Juego de tronos del CGPJ en la toma de posesión de Dolores Delgado
Marín Castán y Mozo coincidirán este martes en el acto que encumbrará a la ex fiscal general como jefa de la Sala de lo Militar del Supremo
Dos Papas. Dos Reyes. Y ahora, dos presidentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La dimisión de Carlos Lesmes como presidente del órgano de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo ha desatado una guerra por su sucesión. Quiso dejarla atada, para lo que solicitó un informe al gabinete técnico del alto tribunal que respalda a Francisco Marín Castán por ser el magistrado más antiguo, pero el jueves los vocales del Consejo encumbraron a Rafael Mozo, el miembro de más edad. Ese paso supone dividir la jefatura del Poder Judicial. Los dirigentes que se disputan el trono coincidirán este martes en la toma de posesión de Dolores Delgado como jefa de la Sala de lo Militar del Supremo.
El acto tendrá lugar a las 13.00 horas y servirá para que Delgado y Ana García León, designada jefa de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado, juren sus cargos. La ex fiscal general ascendió a la máxima categoría de la carrera fiscal a propuesta de su sucesor pese a no contar con el respaldo del Consejo Fiscal. Ambos aspirantes a presidir el CGPJ estarán muy pendientes del Supremo, que debe dirimir antes del miércoles a mediodía si adopta medidas cautelarísimas para suspender el nombramiento de Mozo.
La decisión ha sido recurrida ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo por el secretario general del CGPJ, José Luis de Benito, y el vocal Wenceslao Olea. La elección de Mozo salió adelante en el Pleno del jueves por 16 votos a favor y uno en contra, el de Olea, que emitió un voto particular al entender que «solo puede existir un único presidente» y que el Consejo «carece de competencia» para el nombramiento. Ambos juristas piden medidas cautelarísimas para terminar con la bicefalia que vive el Poder Judicial. Creen que las decisiones de Mozo podrían ser nulas de pleno derecho.
El órdago del CGPJ
Es la primera vez que altos cargos del Consejo impugnan un acuerdo de este ante el Supremo, lo que supone un paso más en la crisis institucional que vive. Por eso, en la toma de posesión de Delgado, todos los focos apuntarán a Marín Castán y Mozo, presidentes interinos de Supremo y CGPJ. Además de ser su primer acto en el cargo, coincidirán en la misma sala.
El conflicto comenzó a fraguarse el 9 de octubre, cuando Lesmes anunció su dimisión como presidente de ambas instituciones por la falta de avances en las negociaciones entre PSOE y PP para renovar el órgano de gobierno de los jueces, tal y como había advertido un mes antes, durante la apertura del año judicial. El entonces mandamás intentó dejar atada su sucesión encargando un informe al gabinete técnico del Supremo, respaldado luego por la Sala de Gobierno.
El texto instaba a que Marín Castán le reemplazara automáticamente una vez consumada su renuncia porque es quien ejerce la vicepresidencia del Supremo. De esa forma se excluía la doble vía de sustitución, como finalmente ha sucedido. Los vocales del Consejo esgrimieron que carecía de legitimidad para asumir el puesto porque ocupa la vicepresidencia del Supremo de forma interina desde 2019. Además, mostraron sus reticencias a que presidiera el órgano una persona ajena a él.
«No parece ni correcto ni adecuado que un vocal del Consejo que no ha sido nombrado presidente del Supremo pueda presidirlo», alegaron los vocales tras el Pleno del jueves para legitimar su decisión. No obstante, el documento técnico advertía de que no era necesario formar parte del CGPJ para ostentar la máxima autoridad del órgano de gobierno de los jueces.
No es la primera vez que un presidente del CGPJ renuncia, pero sí la primera en la que su relevo abre una auténtica guerra por su sucesión. El fallecido Carlos Dívar ya abandonó el cargo en 2012 al destaparse el escándalo de uno viajes no justificados a Marbella que se pagaron con dinero público. Le sustituyó Gonzalo Moliner, un magistrado del Tribunal Supremo de tendencia progresista que dedicó buena parte de su carrera a dirimir cuestiones de ámbito social y laboral.
Moliner, como Mozo, era miembro del CGPJ. No obstante, su nombramiento de forma interina generó mayor discrepancia, ya que salió adelante por la mínima, solo 12 votos a favor de los 20 vocales del Consejo que exige la ley, muy lejos de la unanimidad que consiguió Dívar en 2008. Entonces, el mismo magistrado ostentó la presidencia provisional de ambas instituciones. Lo hizo hasta diciembre de 2013, cuando fue elegido el ahora dimitido Carlos Lesmes.