La crisis económica pone en jaque el perfil conciliador de Yolanda Díaz
El sector cercano a la ministra cree que su indefinición ideológica es una ventaja, pero en Podemos alegan que la gallega pierde fuelle
La crisis económica pone a prueba el perfil conciliador de la ministra de Trabajo y vicepresidenta Yolanda Díaz. Cuando llegó a la vicepresidencia, hace exactamente un año, el Ejecutivo estaba convencido de poder remontar el ciclo económico de la crisis del coronavirus. Desde la Unión Europea se esperaban inyecciones millonarias. Pero doce meses después todo ha cambiado. Fuentes de Unidas Podemos empiezan a preguntarse en conversación con THE OBJECTIVE sobre el perfil moderado de Díaz en el nuevo contexto. Aunque los afines a la ministra creen que la crisis no afectará su proyección pública.
La dirigente gallega, que ejerce de candidata in pectore de Unidas Podemos para las próximas elecciones generales (a la espera de definir los equilibrios internos a la coalición), lo apostó todo a la moderación. Quiso ofrecer una imagen diferente de la de Pablo Iglesias. Pidió a sus diputados enterrar el estilo duro en el Congreso y en las redes sociales (algo que duró poco). Se desprendió del exestratega de Iglesias, Juanma del Olmo, inventor del Tramabús. Y se rodeó de perfiles más moderados: el exerrejonista Rodrigo Amírola y el el colauista Josep Vendrell.
«Ya no es el tiempo de Yolanda»
Díaz había llegado para imponer un nuevo estilo: el de la comunista de guante blanco, muy alejada de la indignación de los comienzos de Podemos. Pero la crisis económica pone en cuestión esta estrategia. O, por lo menos, esto es lo que opinan fuentes de Podemos. «Ya no es el tiempo de Yolanda», argumentan dichas fuentes.
En opinión de estos miembros del partido morado, la dirigente ha tardado demasiado en lanzar su proyecto, y eso lastrará su proyección: «Llega sin los deberes hechos a un momento de cabreo».
El pasado miércoles, en los pasillos del Congreso de los Diputados y ante las cámaras de los medios de comunicación, podían apreciarse los rostros cansados de los principales ministros socialistas encargados de aguantar la embestida de la crisis económica. Sobre todo, Nadia Calviño, Teresa Ribera y María Jesús Montero. Yolanda Díaz, otra dirigente que en teoría debería estar más expuestas en la nueva coyuntura, intentó ponerse de perfil.
La coyuntura es nueva para Díaz, y queda por aclarar su papel en ella. Su núcleo duro piensa que la caída electoral de Podemos se debe a que Iglesias estaba «desgastado». El secretario general de Podemos hizo de la polarización su principal arma política. Pero, llegado al Gobierno, no supo desprenderse de ella. Su primera heredera, Irene Montero, lidera el ranking de los miembros del Gobierno peor valorados. Díaz está entre los que cosechan mejores notas. Pero, ¿hasta cuándo puede durar la luna de miel con los votantes?
La indefinición ideológica, ¿una ventaja?
Los afines a la ministra creen que Díaz no debe desprenderse del papel conciliador. Su indefinición ideológica es, sostienen, un elemento de fortaleza en el contexto actual. Y el hecho de que todavía no haya lanzado su gira por los territorios, otra ventaja.
«El tiempo corre a favor de Yolanda Díaz», argumentan fuentes conocedoras de la estrategia de la gallega. En su opinión, la ministra actuó con «inteligencia» durante la huelga de los transportistas al huir de las asociaciones con un supuesto movimiento de extrema derecha. Díaz entendió el malestar de los trabajadores, y logró evitar el enfrentamiento. Es decir, mantuvo fe al principio de moderación.
Otra cosa es la táctica político-electoral. En este contexto, todo apunta a que Díaz, después de haberse puesto de perfil en Castilla y León, hará lo mismo en Andalucía. Y en cuanto al retraso en su gira por los territorios, sus afines son tajantes: «El tiempo corre a su favor. Para una candidatura estatal solo necesitas unos cabezas de cartel que se adhieran a su plataforma y ya está. Y a Podemos será una trágala, esta es la operación«.
Desde Izquierda Unida, donde sus dirigentes se dividen entre los entusiastas de la gallega y los que observan con reticencia los bandazos continuos de Alberto Garzón, comentan: «La crisis está dañando a todos. De esto no se libra nada, y sería falso decir que Yolanda será la más afectada. El problema es que Podemos no están en la ecuación y en el tablero. Han desaparecido. No hay nada más que las bravuconadas de Pablo Iglesias en la Cadena Ser. La situación es complicada para todos, y no más para Yolanda».
Estancamiento electoral
Pero en Podemos insisten. El perfil de Yolanda Díaz puede perder atractivo en un momento de crisis económica. Y será complicado para la dirigente modificar su imagen. Los otros ministros morados, como Irene Montero y Ione Belarra, de hecho, ya están intentando darle el sorpasso en el ámbito del llamado «escudo social». Buscan rentabilizar las medidas sociales del Gobierno para dar la idea de que ellas las han favorecido.
Se acercan tiempos difíciles para la clase trabajadora y las personas menos adinerada. Los alquileres se revalorizan al alza por el IPC, pero los salarios siguen congelados. La gasolina sube cada día y los expertos prevén una alza de la inflación para todo el año. El Ejecutivo rojo-morado, que hace tan solo pocas semanas se sentía más fuerte que nunca, acaba de entrar en una tormenta perfecta que puede durar mucho tiempo.
Díaz deberá capear la crisis decidiendo si mantener fe a su perfil moderado o recuperar el discurso más beligerante. Una encrucijada difícil de resolver, puesto que lo único que quiere es evitar salir del Ejecutivo. De ello son conscientes todos en su entorno más cercano. Aunque en Podemos advierten de que el estancamiento de los sondeos (meses sin romper el umbral del 12%) ya no es por culpa de Iglesias, sino por el perfil moderado de Yolanda Díaz que no convence. «Llega sin los deberes hechos a un momento de cabreo», repiten.