La CUP se descarta como apoyo a los presupuestos de la Generalitat
La formación independentista ha señalado que existe «una posibilidad entre diez» de dar su sí a las cuentas públicas de la comunidad
La portavoz de la CUP en el Parlament, Eulàlia Reguant, ha afirmado este jueves que ve una posibilidad entre diez de que la formación independentista preste sus votos para aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2023. Este partido es uno de los dos posibles socios, junto a los comunes, cuyos votos buscará el Govern de Pere Aragonès para poder sacar adelante las cuentas para el próximo año.
Sin embargo, en declaraciones a La 2 y Ràdio 4, Reguant ha enfriado esta opción y, preguntada por cómo de probable es, del 0 al 10, que la CUP acabe aprobando los presupuestos, ha sido tajante: «Como no me gusta poner ceros, diría un uno».
«No vemos ningún signo por parte del Govern de cambios o virajes en sus políticas. Nosotros ya no aprobamos los presupuestos de 2022», ha recordado. Reguant ha acusado al Govern de seguir apostando por «macroeventos que se basan en la especulación y la atracción de inversión extranjera, pero no en el reparto de la riqueza dentro del país y la generación de puestos de trabajo de calidad y estables».
La CUP pide una moción de confianza
Según Reguant, sería «sano» que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, «se sometiese a una cuestión de confianza», para que explicase «con quién quiere gobernar, con qué alianzas».
Reguant ha afirmado que Aragonès ha «decepcionado» a la CUP, que creía en la «posibilidad de avanzar en base al acuerdo de mínimos» que recogía el pacto de investidura, pero «esto no ha pasado».
La portavoz ha afirmado que se trata «prácticamente de una legislatura fallida», porque «no se avanza» ni en autodeterminación, ni en amnistía, ni en «dar respuesta a problemas evidentes que vive la población», como la «crisis derivada de la inflación», aunque la CUP «no contempla» el escenario de unas elecciones anticipadas en Cataluña.
Sobre las tensiones entre los dos socios del Govern, ERC y JxCat, ha denunciado que sus peleas son una «cortina de humo» que «esconde su incapacidad para hacer políticas claras para el país».