El CNI desmiente que Marruecos chantajeara a Sánchez con información robada con Pegasus
La Inteligencia española no duda de la autoría de Rabat, aunque rechaza admitirlo públicamente
El espionaje al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el software de espionaje Pegasus abrió una de las crisis más sensibles a las que se ha enfrentado el Ejecutivo durante la legislatura más movida de los últimos años. Los más de dos gigas que fueron sustraídos (de los que aún no se conoce nada, ni en qué consistían ni si se trataba de contenido secreto) del teléfono del líder socialista han abierto la puerta a las dudas y a las especulaciones, entre ellas las de un posible chantaje por parte de Marruecos con información sensible para explicar el viraje sobre el Sáhara Occidental.
Sin embargo, esta teoría (defendida por el Partido Popular en diferentes ocasiones e incluso en cámara parlamentaria) parece quedar descartada tras las informaciones que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) maneja al respecto y que apuntan, según señala el diario El Confidencial a que el organismo descarta de plano que se pudiera dar esta situación.
Fuentes consultadas por el citado medio apuntan a que la Inteligencia española no se considera responsable de los fallos de seguridad en los dispositivos de varios ministros, ya que de forma habitual se realizaban revisiones a estos aparatos para limpiarlos de cualquier amenaza.
El CNI no admite públicamente la responsabilidad de Marruecos
La responsabilidad de Rabat en la crisis de Pegasus no está en duda en el Centro Nacional de Inteligencia, quienes ven completamente verosímil que los servicios marroquíes fueran los que infectaron los teléfonos del Ejecutivo, en especial si se tiene en cuenta que las carteras espiadas resultaban especialmente sensibles durante la crisis con el país vecino (Interior y Defensa).
El cuerpo de Inteligencia español apunta a que estos hechos se han venido produciendo a causa de varias razones, entre ellas los fallos de la gestión del equipo del presidente Sánchez en temas tan sensibles como la crisis con Marruecos del pasado mes de mayo o en la entrada del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, sin avisar previamente a España.
Tal es así que las crisis a las que ha enfrentado el país han ‘quemado’ a varios miembros cercanos al presidente, como el ministro Félix Bolaños (que tendrá que explicar ante la Justicia las informaciones sobre Pegasus que el Ejecutivo ha rechazado explicar en el Congreso), la ministra Margarita Robles (que tuvo que cesar a la exdirectora del CNI Paz Esteban por este hecho bajo el pretexto de una renovación en el cuerpo) o al ministro José Manuel Albares, el último gran damnificado.
La situación del titular de Exteriores, hombre fuerte de Sánchez que él mismo atrajo a la Moncloa tras su paso por París como embajador para sustituir a Arancha González Laya (dañada por el caso Ghali), resulta crítica. Tras defender la propuesta de autonomía sobre el Sáhara Occidental y deslizar, en consonancia con la ministra Calviño, el papel que juega Rusia en la crisis abierta con España.
La prensa argelina ha tildado a Albares de pirómano por sostener esta posibilidad. Mientras, la oposición pide su comparecencia para aclarar un nuevo problema, en esta ocasión las relaciones con Argelia y un posible corte del gas.