El PSOE andaluz teme que la comparecencia del Sáhara de Sánchez dé la puntilla a Espadas
Miembros del PSOE andaluz vinculan la desmovilización al giro histórico con Marruecos: «Eso aquí nos ha hecho muchísimo daño»
Le llaman la campaña de la «tormenta perfecta» porque todos los posibles factores de riesgo se han aliado contra su candidato, Juan Espadas. El informe del Supremo sobre los indultos, el pacto del PSC sobre el castellano, el acuerdo de PSOE y ERC en el Senado para despenalizar las injurias al Rey… Material altamente sensible en una de las comunidades más conservadoras del PSOE, contraria a los pactos con Podemos y los independentistas y en la que el PSOE ha alzado históricamente la voz contra las primeras decisiones de Pedro Sánchez. Pero lo que verdaderamente genera preocupación en el momento presente es el Sáhara.
Fuentes del PSOE andaluz consultadas por THE OBJECTIVE vinculan el giro histórico de Pedro Sánchez tras su pacto con Marruecos a la altísima desmovilización del votante progresista. «Esto nos ha hecho muchísimo daño, la gente aquí no lo entiende y no se ha explicado bien ni suficientemente», explican con desazón miembros de la federación que se ha sumido entre el desánimo y el desconcierto. «Aquí todos somos amigos del pueblo saharaui o lo hemos sido en algún momento», colaborando con una causa que le es más próxima por cuestiones de cercanía geográfica pero también emocional.
El miércoles vuelve el Sáhara
Las citadas fuentes rebajan los efectos que otras cuestiones puedan tener en el electorado: «No creo que los indultos tengan coste ya… Y el PSC y sus pactos con ERC pillan muy lejos», a diferencia de un asunto con el que el PSOE andaluz está muy sensibilizado, hasta el punto de acoger en sus propias familias a militantes saharauis o participar en campañas de acogida en ayuntamientos o escuelas.
De ahí que al análisis de las posibles causas de desánimo y participación del votante socialista se le sumen las consecuencias futuras de la comparecencia que el próximo miércoles tendrá lugar en el Congreso de los Diputados. Forzado por el PP y otros grupos de la oposición, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá en el pleno de la Cámara Baja para informar sobre el giro histórico de su política exterior en el Sáhara por su reciente pacto con Marruecos y su posterior viaje a Rabat el pasado 7 de abril. Un asunto que parecía haber pasado al olvido y que resurgirá nuevamente una vez iniciada la campaña electoral andaluza, ya de por sí perdida para la dirección socialista de Ferraz.
Los vínculos con Pegasus
Una cuestión que se ha visto empañada por el escándalo reciente de Pegasus y la polémica de la brecha de seguridad en los móviles del presidente del Gobierno y sus ministros de Defensa e Interior, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska. El Gobierno siempre ha defendido que el origen del espionaje estuvo en un actor externo, dando alas a la teoría de que pudiera ser nuestro vecino Marruecos, lo cual establecería una relación causa efecto entre el espionaje y el acuerdo reciente sobre el Sáhara.
El agravante de todo ello se produjo el pasado viernes cuando el régimen alauita confirmó que el asunto fundamental del acuerdo pactado entre el presidente Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI queda sin efectos: no habrá restablecimiento de las aduanas comerciales en Ceuta y Melilla. Un varapalo notable habida cuenta de que el Gobierno aceptó en consecuencia alinearse con las tesis marroquíes en el conflicto del Sáhara Occidental renunciando a la celebración de un referéndum, como pide la misión Minurso de Naciones Unidas.
Los socialistas andaluces temen que esta sesión sea la puntilla de la campaña de Espadas, que es «un tío moderado, el que mejor desempeñaría el papel de presidente de la Junta, pero que se está viendo penalizado por la política de Pedro Sánchez a escala nacional», desde los indultos, los pactos con Podemos y ERC y ahora incluso la política internacional en Marruecos, que también tendrá efectos en Andalucía. Un pleno en el que el presidente Sánchez será cuestionado porque ni siquiera el giro histórico en el Sáhara ha servido para aplacar los ánimos de Marruecos apenas dos meses después de su viaje express a Rabat, que Moncloa tildó de histórico. Una «tormenta perfecta» que augura una histórica debacle en San Vicente.