno, que el miércoles arrancó diálogos con distintos sectores políticos, económicos y sociales, pero sin invitar a líderes de los manifestantes ni de la oposición.
En contexto: las manifestaciones comenzaron el 28 de abril contra la ya retirada reforma tributaria del Gobierno y continúan vivas en rechazo a la brutalidad policial, que según la ONG Temblores ha provocado la muerte de 37 personas en los últimos ocho días, aunque la Defensoría del pueblo afirma que las protestas han dejado 24 víctimas mortales y que en 11 de los casos la Policía es la presunta responsable de las muertes.
El paro, que ocurre en la octava jornada consecutiva de protestas, se ha realizado mayoritariamente en paz, aunque no han faltado los disturbios en ciudades como Bogotá donde un grupo de personas se ha enfrentado en la Plaza de Bolívar con los policías que protegen el Capitolio.
La segunda jornada del paro nacional ha estado marcada por los cacerolazos y los plantones pacíficos en los que los manifestantes han elevado una plegaria en memoria de las víctimas mortales y en rechazo a los excesos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía.
Músicos, actores y acróbatas han mostrado una cara amable de las protestas con diversas expresiones artísticas y culturales para llamar al diálogo, proponer una reflexión y pedir cambios en la política económica y social del Gobierno. El foco de estas coloridas manifestaciones ha estado en Medellín, en el noroeste del país, donde el octavo día de manifestaciones lo ha abierto un concierto en el Parque de los Deseos, al que se han ido uniendo de forma espontánea artistas locales.
Mientras tanto, el presidente Iván Duque ha comenzado su «Encuentro para avanzar en una agenda sobre lo fundamental», un diálogo con el busca solucionar el problema que vive Colombia pero al que en su primera jornada no invitó a líderes de los manifestantes ni de la oposición.