El 'lobby trans' declara al PSOE 'non grato' y lo expulsará del Orgullo si no aprueba la ley
La presidenta de la Federación Plataforma Trans, Mar Cambrollé, insta al partido socialista a que «abandone la hipocresía y no acuda a más eventos LGTBIQ»
La decisión del PSOE de retrasar la aprobación de la ley trans tendrá consecuencias graves para los de Pedro Sánchez. En primer lugar, un cisma interno, por cuanto los socialistas partidarios de la «autodeterminación de género» están dispuestos a abandonar el barco si no se corrige el rumbo, tal y como ha hecho Carla Antonelli. En segundo lugar, porque su socio de Gobierno, Unidas Podemos, lo está utilizando para arrogarse la bandera LGTBI. Y en tercer lugar porque el lobby trans lo declarará partido non grato, y lo expulsará del Orgullo, si no recula.
Así lo ha anunciado la presidenta de la Federación Plataforma Trans, Mar Cambrollé, que ha instado al PSOE a través de su cuenta de Twitter a que «abandone la hipocresía y no acuda a más eventos LGTBIQ». Una amenaza que ha ido acompañada de una convocatoria a una marcha que tendrá lugar este mismo sábado en Madrid, y que partirá desde la Plaza de Pedro Zerolo hasta la Plaza de Callao.
La estrategia de presión por parte del lobby trans es clara, y ya dio sus frutos en 2021. Aquel año, la federación que preside Cambrollé advirtió al PSOE de que «se abstenga de aparecer» en la jornada que conmemora los disturbios de Stonewall si bloquea la norma impulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero. La presión del colectivo fue decisiva para que Pedro Sánchez diera la orden a Carmen Calvo, entonces secretaria de Igualdad de los socialistas, de ceder ante la formación morada.
Cisma en el PSOE
Desde entonces, el PSOE ha estado dividido entre los partidarios de la ley trans y sus detractores. Una división que, en el fondo, es la misma que afecta al movimiento feminista: está el feminismo radical, de raigambre marxista, y el feminismo queer, que preconiza que ser mujer no es un hecho biológico, sino una construcción sociocultural. Dos cosmovisiones que se han demostrado irreconciliables.
En un principio, el PSOE abanderaba las tesis del feminismo radical. Así consta en el argumentario del partido respecto a este punto, firmado en 2020 por Carmen Calvo, José Luis Ábalos o Santos Cerdán. El texto advertía de una manipulación interesada de conceptos «fundamentales en el feminismo como son el sexo y el género» que pone «en riesgo el propio concepto jurídico y sujeto político mujer». Pero ese texto se convirtió en papel mojado cuando la exvicepresidenta del Gobierno fue apartada.
A partir de ese instante, los socialistas cambiaron de postura para no enemistarse con el lobby trans, aunque sí se ganó la antipatía del feminismo clásico. Pero eso no significa que estén dispuestos a aceptar su tramitación por la vía de la urgencia, como piden tanto desde Unidas Podemos como desde el colectivo trans.
Carmen Calvo reapareció a finales de septiembre en Valencia para apuntar que la ley es de gran calado y «requerirá mucha finura de matices en todo para tener más seguridad jurídica». La exvicepresidenta fue secundada por la consejera valenciana de Justicia y exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Gabriela Bravo, que dijo de la norma que es «un gran error» y «un ataque frontal a los derechos de la mujer».
Ataques de Unidas Podemos
La alianza del PSOE con PP y Vox para prorrogar el plazo de enmiendas a la ley trans ha sido utilizada este martes por los dirigentes de Unidas Podemos para arremeter contra su socio de Gobierno. La impulsora de la norma, Irene Montero, ha reprochado a los socialistas que «no podemos hacer esperar más a las personas trans y a la comunidad lGTBI para que sus derechos sean ley».
El portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha ido más allá y ha deslizado su «sospecha» de que el PSOE pretende retrasar la aprobación de la norma ampliando sine die el periodo de presentación de enmiendas, pese a que, en su opinión, el debate sobre la ley trans es un «debate zanjado» en la sociedad: «Hay una mayoría de la ciudadanía que entiende que los derechos de las personas trans son derechos humanos, eso tiene que estar dicho en el Boletín Oficial del Estado».
Presión del ‘lobby trans’
Las prisas de Podemos y el lobby trans por tramitar la norma responden en última instancia, tal y como adelantó THE OBJECTIVE, a una hoja de ruta bien definida. Ésta está plasmada en un informe elaborado por la Organización Internacional de Jóvenes y Estudiantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Queer e intersexuales (IGLYO), junto a Dentons y la Fundación Thomson Reuters, que se desmarcaron a posteriori de éste señalando que no reflejaba «necesariamente» sus puntos de vista.
Dicho informe reza que «los Estados deberían tomar medidas contra los padres que obstruyen el libre desarrollo de la identidad de un joven trans», que se debe «vincular la campaña a una reforma más popular» o que se debe tratar de «evitar la excesiva cobertura y exposición de la prensa». Son algunas de las consignas, no exentas de polémica, que están siguiendo a rajatabla. La declaración del PSOE como partido non grato es el último eslabón de la cadena; la última táctica de presión.