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Castilla y León

Pase lo que pase, Vox gana en Castilla y León

La formación que preside Santiago Abascal cuenta con un único procurador en las Cortes, pero las encuestas le otorgan hasta 13 en las elecciones de este domingo

Pase lo que pase, Vox gana en Castilla y León

Santiago Abascal junto al candidato de Vox en Castilla y León. | Iván Tomé (EFE)

Cuando se celebró el Mundial de Italia en 1990, el candidato de Vox en Castilla y León aún no había nacido. Juan García-Gallardo se perdió un torneo igualado, rácano y marcado por el estilo defensivo que ganó Alemania. Apeados por los germanos en semifinales, el delantero inglés Gary Lineker dejó una frase para la posteridad: «El fútbol es un juego de 11 contra 11 en el que siempre vence Alemania». Un papel que este domingo desempeña la formación verde, que gana en cualquier circunstancia.

Vox cuenta con un único procurador en las Cortes. Su intención es entrar por primera vez en un gobierno, pero todo lo que sea ampliar su representación es ya un triunfo. Lo tiene fácil. Las encuestas deslizan que multiplicará por 10 el número de escaños de los anteriores comicios. La horquilla fluctúa entre los ocho y los 13 procuradores. Los dirigentes más optimistas aseguran a THE OBJECTIVE que confían en alcanzar los 15. Dependerá del número de electores que acudan a las urnas.

Vox y la participación

Si la participación es baja, el premio será mayor para Vox por la alta ideologización de sus votantes. En la formación son conscientes de que será complicado llegar al 16,8% de papeletas que alcanzaron en la región en las últimas generales, pero entre los simpatizantes se ha instalado la idea de que van a colar un gol por la escuadra. García-Gallardo avisó el viernes: «No os confiéis». Los partidos no se acaban hasta que pita el árbitro y las elecciones hasta que cierran las urnas.

Hay quien prefiere tomárselo con cautela porque, pese a la presencia continua del líder nacional en la campaña, la movilización no ha alcanzado las cifras de convocatorias anteriores. Quizás el escenario importa. El órdago separatista ha desaparecido del debate político y la bandera de la Agenda 2030 no levanta las mismas pasiones entre su electorado. Ya lo advirtió José Antonio Ortega Lara en el acto que cerraba la campaña: «España también es una pasión».

Cierre de campaña de la formación verde este viernes en Valladolid. | Foto: Vox

La idea inicial era convertir estas autonómicas en un plebiscito para Santiago Abascal, de ahí su presencia omnipresente en la campaña. De ahí que su candidato en Castilla y León haya hecho las veces de telonero en los encuentros que han compartido. De ahí que el viernes, al acabar el mitin de Valladolid, tras sonar el himno nacional, como en los partidos de la selección, el vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé, se arrancara como speaker improvisado con un pegadizo «Santi Abascal a Moncloa irás».

La campaña arrancó con cierta controversia. Los polémicos tuits de su joven y desconocido candidato lejos de estigmatizarlo sirvieron para darle a conocer entre el electorado. «Me parece una gran idea recuperar a Raúl para la Eurocopa. Hay que heterosexualizar ese deporte lleno de maricones», escribió García-Gallardo hace una década. A pesar de su bajo perfil político, la presencia constante de figuras nacionales en la campaña ha evitado que caiga en fuera de juego.

Cambio de estrategia

García-Gallardo ha contado con la inestimable ayuda de Macarena Olona, uno de los perfiles más sólidos del partido. En Vox son conscientes de que cojean entre el electorado femenino (el Centro de Investigaciones Sociológicas afirma que solo el 36% de sus votantes son mujeres), por eso han reforzado los mensajes dedicados al colectivo. Incluso Iván Espinosa de los Monteros ha reivindicado a las madres trabajadoras del partido.

«La papeleta de Vox es familia», asegura el candidato. El abogado burgalés ha prometido batallar por la natalidad porque «una sociedad sin niños no tiene futuro». También ha deslizado mejoras fiscales para la industria porque «no hay derecho a competir en desventaja con otras comunidades limítrofes» y ayudas al campo. Y como no vivió aquel rácano Mundial de Italia´90, ha pasado al ataque con el candidato del PP: «¿Con quién va a pactar usted? ¿Con los socialistas y los comunistas?»

Una simpatizante se fotografía con Abascal el jueves en León. | Foto: Secundino Pérez (Europa Press)

El objetivo de Vox no ha cambiado en estas dos semanas, aunque sí su estrategia. La formación comenzó la campaña buscando a los desencantados con el PP, pero la acabó volcado en atraer el voto contra la despoblación. Abascal asegura que, cuando toque conformar gobierno, llevará las «reivindicaciones legítimas» de la plataforma España Vaciada a las negociaciones. Por si había alguna duda, en el último acto insistió: «Nosotros vamos a ser decisivos, otros no».

Lo han repetido durante toda la campaña: si el PP quiere volver a gobernar tendrá que incluirles en la ecuación. Vox aspira a sustituir a Ciudadanos como socios de gobierno. A los barones populares no les conmueve la idea. Creen que lastraría sus opciones en futuras convocatorias electorales. No está en sus manos: si Vox puede influir con sus votos en la investidura, a Alfonso Fernández Mañueco no le quedará más remedio que incluirlos en su Ejecutivo.

Repetición electoral

El desenlace será largo, aunque ambos aspirantes se juren amor eterno este San Valentín. Sobre los comicios se cierne el fantasma de una repetición electoral. Una especie de VAR que los dirigentes del PP plantean en caso de que Vox tense la cuerda. Abascal tratará de tomarse su particular venganza por la moción de censura que los de Pablo Casado no apoyaron en 2020. El Mundial de Italia’90 se decidió en un penalti postrero que materializó, como no podía ser de otra manera, un defensa: Andreas Brehme. Entonces era imposible rearbitrar las polémicas.

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