Feijóo lideró la avalancha de críticas que forzaron las «excepciones» de Sánchez con las mascarillas
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el presidente gallego criticó en primer lugar, seguido por Castilla y León, Andalucía, Murcia y Aragón
El Gobierno sostiene que había un «amplio consenso» en la medida de retornar a las mascarillas en exteriores, que habían solicitado una gran mayoría de las comunidades autónomas. Pero la realidad fue que solo siete habían planteado esa posibilidad para «hacer algo» más allá de las meras recomendaciones que pretendía Pedro Sánchez hasta la celebración de la Conferencia de Presidentes. Galicia, Castilla y León, Navarra, Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valencia y País Vasco habían recurrido a esta iniciativa para forzar al Gobierno a actuar, en lugar de señalar a los ejecutivos autonómicos.
Sin embargo, una vez recogido el guante por parte del presidente del Gobierno, que la incluyó como la medida estrella de un catálogo de nueve puntos que se aprobó este jueves en un Consejo de Ministros extraordinario, las mismas Comunidades Autónomas lideraron la ofensiva contra la misma por ser fruto de la «improvisación y el marketing gubernamental». Según ha podido saber THE OBJECTIVE, quien abrió fuego en primer lugar fue el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien solicitó «excepciones» pidiendo tener en cuenta al ámbito rural dado que «no es lo mismo las grandes ciudades que los pueblos en los que apenas hay concentración poblacional».
Feijóo abre fuego
«Feijóo fue el más contundente», según diversos presidentes autonómicos consultados por este periódico, pero fue respaldado rápidamente por el presidente de la otra comunidad más despoblada, representante de la España vacía, el castellano-leonés, Alfonso Fernández Mañueco, quien se manifestó partidario de la mascarilla como método de contención pero también señaló que «el problema radica en las aglomeraciones», que no se producen en el entorno rural, lo cual requiere de salvedades.
Según las citadas fuentes autonómicas, a Galicia y Castilla y León le siguieron Andalucía y Murcia en similar dirección pero con menos beligerancia. Tanto el andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, como el murciano, Fernando López Miras, denunciaron la improvisación de que se implementara la iniciativa como golpe de efecto, sin pensar en sus implicaciones. «Sánchez nos dedicó media hora a la vacunación en el tercer mundo y apenas cinco minutos a pasar de puntillas por la vuelta a las mascarillas», denuncian estas fuentes, para quienes «no hay rigor científico detrás de esta medida sino solo improvisación».
Lambán se suma al bloque del PP
A la crítica se le sumó algún representante del PSOE, como el aragonés Javier Lambán, quien se salió del bloque socialista para sumarse a la petición de excepciones. «Fuimos nosotros quienes forzamos la rectificación de Pedro Sánchez», explica uno de los presidentes citados. En su turno de réplica a puerta cerrada, Sánchez corrigió rápidamente el paso asumiendo que «por supuesto, damos por descontado que habrá excepciones que concretaremos en el decreto», relatan estas fuentes, para quienes «Sánchez reculó por la avalancha de críticas, en las que esta vez estaban hasta sus socios», aunque en una dirección contraria.
La Conferencia de Presidentes estuvo marcada por la división en todos sus frentes: del Gobierno con sus socios del PNV y ERC representados en el lehendakari Urkullu y el presidente Aragonès, de País Vasco y Cataluña, con el resto de Comunidades Autónomas, por reclamar dureza máxima para aplicar restricciones de aforos, cierres de hostelería y toques de queda; y de las comunidades del PP entre sí ya que la madrileña, Isabel Díaz Ayuso, discrepó abiertamente de las cuatro comunidades del PP (Galicia, Castilla y León, Andalucía y Murcia) al considerar «una frivolidad la vuelta a la mascarilla, que no tiene base científica».
Sin embargo, el ‘espíritu de Ayuso’ fue ampliamente secundado, no solo por la mayoría de las Comunidades Autónomas, sino por el Gobierno de Pedro Sánchez al descartar ahora el cierre de la hostelería y las restricciones porque «no estamos igual que en 2020» y porque «se ha demostrado que no nos blinda de una nueva ola del virus». Lo único que sí consideran efectivo es actuar, aunque de forma simbólica, en los lugares en los que se producen «aglomeraciones navideñas» que se están registrando en todas las grandes ciudades españolas.
Aluvión de críticas parlamentario
El chaparrón contra el Gobierno se reprodujo este jueves nuevamente en el Congreso de los Diputados, donde los grupos de la oposición denunciaron la «operación de marketing», en palabras del PP; «la medida totalitaria», según Vox; o «insuficiente» según los socios del Ejecutivo como el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, y Joan Baldoví, de Compromís.
El rapapolvos parlamentario forzó el perfil bajo del Gobierno en el Consejo de Ministros extraordinario cuya rueda de prensa se convocó inusualmente a las 11:00 horas, con escaso margen para acudir al Palacio de La Moncloa, y en la que apenas se concedieron cinco preguntas de los medios de comunicación. Tanto la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, como la ministra de Sanidad, Carolina Darias, pusieron el eje de su intervención en la intensificación de la vacunación dejando las mascarillas en un segundo plano.
Tras las dudas suscitadas en torno al supuesto cambio del Real Decreto respecto de la anterior normativa de junio de 2021, la ministra Darias aclaró que «con esta nueva normativa, cada vez que salgamos a la calle tendremos que ir con mascarilla, salvo en un espacio natural o la práctica del deporte individual», frente a la norma de junio que «te permitía la posibilidad de que en exteriores con distancias no se llevara». Una diferencia de 1,5 metros de distancia que ha motivado la entrada en vigor de un nuevo decreto en el Boletín Oficial del Estado.