La filtración sobre la niñera de Montero alienta las sospechas de 'guerra sucia' en Podemos

La declaración de la exescolta de Irene Montero sobre la existencia de un segundo cargo del partido que presuntamente cuidaba a los hijos de la ministra ha activado algunas alarmas en Podemos. En las altas esferas del partido morado sobrevuela un temor, que apunta a una guerra sucia tanto dentro de Unidas Podemos como en otros sectores del Gobierno socialista. El frente más cercano a Montero trabaja para mejorar la imagen pública de la dirigente tras la salida de Pablo Iglesias. Pero en los últimos días sus defensores sospechan de una maniobra dirigida para debilitarla.

Hace pocos días, en Podemos celebraron el hecho de que Montero había logrado que calara el mensaje de los 20.000 millones de euros para políticas feministas. Fue todo un logro, en opinión de su equipo. Pero no sirvió para calmar la desavenencia con Yolanda Díaz. Y en esta situación la ministra se ha visto salpicada por otra polémica que no esperaba.

El juez del Juzgado número 42 de Madrid está investigando un posible caso de administración desleal vinculado a que una dirigente de Podemos ejercía presuntamente de «niñera» de los hijos de Pablo Iglesias y Montero. Se trataba de Teresa Arévalo, exdiputada y ahora miembro del gabinete de Montero. Pero ahora sospecha que otro cargo también ejercía de niñera.

El martes, la exescolta de Montero habló de Gara Santana, exmiembro del equipo de prensa de Podemos, como otra niñera de Montero. Añadió que incluso se quejaba de ello pero que se veía obligada a ayudar a la pareja que lideraba el partido. Otras fuentes de la formación morada desvelaban a este diario que Santana llegó a acudir al chalet de Galapagar donde residen Iglesias y Montero incluso estando de baja laboral. La propia exescolta de Montero la recogía en el barrio madrileño de Moratalaz para llevarla al municipio madrileño.

El hecho de que la exescolta hablara de la segunda niñera y que además detallara su nombre y apellido sorprendió internamente. Muchos conocían ese caso, como ya desveló el libro Al olor del dinero, pero nadie se esperaba que la exescolta de Podemos hablara de ello. Esta trabajadora cerró un acuerdo extrajudicial (supuestamente de 50.000 euros) con Montero hace dos años, después de una denuncia por despido improcedente y trato laboral «discriminatorio». La contrapartida consistía en guardar silencio sobre todo lo ocurrió hasta su despido.

Polémica que puede durar meses

La exescolta de Montero, sin embargo, decidió «hablar». Y en el partido se preguntan por qué y si alguien la alentó. Máxime porque ahora el juez puede llamar a declarar a la nueva niñera, estirando una polémica que afecta a la imagen de la ministra en un momento muy delicado para Podemos.

«Se quieren cargar a Irene», comentan fuentes moradas convencidas de que detrás de las palabras de la exescolta hay algo o alguien. «Irene maltrataba a Gara, al igual que hacía con Elena [la exescolta]. Por ejemplo humillándolas«, explican las fuentes consultadas, que no obstante van más allá y creen que la declaración de la exescolta no es casual.

«Es raro que haya sacado lo de Gara», comentan. Según algunos, la exescolta pudo recibir algo parecido a un visto bueno para «dar la puntilla» a la ministra de Igualdad. E incluyen en su teoría de la sospecha a altos cargos de la cúpula morada. Los morados recuerdan que Santana mantiene una relación sentimental con Rafa Mayoral, y que el exportavoz de Podemos lleva tiempo alejado de la primera línea. «Rafa ha desaparecido», zanjan. «El problema de Irene es que estorba, ya no suma, y la declaración de la niñera le hace mucho daño», añaden algunas fuentes.

La posibilidad de un fuego amigo contra Montero no se puede excluir en el historial de purgas y batallas internas de Unidas Podemos. Las relaciones con Yolanda Díaz son más que mejorables. Y no está claro si todo el entorno de Pablo Iglesias quiere defender a Montero. Estas dos derivadas son las que esbozan las fuentes consultadas.

«Se está quemando más Yolanda»

Otros miembros del partido, no obstante, defienden a la ministra. Argumentan que es una dirigente exigente y que tanto ella como Iglesias renunciaron a tener una vida privada para liderar el partido. De ahí la petición a sus colaboradores de ejecutar algunas tareas extraordinarias.

Aun así, entre los que defienden a Montero muchos reconocen que su imagen pública está afectada. Podemos preparó una operación relevo en 2018. Sin embargo, ahora muchos saben que Montero no puede aspirar a ser cabeza de lista. Únicamente los que han trabajado codo con codo con ella prefieren no descartar nada, si bien conceden que su llama se ha ido apagando. Pero matizan las lecturas más derrotistas: «En la actual coyuntura, después de la guerra de Ucrania y lo de Marruecos, se está quemando más Yolanda que Irene».

En lo que todos coinciden es que el caso de la niñera golpea duramente a la imagen pública de Montero. La ministra es la peor valorada por los españoles según el CIS (3,9 puntos), por detrás de Belarra y Alberto Garzón, también de Unidas Podemos. Es por ello que, además de la guerra sucia interna, nadie excluye la mano socialista en el asunto.

La dirección morada está convencida de que Sánchez quiere excluir del Gobierno a los ministros morados, y por esto calculan al milímetro su protesta por temas como el Sáhara, la política exterior y la energía. No quieren dar al PSOE la excusa para echarles del Ejecutivo. Pero en la Moncloa (después de la salida de Iván Redondo) y en ministerios de pesos socialistas admiten que la presencia de los ministros en el Consejo no ayuda al presidente. Crecen la tensión y las sospechas en la coalición de Gobierno.