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Yolanda Díaz lo apuesta todo a la 'vía Tsipras' para liberarse de Podemos y los nacionalistas

La ministra de Trabajo quiere impulsar un perfil reformista que no asuste a la UE. Confía en que a medio plazo la reforma laboral sea una baza para su liderazgo

Yolanda Díaz lo apuesta todo a la ‘vía Tsipras’ para liberarse de Podemos y los nacionalistas

Europa Press

La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, lo apuesta todo a la vía Tsipras para lanzar una línea propia que la desmarque de Podemos y los nacionalistas. En ello confían muchos de sus afines tanto en Unidas Podemos como en las filas sindicales que creen que en «el medio y largo plazo» la decisión de aprobar la reforma laboral aunque sea con Ciudadanos le saldrá rentable. Y que, de paso, podrá aprovechar la carambola para «no depender de ERC» e incluso enviar a Bruselas la imagen de una ministra que no asuste a la Unión Europea.

Yolanda Díaz ha asumido las obligaciones de la Unión Europea como un mal menor para aprobar la reforma laboral. Su apuesta por el realismo es ganadora, según las personas que conforman su círculo, aunque esto haya impedido contar con ERC en la votación parlamentaria porque, según ella misma sostuvo en el hemiciclo, se interponían intereses personales y partidistas que alejaron a los independentistas del pacto con Pedro Sánchez

El día en el Congreso fue muy complicado para la ministra. Todo se resolvió con una votación caótica que en el corto plazo puede afectar a la imagen de la gallega, admiten sus afines. Aunque creen que «recuperará», porque ha logrado su objetivo principal de poner su sello en una de las reformas más importantes de la legislatura. «Ha conseguido lo principal: que la reforma se promulgue», afirman fuentes sindicales.

Los afines a Yolanda Díaz: «Sale reforzada»

Antes de la votación los partidarios de Díaz aseguraban que la ministra «sale reforzada» del acuerdo. Y después de la votación se mantienen en esa misma línea. En Podemos, en cambio, no piensan lo mismo y llevan desde el pasado jueves entregando el mensaje de que lo ocurrido en el Congreso golpea la imagen persona de Yolanda Díaz, pero no mancha la imagen del partido.

Irene Montero y Ione Belarra, por ejemplo, creen que Díaz quedó retratada y que se vio su debilidad en la fase de negociación con los nacionalistas. Los morados recuerdan en este sentido que hasta que Pablo Iglesias estuvo en el Ejecutivo la mayoría del bloque de investidura nunca se fragmentó.  

Más allá del pasado jueves, Díaz sabe que debe acelerar en la construcción de su proyecto. No quiere parecer débil y atraer a los sectores interesados en su iniciativa. Una de las claves atañe a diferenciar su figura de la de Pablo Iglesias, en un esquema que algunos describen como ruptura entre los griegos Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis

Las dos puntas de lanza de Syriza se enfrentaron a la UE después de la crisis de 2008, pero Tsipras acabó cediendo y sumándose a la línea del realismo. Varoufakis dimitió de todo y se mantuvo en el papel de la rebeldía, algo que según algunas fuentes puede ocurrir con Iglesias y el tándem Montero-Belarra en el espacio de Unidas Podemos. 

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Una oferta que no asuste la UE

El entorno de la ministra sabe que hay que esperar. Pero también que el pasado jueves fue un antes y un después, un cruce del Rubicón que servirá para impulsar la imagen de una ministra reformista (inspirada en valores de nuevo laborismo), con apoyos internacionales y capaz de renovar la izquierda alternativa al PSOE. Su plan pasa por ensanchar la base electoral, tal y como ocurrió con Podemos hasta 2017, para mirar de frente a los socialistas

El proyecto de Díaz puede acabar «pinchando», creen algunos en Podemos. Pero la suerte está echada, y el equipo técnico de Unai Sordo ha asegurado a Díaz su apoyo. La relación de la ministra con Comisiones Obreras se hizo palpable, mientras que otros diputados de Unidas Podemos ejercen de puente respaldando a la política gallega. La idea que subyace a la estrategia de Díaz se funda en recuperar esa transversalidad que Iglesias perdió cuando, después de 2017, trabajó para sellar una alianza con los nacionalistas.

A finales de diciembre, Díaz declaró en una entrevista para RadioCable: «Yo trabajo para la sociedad en su conjunto y las políticas que despliego son para la mayoría social. Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo al PSOE esa esquinita. Eso es algo como muy pequeño y muy marginal. Yo creo que las políticas que despliego son transversales».

El equipo de Díaz, al igual que algunos parlamentarios y técnicos socialistas, ha entendido que una mayoría alternativa a la del bloque de investidura será difícil de reeditar. Pero creen que ERC no romperá la baraja, y Díaz podrá a partir de ahora ofrecer una imagen de política independiente a las exigencias de los partidos nacionalistas. En definitiva, una lideresa más moderada que se espeje más en Tsipras que en Varoufakis, es decir, en una oferta de izquierda que no asuste a la Unión Europea

Confianza en el medio plazo

Tispras, recuerdan estas fuentes, respaldó al socialista portugués Antonio Costa en su última y exitosa campaña electoral. Varoufakis, en cambio, se ha quedado en una posición de intransigencia. Los estrategas de Díaz creen que si empujan el nuevo proyecto hacia este espacio, la cúpula morada se escorará a la izquierda, y acabará canibalizada por la vía de los hechos por el nuevo «proyecto» de Díaz. 

Hace falta esperar y tener paciencia, repiten desde las filas de Díaz, donde, por otro lado, trabajan para romper las alianzas de Iglesias y Montero en la coalición de Unidas Podemos. Aparece el nombre de Enrique Santiago, líder del PCE, quien según algunas fuentes blindó el apoyo a Díaz en los días previos a la presentación en el Congreso de la reforma laboral.

Santiago, sostienen en el sindicato, ya estaría haciendo algo parecido a un doble juego. Y en el futuro, gracias al papel desempeñado por CCOO, también el PCE deberá doblegarse al liderazgo de la política gallega. Sea como fuere, a partir del pasado jueves se ha abierto una nueva etapa. Y Díaz ha dejado definitivamente claro a todos los observadores de su área política que tiene un objetivo claro: concurrir para la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.  

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