El Gobierno quiere aprobar la reforma laboral con el apoyo de Cs en sustitución del PNV
Fuentes de Moncloa se abren a la rehabilitación política de Ciudadanos, nueve meses después de la fallida moción en Murcia.
El Ejecutivo no está inquieto, pese a los incipientes avisos que sus socios le envían en cuanto a la dificultad para aprobar la reforma laboral. Este fin de semana el PNV aseguró que «hoy por hoy» no apoyaría la reforma laboral y condiciona su voto a favor a la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales, algo que ha motivado la amenaza directa del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi: si el Gobierno cede ante los nacionalistas vascos, la patronal se levantará de la mesa.
Sin embargo, el Gobierno no da por seguro que el PNV vaya a estar esta vez en la ecuación. Según las fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, «el Gobierno no tiene dudas de que saldrá adelante» pero admiten la «dificultad» del PNV por las presiones de la patronal vasca a aceptar este nuevo marco de relaciones laborales que fija la prevalencia de los convenios de sector sobre los de empresa, si bien mantiene el grueso de la reforma del PP.
Porque lo que el Ejecutivo tiene claro es que «no nos vamos a mover del acuerdo alcanzado con sindicatos y empresarios» y descartan inicialmente abrirse a tramitar el decreto como proyecto de Ley para permitir que los grupos introduzcan mejoras vía enmiendas.
Y es precisamente esa dificultad la que motiva la apertura del foco del Gobierno, que por primera vez desde hace casi un año vuelve a poner a Ciudadanos en su diana de negociaciones parlamentarias. Según las citadas fuentes, «Ciudadanos es consciente de su precaria situación y, puestos a morir, prefieren morir por el centro», único espacio de potencial crecimiento que le podría garantizar una eventual supervivencia política en tanto en cuanto «le permite distanciarse del PP».
Rehabilitación de Cs tras la moción de Murcia
Por ello, nueve meses después de la fallida moción de censura en Murcia (marzo de 2021) que enterró las conversaciones entre el PSOE y Ciudadanos, ambas formaciones volverán a sentarse a negociar por el interés mutuo. Según admitió el portavoz naranja en rueda de prensa en el Congreso, Edmundo Bal, «a este grupo y a este portavoz aún no nos ha llamado nadie para explicarnos la reforma laboral». Aunque en el Gobierno explican que esas llamadas llegarán en el momento preciso, y éste aún no ha llegado, a la espera de la aprobación del real decreto este martes por el Consejo de Ministros, son optimistas respecto a retomar las conversaciones: «Vamos a poder contar con nueve apoyos más».
Entre las razones de su tranquilidad se cuentan también las siguientes: que la luz verde requiere de mayoría simple -más síes que noes-, con lo que no es necesario obtener los 176 que suma la mayoría más uno de la cámara baja y que cuentan con un mes de negociación con los grupos parlamentarios, hasta finales de enero, principios de febrero, para su aprobación, 30 días de plazo legal desde su aprobación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), que se hará efectiva este miércoles 29 de diciembre.
«Jugar con las abstenciones»
Un tiempo suficiente para sumar los apoyos necesarios y «jugar con las abstenciones», ya que la mayoría simple permitiría que sólo con los 155 votos de PSOE y Podemos saliera adelante garantizándose que los votos en contra no sumaran más de esa cifra. En rueda de prensa desde Ferraz, el portavoz de la Ejecutiva, Felipe Sicilia, confió este lunes en «la responsabilidad de todos los grupos parlamentarios para sacar adelante esta reforma laboral», pero fuentes de Moncloa confían en que «como mínimo, las abstenciones de ERC y Bildu estén garantizadas». Y, a partir de ahí, se puede ir escalando hasta la luz verde de algunos de los socios de la alianza Frankenstein.
La novedad, sin embargo, que se desprende de Moncloa y Ferraz es que el Gobierno parece dar por descontado el rechazo del PNV e inicie la operación de rehabilitación de Ciudadanos como interlocutor político, nueve meses después de la fallida moción de censura en Murcia que provocó una absoluta quiebra de confianza con la formación de Inés Arrimadas.