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Hernando mandó una carta para reconciliarse con Sánchez a través de un emisario de Moncloa

Según confirman fuentes socialistas, fue Paco Salazar quien le entregó el documento al presidente que desembocó en una “larga reunión personal” en Moncloa. 

Hernando mandó una carta para reconciliarse con Sánchez a través de un emisario de Moncloa

Europa Press

Ocurrió a principios de abril, tras muchas dudas por parte de Antonio Hernando y animado por viejos amigos del partido. Tras casi cinco años sin hablarse -recientemente se ha cumplido el quinto aniversario del Comité Federal de 1 de octubre de 2016 que defenestró a Pedro Sánchez-, quien fuera su portavoz parlamentario decidió restañar heridas y recuperar su relación personal. Fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE confirman la existencia de una carta «muy personal» con la que Hernando buscaba la reconciliación con el actual presidente del Gobierno y antaño amigo personal en Ferraz.

Una misiva en la que incluso pedía disculpas por lo que Sánchez interpretó en su día «una enorme traición» al haberse mantenido como portavoz de la gestora que le destronó de la secretaría general y haber formado parte de su estrategia para recuperar el partido para el llamado «100% PSOE», en el que se integraron los ex presidentes Zapatero y Felipe, los ex secretarios generales, Alfredo Pérez Rubalcaba y Joaquín Almunia y presidentes territoriales como Tximo Puig, Emiliano García Page o Guillermo Fernández Vara para aupar a Susana Díaz contra el «no es no» de Pedro Sánchez a la investidura de Mariano Rajoy. 

Las fuentes consultadas explican que esa «carta muy personal» pretendía recuperar relaciones pero también buscar la empatía y el reconocimiento de Pedro Sánchez a la presión que sufrió en ese momento Hernando de todos sus antiguos padrinos socialistas como el ex vicepresidente y ministro del Interior del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. 

La misiva fue enviada a través del ex número dos de Iván Redondo, el director adjunto del gabinete del presidente, Paco Salazar, quien animó a Hernando a iniciar esa reconciliación. Y ello derivó en una «larga reunión en Moncloa muy en clave personal» en la que ambos recuperaron el tiempo perdido y se pusieron al día sobre sus familias y amistades en común. A partir de ese momento, «se recuperó el contacto» y han hablado en varias ocasiones. 

Ése fue el caldo de cultivo para la recuperación del capital político que decapitó el sanchismo tras ganar Pedro Sánchez sus segundas primarias en 2017. Una generación que se había quedado «colgada de la brocha» y que comenzó a rehabilitar con el entonces presidente de Paradores, Óscar López, a quien Sánchez ofreció en julio el puesto de mayor confianza del presidente como jefe de gabinete y sustituto de Iván Redondo. 

«Premia su amplia trayectoria de estratega y sus profundos conocimientos políticos» como antiguo secretario de Organización del PSOE. López ha servido de ‘percha’ a Hernando, aunque con un puesto que muchos admiten «sería una humillación en tiempos pasados» puesto que siempre fue «el más listo de los tres, a quien le esperaba una prometedora carrera política y ahora es el último». Un puesto en las sombras que algunos consideran una especie de peaje por el que hay que pasar para lograr su rehabilitación política. 

«Vuelven los Blanco boys»

Hernando y Sánchez fueron amigos, jóvenes promesas de la política en tiempos de Zapatero cuando la nueva vía de José Blanco aupó al ex presidente en el 35º Congreso del PSOE. Ambos, junto a Óscar López, entraron juntos en Ferraz como los llamados «chicos de Blanco», que trabajaron juntos mano a mano en Ferraz durante más de una década y que luego se bifurcaron por caminos diferentes pero manteniendo siempre una estrecha relación personal. 

Hernando, unos años mayor que Sánchez y López, siempre fue considerado «el cabecilla» del grupo. Discípulo de Rubalcaba y vinculado a asuntos relacionados con Interior, siempre se le ubicó en las quinielas de los ‘ministrables’ y lo que aún se preguntan muchos dirigentes del PSOE, actuales y veteranos, es cómo nunca lo fue. También se dijo siempre que, en términos de relevancia política, el orden de los «Blanco boys», era «primero Hernando, después López y, en último lugar, Pedro Sánchez». Eran los tiempos en que Susana Díaz enunció la famosa frase de «este chico no vale pero nos vale», en la reunión que mantuvo con Zapatero, Tomás Gómez y Ximo Puig  para frenar al candidato Eduardo Madina en las primarias tras la debacle de Rubalcaba en 2009. 

Tras la enorme ruptura que supuso la victoria de Sánchez en sus segundas primarias con los veteranos del PSOE, la relevancia del 40º Congreso Federal del PSOE en Valencia fue la reconciliación y «afectividad» de un partido que «tenía que cerrar las heridas». Allí estaba Felipe González haciéndose con el foco mientras otro personaje del pasado asistía en silencio a su discurso en el plenario. El ex secretario de Organización que metió a Sánchez, Hernando y López en Ferraz, el mismo José Blanco que «mató a Sánchez buscando avales para Susana Díaz en 2017» tras haber sido su mentor en 2016 y que intentó, cual Saturno, acabar con su hijo político. Todo está olvidado, también esa herida se ha curado y la colaboración se ha restablecido. 

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