Día de furia en prisión: dos presos peligrosos protagonizan cinco agresiones en 24 horas
Un preso, excampeón de boxeo y condenado por asesinato, dio una paliza sin mediar palabra a un funcionario de la prisión de Estremera, provocándole graves heridas
Los últimos días en los centros penitenciarios de Estremera (Madrid), Valencia y Murcia II han sido especialmente crudos para los funcionarios de prisiones. En menos de 24 horas, cinco trabajadores han sufrido una agresión por parte de dos presos de gran peligrosidad, según denuncia la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP). Una cifra que se eleva a siete si se tiene en cuenta el intento de asesinato que perpetró hace unos días un preso yihadista contra un funcionario en la mencionada prisión murciana, donde también fue agredido otro guardia.
Uno de los ataques más graves se produjo el martes pasado a manos de Jesús Romero, más conocido como El Nene, un excampeón español de boxeo tailandés condenado por un delito de intento de homicidio a un guardia de seguridad; y que poco después de entrar en la prisión de Soto del Real en 2018 asesinó a golpes a su compañero de celda por un problema con las literas que compartían.
Cuando se encontraba en el módulo de enfermería de la prisión de Estremera, donde este interno cumple pena, sin mediar palabra, Jesús Romero empezó a propinar puñetazos y patadas por la cabeza y por todo el cuerpo al funcionario de servicio del mencionado departamento, causándole un traumatismo craneoencefálico y cervical, sostienen fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE. La rápida intervención de otros trabajadores así como de otros presos que se encontraban en ese momento en la Enfermería evitó que la agresión fuese a más.
Funcionarios e internos redujeron al deportista convicto y procedieron a aislarlo en una celda mientras los servicios médicos atendían a la víctima, que fue trasladada al hospital, donde evoluciona favorablemente. En el caso del campeón de boxeo, poco después fue ingresado en la unidad psiquiátrica del Hospital Gregorio Marañón. Desde la APFP exigen que el preso cumpla pena en un centro psiquiátrico y no en uno penitenciario, habida cuenta del historial tanto deportivo como delictivo del interno. «Todo se debe a la mala gestión en la clasificación por parte de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias», critican.
Agresión en Valencia
A pocas horas de esta agresión, a 300 kilómetros de este centro, en el módulo 28 de la prisión valenciana, otro preso arremetía brutalmente contra cuatro funcionarios. Al parecer, el interno estaba llamando a su pareja y el funcionario de servicio le ordenó que se calmase y finalizase la llamada. Acto seguido, el preso reaccionó con gran agresividad y le golpeó la mano. Los jefes de servicio y otros trabajadores intentaron mediar sin éxito. El recluso terminó propinando patadas y puñetazos a todos ellos hasta que finalmente fue reducido.
Uno de ellos presenta un fractura en el pómulo, otro tiene golpes en la cara, varios cardenales y una posible pérdida dental; mientras que el resto presenta hematomas en la mano y en el antebrazo. Los cuatro fueron trasladados al hospital y uno de ellos aún permanece ingresado por la gravedad de las heridas.
Corte en el cuello
Solo cuatro días antes, un preso yihadista había intentado degollar a un funcionario en el módulo 9 de la prisión de Murcia II. En segundo grado, dentro del Fichero de Especial Seguimiento y con un gran historial delictivo de agresiones a otros empleados penitenciarios, el recluso atacó de improviso a la víctima, que se protegió con la mano y también sufrió heridas en un dedo, además del cuello.
Para frenar el intento de asesinato, según califica la APFP, otros miembros del servicio entraron en la sala con escudos y material antidisturbios para reducir al interno, que pese a ser finalmente reducido, logró agredir a otro funcionario dándole un patada en la cara. Desde este sindicato penitenciario, en palabras de su portavoz, Rafael Paniza, sostienen que las agresiones son el resultado del «abandono sistemático» que el colectivo de trabajadores padece por parte de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias (SSIIP) y del Ministerio del Interior. «No les importan nada las agresiones, los insultos, las amenazas… Solo se dedican a sacar órdenes que dificultan mantener el orden y la autoridad en las prisiones y así es imposible trabajar», critica.
Una agresión cada 36 horas
Cada 36 horas se produce al menos una agresión contra un funcionario de una de las 65 cárceles gestionadas por el Gobierno central. Según se desgrana de las estadísticas anuales que recaba la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, órgano dependiente del Ministerio del Interior, en la última década [2011-2021] estos trabajadores han sufrido un total de 2.913 agresiones, lo que les convierte en el colectivo profesional de la Administración Pública que más ataques soporta al año. Si se tienen en cuenta las cifras de años anteriores, en concreto desde 2004, el dato asciende hasta las 6351.
Pese a que son elevados, estos datos no reflejan el número real de todas las dificultades a las que se han enfrentado estos funcionarios en los últimos diez años. En 2017, Instituciones Penitenciarias, bajo el mando del exsecretario general Ángel Yuste, aprobó el protocolo específico de actuación frente a las agresiones en los cárceles. Un documento que, según critican los sindicatos, puso trabas a la cuantificación exacta de los ataques a funcionarios. En concreto, limitó estos a aquellos que solo supusieran una lesión física al trabajador penitenciario. De este modo, en la cifra de las casi 3.000 agresiones que ha sufrido este colectivo en la última década, no se han tenido en cuenta, posiblemente, cientos de episodios protagonizados por los reos, critican los sindicatos.