Amenazas en la Complutense a 'profes' críticos de la 'ley trans': «Tenéis un regalo bajo el coche»
Aparecen mensajes contra los académicos José Errasti y Pablo de Lora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
La Universidad Complutense de Madrid amaneció este pasado jueves con amenazas a los profesores Pablo de Lora (autor de El laberinto del género) y José Errasti (autor de Nadie nace en un cuerpo equivocado), críticos con la ley trans de Irene Montero. «Profesores tránsfobos, tenéis un regalito bajo el coche», «el único cuerpo equivocado es el de la Policía» o «a la hoguera con las terfas [descalificativo para referirse a las feministas clásicas]» son algunas de las lindezas que han escrito algunos alumnos sobre extractos de los dos libros antes citados, que han sido pegados en columnas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología.
La alma mater de los dirigentes de Unidas Podemos, partido que impulsa en España la «autodeterminación de género», no ha tenido todavía palabras de condena para estos hechos. Tampoco a consulta directa de THE OBJECTIVE. Una circunstancia que los dos amenazados, en conversación con este medio, tildan de «inaudito» y «terrible».
Los autores de las amenazas son los integrantes de la Asociación TransMariBiBollo, que se reivindican como «feministas, anticapitalistas y antifascistas». Estos estudiantes han reconocido la autoría a través de su cuenta de Twitter, donde han dicho: «Estamos hartas de la transfobia por parte del profesorado y de la UCM: Queremos todos los libros tránsfobos fuera de nuestras bibliotecas y el fin de los discursos de odio en nuestra universidad».
José Errasti lamenta que «la universidad está inmersa en una situación muy seria desde hace años. Frank Furedi, en su libro Qué le está pasando a la universidad, o Greg Lukianoff, en La transformación de la mente moderna, ya denuncian que se está convirtiendo en parte del problema, y no en la solución». ¿El motivo? «El sistema de selección del profesorado, que se trata a los alumnos como clientes a los que hay que satisfacer, y la cantinela de los espacios seguros»: «La universidad debería ser el espacio más inseguro para las ideas, se debería poder cuestionar todo».
Pablo de Lora, también columnista de THE OBJECTIVE, bromea con que la inqueersición (sic) está a un paso de la quema de libros, pero resta importancia a las amenazas, ya que «son cuatro bandarras que responden a las pintadas contra la visita de Judith Butler». Sin embargo, sí considera preocupante «que se banalice el poner bombas bajo los coches, que ha sido algo terrible en España durante años», y, sobre todo, que la UCM no haya condenado los hechos: «Tiene que haber una respuesta institucional, esto no se puede consentir. Si hace 20 años un grupo de estudiantes antiabortistas, que los había, entran en la Facultad y hacen lo mismo con libros sobre el aborto, yo hubiera reclamado una expulsión o sanción».
El acoso ‘trans’
Tanto Errasti como De Lora han sufrido previamente el acoso del transfeminismo. El primero, profesor titular de Psicología, vio cancelada su conferencia en la Universidad de las Islas Baleares (UIB) cuando la institución cedió a las presiones del colectivo trans. El segundo, Catedrático de Filosofía del Derecho, también sufrió un escrache en unas jornadas filosóficas sobre la transexualidad que se celebraron en 2019 en la Pompeu Fabra, cuando un grupo interrumpió el acto al grito de «machista».
Los suyos no son casos aislados. Por desgracia, el hostigamiento a quienes sostienen públicamente una postura crítica con la ley trans es cada vez mayor. En las últimas semanas, el lobby trans ha amenazado al PSOE con expulsarlo del Orgullo 2023 si continúa bloqueando la norma -mediante la ampliación del plazo para presentar enmiendas- y el Cabildo de Gran Canaria ha vetado un congreso sobre deporte femenino para evitar la «discriminación de las personas ‘trans’» y/o la «transfobia».
«Todas las palabras terminadas en -fobia no son argumentos que desmontan falacias o mentiras, sino que son formas de descalificar al interlocutor, que padecería una especie de tara moral que le incapacitaría para poder tener opinión sobre un tema», explica Errasti, que zanja a este respecto: «La argumentación está siendo sustituida por la proclama de la superioridad moral, que es indemostrable».