Una exdiputada de Vox en Andalucía monta un partido para presentarse a las autonómicas
Luz Belinda Rodríguez no cree en las comunidades autónomas, pero se ofrece como solución tras su «desilusión» con la formación verde
Luz Belinda Rodríguez es una piedra en el zapato para Vox. La diputada andaluza, que abandonó la formación en enero de 2020, se ha propuesto dar la batalla a su antiguo partido. Para eso ha creado Libres, que aún tiene que pasar el filtro del Ministerio del Interior. Rodríguez, una almeriense de 41 años, espera que el trámite quede resuelto en unas semanas. Su intención es presentarse a las elecciones regionales del próximo año, aunque no cree en las autonomías. Le mueve llevar la voz de su provincia a las instituciones con un discurso «práctico» y desenmascarar a Vox, con quien se desilusionó porque «no cumple sus promesas».
Rodríguez era una mujer feliz aquella noche del 2 de diciembre de 2018, cuando la formación verde irrumpió en el Parlamento andaluz con 12 escaños. Una de las actas era suya, como representante de la provincia de Almería. Llegó al partido gracias a los sindicatos policiales. «Me dijeron que Vox defendía la equiparación salarial de los Cuerpos y comencé a interesarme». Antes había hecho sus pinitos en Falange Española, pero nunca llegó a militar porque «en Almería no tiene estructura». Vox, en cambio, consiguió organizar a sus cuadros. Y allí estaba ella, liderando la candidatura de su provincia a la Cámara regional.
«Acoso laboral»
«Vox vendía lo que queríamos comprar. Su discurso recogía demandas de la izquierda y de la derecha. Pero el proyecto nació mal. Lo hemos visto en cuanto han entrado en las instituciones», se lamenta Rodríguez. La diputada no adscrita considera que la formación vende una cosa cuando está fuera del sistema y otra cuando consigue representación. Pone como ejemplo la opinión sobre la retirada de fondos a los partidos políticos o el cierre de la radiotelevisión pública andaluza. «No es que hubiese negociación con el PP para apoyar sus proyectos, es que nos los pasaban directamente para votarlos», critica la parlamentaria.
Rodríguez decidió poner punto y final a su relación con Vox en enero del año pasado. Alegó sufrir acoso laboral durante meses. Sostiene que no le permitían presentar iniciativas y que la apartaban de todos los actos y reuniones. Incluso denunció a sus compañeros ante la policía porque le abrían la correspondencia personal sin permiso. Aguantó, dice, por las presiones. Pero a principios de 2020 recogió sus pertenencias, vació su despacho y no volvió a Sevilla. El partido lo vendió como una expulsión. Finalmente reconoció que la diputada había abandonado la formación antes de que la echasen, pero que no se trataba de «una pérdida importante».
Después de año y medio huérfana, la parlamentaria decidió crear un nuevo partido con algunas de las personas con las que coincidió en Vox. Entre ellas, el banderillero José María Tejero, que llegó a ser una de las caras más reconocidas de la formación en Córdoba y que coqueteó con España Suma, otra escisión del partido de Santiago Abascal. El nombre elegido es Libres y están a la espera de que el Ministerio del Interior lo incluya en el Registro de Partidos Políticos. Rodríguez cree que el trámite se completará en unas semanas. En ese momento lanzarán una web y harán oficial su programa, que siguen redactando y que ya supera el centenar de páginas.
«Cerrar los parlamentos autonómicos para regenerar la democracia, liquidar el modelo autonómico y acabar con el despilfarro partitocrático», defendía Rodríguez en Twitter el pasado mayo, tras una conferencia de Falange Española en la que participó. Ella lo tiene muy claro. «Mi intención es defender a mi provincia en Madrid. No creo en las autonomías, quiero que las competencias sean nacionales», reconoce a THE OBJECTIVE. Rodríguez insiste en dar el paso en las elecciones regionales para acabar el camino que emprendió con Vox y «acabar con los chiringuitos».
Compromisos políticos
La diputada no adscrita sostiene que Libres será muy diferente a su antigua formación: «Mucha gente llegó con buenas intenciones, pero al entrar en las instituciones y ver los privilegios que eso suponía, cambió». Critica que en estos tres años en los que Vox lleva en el Parlamento andaluz, «no ha conseguido nada». E insiste: «Hacen un teatrillo, que es a lo que están acostumbrados. Dicen una cosa en el atril y luego votan lo que les parece. La gente ya ha descubierto que son una gran mentira». La receta de Rodríguez para ganarse el favor de los votantes es sencilla: «Ni izquierda ni derechas, sentido común». Cree que en política hay que ser prácticos para mejorar la vida de la gente y lanza cuatro compromisos con los andaluces:
- Luchar contra las restricciones impuestas con «la excusa» de la pandemia
- Convocar un referéndum para que la gente decida si quiere mantener la autonomía
- Recortar el gasto público y acabar con la Administración paralela
- Apoyar a los partidos y a las personas que apoyen estos preceptos, independientemente de su ideología
Rodríguez es optimista de cara a las elecciones andaluzas, aunque reconoce que su formación no trabaja esperando votos, sino para «cambiar la situación». Reconoce que desconoce si la irrupción de su partido puede restarle apoyos a Vox, aunque está convencida de que los resultados tan halagüeños que venden sus antiguos compañeros no se confirmarán en las urnas: «Estoy acostumbrada. Intentan ser optimistas para que la gente se sume. El otro día, por ejemplo, celebraron un acto con Ignacio Garriga (líder de Vox en Cataluña) en Roquetas de Mar. Había 30 personas, un fracaso mayúsculo. Antes éramos muchos más».
La ahora diputada adscrita también tiene palabras para Macarena Olona, a la que todas las quinielas colocan como candidata de Vox en las autonómicas del próximo año: «Es una alicantina que no ha hecho nada por la provincia que representa, la de Granada. Es muy triste que sea la elegida porque en Andalucía hay gente con formación y ganas». La guerra no es nueva. Cuando Olona publicó una foto en verano vacunándose contra el coronavirus, Rodríguez se sumó a la ola de decepción que despertó entre sus seguidores en Twitter. Ella escribió que no se vacunaría.
«No soy negacionista. Defiendo la libertad, pero con toda la información. Mi partido no es el de los no vacunados, pero creo que el certificado covid es una discriminación», afirma Rodríguez. No es la única polémica que ha protagonizado. En febrero, la diputada no adscrita, que comparte espacio con los nueve parlamentarios expulsados de Adelante Andalucía, colgó de su despacho una bandera de Falange Española y colocó un panel con su emblema que tuvo que retirar en cumplimiento de una orden emitida por la Mesa de la Cámara.
Rodríguez no ha ocultado nunca su simpatía por esta ideología. Admite que antes les votaba. Incluso ha tenido como asesor en el Parlamento de Andalucía al Jefe Nacional de Falange, Norberto Pico, que le sigue aconsejando. Ella se excusa en que también ha tenido asesores de izquierda porque «intento ponerle la menor ideología a los temas que toco. Es lo que menos le importa a la gente. Hago una política que defiende a todos los españoles». De nuevo el relato de la transversalidad.