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El buzón secreto

Paz Esteban: cesada por el Gobierno, pero homenajeada por las víctimas de ETA

Paz Esteban recibirá el día 29 la medalla de oro de Dignidad y Justicia, presidida por Daniel Portero

Paz Esteban: cesada por el Gobierno, pero homenajeada por las víctimas de ETA

Paz Esteban (CNI) interviene en el XXXII Seminario Internacional de Seguridad y Defensa. | Eduardo Parra (Europa Press)

Las condecoraciones a la «Dignidad y Justicia» por la lucha contra el terrorismo y por la defensa de sus víctimas se han convertido ya en un clásico anual de los homenajes a altas personalidades y a hombres y mujeres discretos, sin rostro, que han dado lo mejor de sí mismos en el amparo de las personas que más han sufrido y sufren la consecuencias de esa violencia. Con valentía e independencia, Daniel Portero, su presidente, y Víctor Valentín Cotobal, su vicepresidente, buscan a las personas que mejor representan los valores de la asociación.

El jueves 29 de septiembre recibe la medalla de oro Paz Esteban, hasta hace unos meses directora del Centro Nacional de Inteligencia. Fue cesada por el descubrimiento de unas intervenciones telefónicas con el virus Pegasus a dirigentes independentistas catalanes y vascos. 

El espionaje de teléfonos ha sido históricamente el principal motivo de los escándalos sobre el servicio de inteligencia que han acarreado la destitución de algunos de sus responsables. A principios de la década de los 90, un grupo comandado por el agente negro Mikel Lejarza (a las órdenes del servicio pero sin vinculación oficial directa) fue descubierto interviniendo media docena de teléfonos en una operación en el tema independentistas del entonces CESID con el respaldo total del Gobierno socialista de Felipe González. El castigo fue un par de meses de condena, a pesar de que se demostró que la investigación policial que les hicieron fue más ilegal que el trabajo de los espías.

En 1995 se filtró a la prensa un listado de personalidades cuyos teléfonos móviles habían sido sometidos a escuchas ilegales. Entre ellos  aparecían el rey Juan Carlos, ministros y altos cargos. Dimitieron el vicepresidente Narcís Serra, el ministro Julián García Vargas y el director del CESID, Emilio Alonso Manglano.

Tres años después se descubrió que la sede de Batasuna en Vitoria, un partido legal, estaba infectada de micrófonos y que las líneas de teléfonos estaban derivadas al piso de arriba, alquilado clandestinamente por el servicio secreto para grabar esas conversaciones.

Paz Esteban, medalla de oro

La diferencia de los dos primeros casos con el que le costó el puesto a Paz Esteban es que ella actuaba cumpliendo estrictamente la legalidad. En la etapa del director Manglano, en la que tienen lugar el llamado espionaje de La Vanguardia y el de la cintateca de Perote, no había leyes que arroparan esas acciones. Los agentes que los ejecutaban sabían que era ilegal lo que estaban haciendo, pero pensaban que el Estado necesitaba protegerse de las amenazas a su seguridad llevando a cabo cualquier tipo de acción.

Lo mismo ocurrió con el espionaje en Vitoria, pero con un detalle para mí más escandaloso. Las acusaciones fueron contra el director, Javier Calderón, y su predecesor, Manglano, y contra el agente que, permítanme la expresión, cambiaba las cintas. Pues bien, el único condenado fue este, que contó con un posterior indulto para evitarle daños colaterales. 

Estos casos evidenciaron la necesidad de legalizar ese tipo de actividades imprescindibles en un trabajo de inteligencia, pero violadoras de derechos fundamentales de cualquier ciudadano. Se estableció el control judicial por un magistrado del Supremo. ¿De qué ha servido? De nada.

Paz Esteban cumplió estrictamente la ley, pero las conveniencias políticas del Gobierno llevaron a la ministra de Defensa, Margarita Robles, a cesarla. Un cese que para Dignidad y Justicia no debe oscurecer lo que consideran que fue una labor encomiable en defensa de las víctimas del terrorismo de ETA. La división del CNI encargada del tema siguió colaborando para esclarecer los 376 crímenes sin resolver y prosiguió sus investigaciones para evitar que los elementos más radicales volvieran a activar la lucha armada. 

Sin duda este reconocimiento alaba la decisión de Esteban de mantener el control sobre elementos de la izquierda abertzale mediante virus como Pegasus utilizando órdenes judiciales.

También recibirá la medalla de oro a título póstumo la niña asesinada por ETA hace 20 años en Santa Pola Silvia Martínez Santiago y varios miembros de la Policía y la Guardia Civil. También recibirá una condecoración Raúl Felipe Escudero, gran experto en ciberseguridad, por sus valiosas aportaciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a Dignidad y Justicia.

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