Podemos celebra a medias el plan de ayudas de Sánchez: «Si estuviéramos en la Moncloa…»

Los ministros de Unidas Podemos celebran pero solo en parte las medidas que Pedro Sánchez ha anunciado para atajar la crisis. Los morados quieren poner su «sello» en el paquete de 16.000 millones de euros previstos (entre ayudas directas y créditos ICO) para paliar los efectos derivados de la guerra en Ucrania. La conclusión a la que llegan en Unidas Podemos es de parcial optimismo. Los morados creen que mucho se debe a su presencia en el Ejecutivo, aunque recalcan que no hay que perder la «ambición» para que el esfuerzo público sea mayor. La negociación interna se desbloqueó el domingo, después de muchas protestas y un enfriamiento preocupante de las relaciones entre socios. En Podemos creen que Sánchez ahora va por el buen camino, aunque mantienen que si estuvieran en la sala de máquinas de la Moncloa las ayudas serían mayores.

Podemos cree que el anuncio de Sánchez, que incluye ayudas para el alquiler (con topes al aumento en función del IPC), el precio de la gasolina y de la energía, es un buen comienzo. Los morados celebraron el pasado 11 de marzo un Consejo Ciudadano Estatal, máximo órgano entre congresos, para presionar a Sánchez. Las dos semanas siguientes fueron muy complicadas. Podemos se vio ninguneado en muchas decisiones de calado, desde el aumento del gasto en Defensa hasta el giro diplomático con Marruecos. Pero intentó centrar sus exigencias en el «escudo social» para frenar la crisis.

Ione Belarra, ministra de Derechos sociales y secretaria general de Podemos, buscó emular a Pablo Iglesias durante la pandemia. En aquel momento, Iglesias hizo de todo para que no se asociara la crisis de la pandemia con el crack financiero de 2008. No quería pasar a la historia como el político de los recortes. Sánchez tampoco. De ahí que desde 2020 el gasto público se ha disparado, con la consecuente y notable subida de la deuda pública (hasta superar el 120%). Una situación de fragilidad que, según los expertos, puede explotar en verano cuando el Banco Central Europeo deje de comprar deuda.

Pero para Podemos no hay que perder de vista el presente. Y aseguran que incluso se puede hacer más. En esto se mueven los dirigente morados. Fuentes de Podemos admiten que «esta vez sí que el Gobierno ha hecho un esfuerzo para tener medidas progresistas». Mencionan el aumento del ingreso mínimo vital y la defensa del empleo. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, centró sus exigencias en impedir el despido objetivo. Sánchez suscribió esta petición.

Con las eléctricas, Podemos quería más contundencias, aunque confían en que el presidente acabará «recortando los beneficios» de dichas empresas. El pasado lunes, el grueso de las empresas del Ibex boicotearon el acto de Sánchez. Aunque para Podemos no es suficiente.

«Si estuviéramos en la Moncloa»

La lucha interna en el Ejecutivo no ha terminado. «Si estuviera Podemos en Moncloa habría mucho más ambición con algunas medidas», comentan fuentes moradas. Este sería el programa máximo. Aunque Podemos ha aprendido a tirar de pragmatismo: «Pero más o menos [el plan de Sánchez] está bien», deslizan a la vez que sacan pecho de sus presiones. «Tiene buena pinta», ofrecen con algo de optimismo.

Con respecto al gas pone sobre la mesa un límite por encima del previsto en la Moncloa: alrededor de 30 euros el megavatio/hora para que el precio final en el mercado mayorista esté en torno a los 100 euros. Aunque los morados asumen la derrota en dos de sus medidas estrellas. El cheque de 300 euros para hacer frente a la factura de la luz o la detracción directa de los beneficios de las eléctricas en función de la fluctuación del gas (llamados también «beneficios caídos del cielo») difícilmente formarán parte del plan-Sánchez.

Según pudo saber THE OBJECTIVE, las peticiones de los morados y los canales de comunicación internos fueron ignorados prácticamente hasta el pasado domingo. Entonces el Ejecutivo explicó que se estaban manteniendo reuniones a varios niveles con exponentes de Unidas Podemos. Los más activos fueron Josep Vendrell y Joacquín Pérez Rey, ambos vinculados a Yolanda Díaz. Nacho Álvarez participó en dichas reuniones en nombre de Podemos.

Los morados admiten que conocerán la letra pequeña del programa de Sánchez solo el martes en la reunión del Consejo de Ministros. Es la prueba de que aunque la Moncloa haya compartido algo de protagonismo con sus socios, sigue controlando las políticas públicas de calado.

El «sello» de Podemos

Hasta la semana pasada, Podemos denunciaba que el equipo de Sánchez ocultaba sus planes. Díaz habló de «opacidad», y el choque interno se escenificó en el Congreso. Podemos apostó por una oposición interna más dura, mientras que Díaz insistió en su vía de la moderación. Díaz es la que más gana de la presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo, admiten varias fuentes del partido morado. Pero todo apunta a que la dirección descarta de momento grandes saltos en el vacío, como podría ser romper antes de tiempo la coalición.

Aun así, Unidas Podemos presume de «presión» sobre Sánchez. Entre otras cosas porque sabe que si el Gobierno adopta ingentes ayudas públicas, lo mejor es compartir esas políticas. Pero también que hace falta un esfuerzo notable para evitar protestas populares en la delicada coyuntura. Los morados cuestionaron por ejemplo los portazos que dio el PSOE a la huelga de transportistas. El enfado social subió, y para Podemos la ministra de Transportes -y la Moncloa- fue culpable de subestimar el efecto llamada. Pablo Iglesias, y después Yolanda Díaz, avisaron al respecto.

El viernes por la noche, Belarra lanzó un mensaje de distensión. Agradeció públicamente al presidente por su trabajo en Europa. Y pocas horas después se abrieron los primeros canales de coordinación para pactar las medidas contra la crisis. El lunes, la ministra de Podemos añadió: «Estamos satisfechas con el resultado del decreto, lleva nuestro sello. Hay medidas que no van tan lejos como nos habría gustado, pero el sello en este decreto es muy claro«. Algo es algo, después de los temblores de los últimos días y de que se abriera internamente algo parecido a un debate sobre la permanencia en el Ejecutivo, tal y como desveló THE OBJECTIVE.