Podemos y los sindicatos asumen «sin entusiasmo» el pacto de Yolanda Díaz con la CEOE
Fuentes sindicales admiten que el pacto es satisfactorio solo en parte e incluso en Podemos califican de «flojo» el acuerdo
La ministra de Trabajo Yolanda Díaz ha sacado pecho del acuerdo sellado el jueves con los sindicatos y la patronal sobre la nueva reforma laboral. Pero entre sus defensores del sindicato admiten que «no hay entusiasmo» por el pacto, puesto que rebaja algunas expectativas generadas por el texto redactado hace tres años por la socialista Magdalena Valerio. La CEOE se suma al acuerdo, y quien de verdad gana es Pedro Sánchez de cara a Bruselas, según admiten incluso en Unidas Podemos. Algunos en el partido morado hablan de pacto «flojo».
En las horas previas al acuerdo se percibía la tensión en el equipo de Yolanda Díaz. El hecho de que la CEOE fuera la primera entidad a anunciar su firma generó preocupación y dudas, porque la ministra desconocía los detalles del acuerdo. Después se sumaron los sindicatos, aunque en las filas de Comisiones Obreras, la entidad que más apoya a Díaz, llegaban mensajes de cautela y se rebajaba el entusiasmo.
El texto del acuerdo, que deberá ser ratificado por el Consejo de Ministros el próximo 28 de diciembre, para entrar en vigor ya el 1 de enero de 2022, permite a los sindicatos recuperar la centralidad gracias al fortalecimiento del convenio sectorial sobre el de empresa. Pero incluso en el frente sindical admiten que el pacto al que ha llegado Yolanda Díaz representa una rebaja con respecto a lo que propuso la exministra de Trabajo Magdalena Valerio.
Acuerdo «flojo»
«Es flojo», también se limitan a comentar desde Unidas Podemos, a pesar de que Yolanda Díaz comentó que el acuerdo sobre la contrarreforma laboral de 2012, firmada por Mariano Rajoy, representa «una nueva legislación laboral que recupera derechos en favor del trabajo decente».
En el sindicato, de hecho, se lee el nuevo acuerdo de forma agridulce. Los sindicatos creen que la CEOE ha obtenido del Gobierno una renuncia a establecer cualquier porcentaje de temporalidad. Este punto se había convertido en el último escollo de la negociación. El equipo de Díaz, tal y como desveló este diario, había lanzado a Antonio Garamendi algo parecido a un ultimátum. La CEOE aprovechó la situación para salvar las cláusulas de flexibilidad.
La propia ministra de Economía, Nadia Calviño, a quien los morados tachan de «ortodoxa», mostró su satisfacción por el acuerdo. «Vamos a tener un mercado laboral más europeo y más moderno», afirmó la ministra después del acuerdo, además de subrayar que se reduce la precariedad pero se salvaguarda la «flexibilidad» en la contratación.
Tal y como mantuvo Díaz, Pedro Sánchez hizo la «última llamada» para alcanzar el acuerdo. Y es cierto, porque la aprobación de la CEOE sorprendió parcialmente al equipo de Díaz, que tuvo que esperar para conocer los detalles del pacto. Tanto Sánchez como Calviño celebraron el acuerdo porque cumple con los requisitos de Bruselas para recibir los fondos europeos.
Éxito de cara a Bruselas
Desde los sindicatos admiten ese extremo. Consideran que la reforma laboral es, de hecho, sobre todo un «éxito» de cara a la Unión Europea. «El Gobierno saca un nuevo pacto tripartito: una victoria de cara a Bruselas», reconocían desde el frente sindical. Aunque admiten: «La patronal consigue (con un gobierno adverso) rebajar lo ya acordado anteriormente por Magdalena Valerio».
A pesar de que el vaso está medio vacío para los sindicatos, también es cierto que recuperan parte de lo que perdieron en la última normativa aprobada por el Partido Popular. Sobre todo en el ámbito de la negociación colectiva y en la ultractividad, aunque no logran lo esperado en el sector de los despidos y la temporalidad. Aunque los representantes de los trabajadores recuerdan que el acuerdo sectorial por encima del de empresa se cerró gracias a las grandes firma del Ibex35 (sobre todo los bancos), deseoso de blindar el sector laboral frente a posibles invasiones de operadores externos. Díaz logró el apoyo de la grande empresa en este ámbito, tal y como adelantó THE OBJECTIVE, aunque la pequeña y mediana empresa torcía el gesto.
Por otra parte, el sector más duro de la patronal, concretamente el madrileño, ha preferido mantenerse al margen del acuerdo. Aunque según las fuentes sindicales consultadas esto se debe sobre todo a que la CEIM responde políticamente al PP, que prefería que el Gobierno encallara en esta reforma. En las reuniones internas de la CEOE, la sección madrileña se ha abstenido, al igual que la patronal catalana Foment, la del campo Asaja y la de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones). Para estos segmentos la nueva reforma afecta a la «competitividad» y lastra la recuperación.
Nada de «derogación»
La reforma ahora deberá pasar del decreto ley al Congreso de los Diputados, donde tanto Sánchez como Calviño confían en que el preacuerdo no se retoque demasiado. Los sindicatos confían en que la tramitación en el Congreso se pueda incluso mejorar el documento, aunque avisan de que no van ceder a otras rebajas.
En definitiva, desde el sector sindical asumen que no se puede hablar de «derogación» de la reforma de Rajoy, un término que abrazaron Díaz y Podemos pero que últimamente han evitado emplear. Aunque Díaz ha logrado por lo menos que las centrales aprobaran el documento, y si bien su felicidad responde más a la «propaganda», según fuentes sindicales, ahora puede afrontar la segunda fase de la consolidación de su liderazgo: la construcción de su nueva plataforma para las próximas elecciones generales.