Puigdemont abandona a Borràs y no se pronuncia sobre la desobediencia en el Parlament
El exmandatario catalán huido a Waterloo evita criticar el acatamiento a la legalidad de los independentistas para que no se convierta en un bumerán contra su partido
El silencio de Carles Puigdemont sobre la retirada del escaño al diputado de la CUP, Pau Juvillà, ha logrado irritar a los independentistas más radicales al tiempo que ha resultado un balón de oxígeno para ERC y los sectores de Junts menos favorables a las «desobediencias estériles». La gran perjudicada ha sido Laura Borràs, que ni siquiera ha contado con un mensaje de apoyo del exmandatario huido a Waterloo.
El ahora eurodiputado de Junts no ha dudado en compartir en las redes sociales la caída de España del ranking de «democracias plenas» que elabora The Economist, pero ha evitado criticar a los partidos independentistas por obedecer a la Junta Electoral en la retirada del escaño al diputado cupaire.
Esta inhibición de Puigdemont de la política autonómica no ha tenido buena acogida entre sus máximos defensores, que han tildado su silencio de «irresponsabilidad» y de entrar en las lógicas partidistas que tanta incomprensión generan entre los que llaman a restablecer la «unidad» del independentismo.
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE señalan los difíciles equilibrios dentro de Junts per Catalunya como principal motivo del silencio de Puigdemont. Si bien es cierto que la batalla judicial que mantiene contra el Estado a nivel europeo, y su deseo de volver este 2022 a España, ocupan su día a día, tampoco quiere que una eventual crítica al acatamiento de la legalidad por parte de las fuerzas independentistas se convierta en un bumerán contra su propio partido.
Silencio de la cúpula de Junts
El exmandatario catalán tiene a Jordi Sànchez, secretario general de Junts, como a hombre de su confianza. De hecho, desde octubre de 2021 no ha hecho ninguna alusión a Borràs en su perfil de Twitter y la ha dejado sola en este nuevo capítulo vivido en la Cámara catalana respecto al escaño del diputado de la CUP.
Su abandono no ha sido el único. Nadie de la cúpula de Junts salió a defender a Borràs, ni siquiera Quim Torra (que, como Juvillà, también tuvo que dejar su escaño por ser condenado por desobediencia). Elsa Artadi, portavoz del partido, fue la única en mostrar cierta solidaridad con Borràs al pedir «autocrítica» a todos los partidos independentistas.
Junts lleva tiempo atacando a ERC por su actitud de derrota ante la «represión» y su voluntad de entablar un diálogo con Moncloa que imposibilita cualquier avance hacia la emancipación nacional. Sin embargo, lo que ha demostrado este episodio en el Parlament es que tampoco Junts está dispuesto a desobedecer ni a los tribunales ni a la Junta Electoral Central. Y que Borràs, al fin y al cabo, ha actuado como en su momento Roger Torrent, su antecesor en el cargo. El entonces presidente del Parlament, de ERC, se negó a investir a distancia a Puigdemont y cumplió con la retirada del escaño a Quim Torra. Su actuación suscitó el enfado de Junts. Pero ahora ellos han obrado de la misma forma.
¿Nuevos liderazgos?
Borràs ha intentado defender su conducta asegurando que ni la CUP ni ERC quiso sumarse a una desobediencia colectiva. Como informó este medio, la guerra con la CUP llegó al extremo de que desde Junts empezaron a mandar mensajes en los chats internos afirmando que el único objetivo de los anticapitalistas era «perjudicar a Laura Borràs» y «crear problemas».
Los miembros de Junts en el Ejecutivo catalán, sin embargo, también sostienen que la presidenta del Parlament fue cavando su propia tumba en cada una de sus declaraciones que amagaban una eventual desobediencia. Cabe recordar que Borràs también está pendiente de juicio en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por presunta corrupción y en caso de condena será inhabilitada de su cargo. Por esta razón, su discurso siempre ha sido el de no permitir las «injerencias» de los tribunales, pero nadie la ha acompañado en ese relato.
Con Puigdemont buscando su salida personal para volver a España, y una Borràs que en su partido ya dan por amortizada -pese a que ganó las primarias de Junts y es la líder más fuerte entre las bases-, muchos ven el momento de buscar un nuevo liderazgo para disputar a ERC la hegemonía del espacio nacionalista. Por esta razón, nadie del partido, ni siquiera el líder simbólico Puigdemont, le acompañó en su propósito de desobedecer.