Piden reparación para el "daño psicológico" que sufrieron los agentes destinados en País Vasco y Navarra durante los años de ETA
Muchos policías y guardias civiles cayeron en el alcohol o el suicidio a causa de la «tortura» que sufrieron por parte de la banda y de la sociedad vasca
Muchos policías y guardias civiles cayeron en el alcohol o el suicidio a causa de la «tortura» que sufrieron por parte de la banda y de la sociedad vasca
Asociaciones de distintos cuerpos policiales han reivindicado reconocimiento, justicia y reparación para los agentes víctimas del conocido como «síndrome del norte» que afectó psicológicamente a numerosos agentes en País Vasco y Navarra que sufrieron hostigamiento, amenazas y coacciones durante los años del terrorismo de ETA.
«Hay una categoría de víctimas que no se ven», ha lamentado el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria, Florencio Domínguez, durante unas jornadas sobre el «síndrome del norte» organizadas para visibilizar a tantos agentes que han padecido trastornos psicológicos por los daños provocados por ETA y su entorno y que no reflejan las estadísticas.
Uno de los ponentes de las jornadas, Julio Ribero, presidente de la plataforma Mila Esker de la Ertzaintza, ha señalado que la «tortura de ETA» hacia los agentes ha supuesto «la mayor vulneración de derechos humanos», entre los que ha citado el derecho a la integración física y moral, el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, al trabajo o a la igualdad.
Ha relatado que los policías, además de ser sometidos a una presión constante por el riesgo de sufrir atentados y de ser asesinados «vilmente», sufrieron también una desestabilización de sus vidas personales, de las relaciones sociales y familiares por el hecho simplemente de escoger la profesión de policía.
«El hecho de vestir un uniforme fuera del color que fuera y combatir el terror para garantizar la seguridad de la sociedad les hizo ser objetivo prioritario de la banda y de su entorno», y también a sus familias, que fueron objeto de un «linchamiento público» por parte de un sector de la sociedad vasca y navarra, ha indicado.
El caso de la Ertzaintza
En el caso particular de los ertzainas, ha dicho, su destino en País Vasco no era temporal como en el caso de la Policía Nacional o la Guardia Civil, y además de los 15 asesinatos de agentes autonómicos y de las «más de 1.300 acciones de violencia callejera», ellos y sus familias sufrieron quemas de sus coches particulares, pintadas en los barrios, insultos y agresiones.
El entorno de la izquierda abertzale, ha continuado, «consiguió su objetivo», es decir, llevar a cabo «un confinamiento social de los ertzainas», una situación cronificada que produjo el abandono del cuerpo de muchos compañeros y cambios en la forma de vida.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (Acfsevt), Francisco Zaragoza, ha recordado también a las familias de los agentes desplazados a País Vasco y Navarra durante esos años que también sufrieron el acoso y el aislamiento de la sociedad.
Muchos de esos policías nacionales y guardias civiles, ha señalado, han caído en las drogas, el alcohol y el suicidio y «todavía hoy están sin reconocer como víctimas del terrorismo» y tampoco han recibido ayudas de la Administración.
Fuente: EFE.