Díaz quiso cerrar la regasificadora clave para que Sánchez envíe energía a Alemania
Díaz arremetió hasta 2019 contra la planta de Mugardos, esencial para la captación de gas de Estados Unidos. Los trabajadores la acusaron de «mentir»
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, intentó durante años cerrar la regasificadora de Mugardos, en Ferrol, que ahora Pedro Sánchez quiere aprovechar para «ayudar» a Alemania. La polémica viene de lejos, cuando la política gallega colideraba la coalición nacional-izquierdista de AGE. Pero la dirigente gallega siguió con sus críticas hasta 2019, poco antes de las últimas elecciones generales. Ahora, sin embargo, guarda silencio. La planta recibe a día de hoy uno de cada tres barcos de Estados Unidos con gas licuado que Sánchez quiere enviar a Alemania para convertir a España en el hub energético europeo.
El presidente del Partido Popular Alberto Núñez Feijóo mencionó el pasado martes en el debate con Sánchez esa planta. Recordó su trabajo para mantener abierta la instalación frente a las presiones de Yolanda Díaz (que no mencionó directamente). Lo cierto es que Díaz lleva años acusando a la instalación en Mugardos de representar un serio problema ambiental para la provincia de Ferrol. Llegó a calificarla de «bomba de relojería». Díaz centraba su ataque en la empresa Reganosa, responsable de la planta: «Son los corruptos los que permiten que Reganosa siga en nuestra ría», afirmaba la ministra antes de llegar a Madrid con las confluencias de las Mareas y Podemos.
Los ataques de Díaz se mantuvieron en el Congreso de los Diputados. La política gallega insistió en atacar a Reganosa, una situación que según fuentes cercanas a la ministra generó cierto malestar entre sus partidarios, puesto que ponía en peligro centenares de puestos de trabajo. Izquierda Unida en Galicia, por ejemplo, evitó sumarse a los ataques de Díaz cuando la ahora ministra estaba buscando su reeleción en 2019.
Trabajadores contra Díaz: «Es una vividora de lo público»
El Comité de empresa de Reganosa, por otro lado, atacó duramente a Díaz. En octubre de 2019, antes de que se firmara el pacto de gobierno con Sánchez, ese comité de empresa calificó a Díaz de «una política profesional, desacreditada y vividora de lo público». Díaz ya había dejado su escaño por La Coruña y se presentaba a las elecciones de noviembre en Pontevedra. «Un escaño seguro», aseguran fuentes conocedoras de ese cambio, señalando los problemas de la dirigente ferrolana con su provincia natal.
El Comité de empresa de Reganosa fue tajante en dicho comunicado. Acusó a Díaz de «mentir»: «Una constante en su carrera sobre la moqueta, solicitando la destrucción de centenares de puestos de trabajo en la que es su tierra natal, aun que ahora, por intereses personales, se tiene desentendido de ella para conservar sus ingresos públicos y privilegiados como diputada por la provincia de Pontevedra«, añadió.
Los trabajadores reivindicaron que en doce años funcionando la planta «no se produjo ni una sola afección al medio natural». Sostuvieron que Díaz anteponía su carrera profesional a los puestos de trabajo en la ría de Ferrol. Y que lo hacía con la impunidad de quien cambia de circunscripción electoral por fines personales: «Lamentamos la corrupción de valores de Yolanda Díaz y, ya que nosotros no lo podemos hacer, invitamos a los gallegos de Pontevedra a corresponderla en las urnas el próximo 10 de noviembre», afirmaron. Dos años más tarde, el gobierno de Pedro Sánchez acabó dándoles la razón, aprobando la declaración ambiental de Reganosa.
Seis regasificadoras activas
La gran paradoja es que ahora, tras el estallido de la guerra en Ucrania, las seis regasificadoras españolas (Bilbao, Barcelona, Huelva, Sagunto, Cartagena y Mugardos) se han convertido en estratégicas para el planteamiento europeo de Sánchez. El presidente del Gobierno aspira a hacer acopio de gas licuado para convertirlo en gaseoso, y de ahí enviarlo a los países europeos más necesitados.
Sánchez busca convertir a España en el hub energético de Europa, y por ello ha propuesto acabar la infraestructura del MidCat, para enviarlo a Alemania y permitir al país teutónico sobrevivir al invierno sin el gas ruso. Y en ese planteamiento la regasificadora de Mugardos es estratégica, puesto que recibe uno de cada tres barcos provenientes de Estados Unidos. El gas licuado llega a 160 grados bajo cero y pasa a los dos enormes tanques de la planta, donde se activa el sistema para devolverlo a su estado natural, y repartirlo por todo el país
Los últimos datos oficiales destacan que la planta de Ferrol es la que más creció en 2021, un 25%. Aquí se descargaron en forma de gas natural licuado 25.500 gigavatios hora, es decir, el consumo eléctrico anual de unos siete millones de hogares. Afortunadamente para Sánchez, la exigencias de Díaz no prosperaron. De haberlo hecho, España habría perdido una de sus principales plantas regasificadoras, ahora mismo una de las principales bazas de los países europeos para sobrevivir a los cortes rusos.