Díaz desafió a Podemos en su único acto en Castilla y León: «Se fue al pueblo de Unai Sordo»
Podemos perdió el segundo procurador en León por un puñado de votos. En el partido morado crece el malestar por la «falta de generosidad» de la ministra
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, elevó su desafió a Podemos incluso en el único acto público al que acudió de la campaña para las elecciones de Castilla y León. El pasado jueves acompañó al candidato de Unidas Podemos, Pablo Fernández, en un pequeño pueblo de menos de mil habitantes, Castronuño, en la provincia de Valladolid. En el partido morado sorprendió la decisión de la ministra que, tal y como desveló este diario, se pactó con el líder del PCE, Enrique Santiago. Lo que se desconocía es que dicho pueblo es el de la familia del secretario general de CCOO, Unai Sordo. Las fuentes sindicales consultadas aseguran que Díaz lo eligió como «guiño» a su aliado.
«Yolanda se fue al pueblo de Unai Sordo», comentan las fuentes consultadas para explicar el porqué de una elección tan extraña para un cierre de campaña. El desembarco de la ministra en Castronuño, de hecho, sorprendió y mucho a los cuadros de Unidas Podemos en la región. Y cabe esperar que también el círculo de la dirección de Madrid interpretara esta decisión como una prueba más de la «falta de generosidad» que achacan a la política gallega.
Díaz, por su parte, tiene sus argumentos para sentirse decepcionada por sus socios y compañeros. La ministra sufre desde hace meses ataques que los suyos enmarcan en una «guerra fría» dirigida por la cúpula morada para debilitarla. El objetivo de Podemos consiste en rebajar sus aspiraciones personales para atarla en corto. Quieren que ceda y abogue por un sistema más colegial, el llamado Frente Amplio, para evitar que Díaz tenga la última palabra en las definiciones de las listas electorales.
Díaz evitó León y Zamora
Sin embargo, la desavenencia entre Díaz y la cúpula morada es cada vez más palpable. Este diario ha informado mucho de ello, a pesar de que a nivel oficial siempre se ha negado la existencia del choque. Hasta las elecciones en Castilla y León. El batacazo electoral del pasado domingo ha abierto la veda por primera vez a un enfrentamiento entre cuadros, diputados y hasta referentes y opinadores afines al mundo morado. Una situación que, como desveló THE OBJECTIVE, amenaza con desembocar en una crisis en el grupo parlamentario.
Podemos asumió el pasado domingo el «mal resultado» en Castilla y León. Las bases del partido estaban desmovilizadas. Algunos apuntaban en los días anteriores a que los comicios serían un «Vietnam», como finalmente ocurrió. Pero Iglesias intentó hasta los últimos minutos dejar abierta la puerta de la esperanza para activar a sus electores. Acudió a varios mítines y como él también viajaron Irene Montero, Ione Belarra y hasta Alberto Garzón. Quien se mantuvo de perfil fue Yolanda Díaz, que, además, solo acudió a un acto en el pueblo de Unai Sordo.
Sordo nació en el País Vasco (Barakaldo, 1972), pero siempre ha mantenido una relación muy estrecha con la localidad vallisoletana, de la que proceden sus padres. A ese pueblo acudió, por ejemplo, hace un año para participar en un encuentro organizado por la radio Cadena Ser. Sordo fue también pregonero en 2017 de las fiestas locales de San Miguel. Ese año Sordo se hizo con la secretaría general del sindicato, después del mandato de Ignacio Fernández Toxo.
Enorme distancia de la cúpula morada
Las fuentes consultadas mantienen que Díaz descartó Zamora, donde al igual que en Castronuño gobierna Izquierda Unida. Pero es más. También evitó León, la ciudad en la que se presentaba Juan Gascón de IU (Pablo Fernández se cambió al último minuto por Valladolid para tener asegurado el escaño). El cabeza de lista de IU perdió el escaño por tan solo 500 votos. Es decir, un puñado de papeletas que algunos en Podemos creen que Díaz hubiera podido activar si hubiera tenido más presencia pública.
Yolanda Díaz, sin embargo, devuelve todos los golpes a los morados. Fuentes cercanas a la ministra sostienen que Díaz no se involucró en la campaña porque no se le pidió que lo hiciera. Y recuerdan que Díaz no participó en la definición de esta campaña. Se trata de una manera para silenciar las críticas que provienen desde el partido morado y que muchos sostienen que sirven para «culparla» de la debacle, y para reivindicar su «libertad» a la hora de elegir su plan. Algo parecido ocurrió en las autonómicas de Galicia en 2020, cuando Podemos endosó a Díaz la responsabilidad del batacazo (el partido se quedó extraparlamentario), y Díaz no tiene intención de volver al mismo debate.
La campaña de Castilla y León, en definitiva, no solo ha servido para certificar la enorme distancia que existe en este momento entre Díaz y la cúpula de Podemos, sino que ha ofrecido a los dirigentes morados más municiones para argumentar que la ministra carece de compromiso y que solo insiste en su proyección personal.
Pablo Iglesias lanzó otro dardo el pasado lunes, cuando dijo que por mucho que tenga visibilidad en los medios de comunicación, esto no es «suficiente» para reflotar el espacio de Unidas Podemos. El problema es que Yolanda Díaz está en otra pantalla: su plan pasa por superar todo lo que ocurrió desde 2015 y abrir una nueva etapa que ayude a refundar la izquierda alternativa al PSOE. Su principal aliado es Unai Sordo, de Comisiones Obreras, tal y como confirma su paso por Castronuño: «Yolanda fue allí porque es el pueblo de Unai. Esto demuestra la estrecha relación con la dirección confederal de CCOO. No fue una casualidad».