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Vox da por zanjada su crisis tras la salida de Ortega Smith: «Ni hay dos familias ni dos almas»

Los de Santiago Abascal confían en que el «éxito» del evento ‘Viva 22’ relance al partido tras las duras semanas posteriores a la marcha de Macarena Olona

Vox da por zanjada su crisis tras la salida de Ortega Smith: «Ni hay dos familias ni dos almas»

El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, interviene durante el evento organizado por VOX, 'Viva 22', donde se presenta el nuevo programa de la formación política. | Europa Press

En Vox ya dan por zanjada la crisis que desencadenó la repentina marcha de Macarena Olona. La dimisión de la preboste en Andalucía, por discrepancias con la cúpula, dividió al partido, que siempre ha tenido dos almas, la liberal y la social -también patriota o falangista-, encarnadas en dos familias, la liderada por el matrimonio entre Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, y la encabezada por el binomio Javier Ortega SmithJorge Buxadé. Pero éstas han vuelto a integrarse. «Ni hay dos familias ni hay dos almas; es más fuerte lo que nos une que lo que nos separa», zanja una fuente cercana a la dirección nacional.

El auriga encargado de enderezar el carro ha sido Santiago Abascal. Para ello ha debido apartar de la secretaría general a Ortega Smith, señalado por su implicación en el caso Olona y por su gestión de la delegaciones provinciales. Le sustituirá Ignacio Garriga, pero el boina verde mantendrá su posición de candidato a la Alcaldía de Madrid. Una decisión política -y salomónica- encaminada a apaciguar la situación sin que parezca una purga del hasta ahora mano derecha del presidente del partido.

El macroevento Viva 22 que el partido celebró el pasado fin de semana en el espacio Mad Cool de Valdebebas (Madrid) dio buena cuenta de ello. Desde el atril, y ante miles de simpatizantes, Abascal reivindicó la figura de su ex secretario general, que «para disgusto de agoreros y falsarios, seguirá»: «A mí me tranquiliza una cosa: ellos tienen estos días para mentir sobre el cambio y nosotros tenemos toda la vida para demostrar que han mentido y de que aquí seguimos todos juntos».

Pero el citado festival no sólo sirvió para exhibir públicamente la unidad interna de Vox, sino también la unidad del proyecto político, integrado por distintas cosmovisiones. Las cabezas pensantes de la madrileña calle de Bambú, donde se ubica la sede nacional del partido, han tomado nota de las tesis de Agustín Laje, politólogo argentino y gurú de Abascal para librar la batalla cultural.

Laje, en su libro La batalla cultural: reflexiones críticas para una nueva derecha, se confiesa partidario de que lo que él preconiza como «nueva derecha» debe aglutinar dentro de sí distintas sensibilidades (concretamente, a «liberales no progresistas, conservadores y patriotas»), por cuanto se necesita «una nueva identidad general para un conjunto de identidades particulares»: «Dentro de las izquierdas hay un montón de siglas y distinciones. Hay casi una ideología de izquierdas por cada izquierdista: posmarxistas, neomarxistas, marxistas-leninistas, maoístas, socialdemócratas, trotskistas… Sin embargo, todos ellos se reconocen de izquierdas».

Una misma tesis que en España defiende el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, que considera que esa «nueva derecha» -o la «no izquierda», como también gusta de llamarla- debe estar integrada por rojipardos, neocatólicos y nuevos conservadores.

Este mismo planteamiento fue el que inspiró el macroevento Viva 22 de Vox. Uno de los invitados estrella fue Javier Milei, líder del liberalismo en Argentina, que cargó contra la justicia social por ser una idea «violenta e injusta» que «implica tratar de manera desigual ante la ley, quitarle a uno para darle a otro». Apenas minutos después Abascal citó en la tribuna a José Antonio Primo de Rivera, falangista defensor de este concepto -justicia social-, para cargar contra la Ley de Memoria Democrática: «Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles».

https://twitter.com/NorbertoPico/status/1578860526071078913

«No podemos estar en una batalla por las esencias cuando tenemos en frente a un enemigo con las filas prietas», zanja la fuente citada al comienzo del artículo, en un intento por bajar del mundo de las ideas al terreno político. Pero lo cierto es que, en el terreno político, los de Abascal aún tienen mucha pedagogía por hacer de cara a integrar sus distintas corrientes internas.

También hubo contenido propositivo. Y es que la formación a la derecha del Partido Popular se sirvió del foco mediático para presentar su programa político España Decide, que consiste en una serie de referendos sobre cuestiones tan diversas como el fortalecimiento de las fronteras ante la «invasión migratoria», la supresión de la Ley integral de Violencia de Género, la ilegalización de los partidos separatistas o la disminución de las subvenciones a sindicatos. Entre otras materias.

Por todo, los de Santiago Abascal califican su macroevento como «un éxito rotundo». Acaso porque la imagen que proyectaron fue exactamente la que querían: hubo una asistencia considerable (40.000 personas se pasaron por el recinto a lo largo del fin de semana, según el partido), hubo unidad líderes internacionales de entidad dentro de la derecha que expresaron su respaldo a sus homólogos españoles. Si no es el inicio de la remontada, al menos sí un poco de calma después de la tormenta.

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