Las prostitutas escriben una carta a cada diputado: «No sois nadie para decidir por mí»
Las trabajadoras sexuales piden a Pedro Sánchez, Irene Montero o Gabriel Rufián que frenen la abolición de la prostitución: «Son nuestras decisiones»
Los trabajadores sexuales aglutinados en la Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución han escrito 350 cartas que entregarán al Congreso de los Diputados el próximo 1 de diciembre. Una por cada representante político en el Hemiciclo. Estas han sido personalizadas para cada destinatario (entre los que se destacan Pedro Sánchez, Irene Montero, Patxi López, Pablo Echenique o Inés Arrimadas) y tienen como objetivo solicitar que paralicen la Ley de Trata. Esta supone, de facto, la abolición de la actividad sexual retribuida, por cuanto castiga la tercería locativa e impone multas a los clientes.
La norma impulsada por PSOE y Unidas Podemos, y apoyada por el Partido Popular, modificará el Código Penal para castigar al que destine «de manera habitual y con ánimo de lucro un local para que se practique la prostitución» con entre dos y cuatro años de prisión. También perseguirá a los puteros, que serán multados de 12 a 24 meses; una pena que aumentará en caso de que la prostituta sea menor de edad. La trabajadora sexual, eso sí, no podrá ser sancionada en ningún caso.
Los afectados por la ley (prostitutas, recepcionistas y responsables de burdeles, anunciantes, limpiadoras, etc.) denuncian en un comunicado remitido a THE OBJECTIVE que «legislar sobre las vidas de las personas sin escucharlas no es democrático». También recuerdan a sus señorías que «no son víctimas», ya que la prostitución es «un trabajo» que ejercen «con libertad y de forma voluntaria», y que quieren seguir ejerciéndolo «en condiciones de legalidad, con seguridad e higiene».
Esto, denuncian, no será posible cuando se apruebe la norma, que supondrá una «clandestinización» de la actividad (por cuanto no se erradicará, pero sí se llevará a cabo en lugares más precarios) y un aumento de la violencia sexual contra ellas. Así estaría sucediendo ya, aún y cuando la norma no ha comenzado a aplicarse, tal y como han denunciado a este medio algunas prostitutas. «Ya hay clientes que, como se creen que la ley está aprobada, se niegan a pagar a las trabajadoras sexuales o se niegan a irse cuando ha terminado el servicio. Es un aperitivo de lo que pasará en un futuro», advirtió Susana Pastor, portavoz de ASTRAS (Asociación Trabajo Sexual).
Pero estas advertencias no han querido ser escuchadas por el Gobierno de España, que se ha negado a reunirse con el sector afectado. Ante esta negativa, las trabajadoras sexuales han solicitado una audiencia a la reina Letizia, y han amenazado con hacer públicos los nombres de aquellos representantes públicos que requieren con asiduidad de sus servicios.
Las cartas de las prostitutas
El contenido de algunas de estas misivas ha sido adelantado por la plataforma. La remitida al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido escrita por Rakel, una prostituta española de 41 años que es también graduada en Psicología. Esta dice lo siguiente: «Soy trabajadora sexual y, al igual que ustedes, señores diputados, trabajo para que mi familia y yo misma podamos optar a lo mejor. Soy una de tantas que dejó su trabajo, vocación y despacho propio por este otro empleo que felizmente desempeño desde hace siete años».
«Que especulen y mientan sobre nosotros es algo que mi cabeza no llega a comprender. ¿Por qué no se toman cinco minutos de su valioso tiempo para conocernos? Detrás de cada una de nosotras hay vidas, personas, familias que, con la aprobación de su ley abolicionista, las van a destruir por completo. ¡Escúchennos! Ni mis compañeras ni yo misma queremos dejar de ejercer el trabajo que elegimos en su día, son nuestras vidas y son nuestras decisiones. Nos echa a la calle si nos dejan si lugar/espacio para trabajar. Nos dejan sin economía si penalizan a nuestros clientes», zanja la carta que recibirá Sánchez.
Otra de las más llamativas es la enviada a la ministra de Igualdad, Irene Montero, manuscrita por Yolanda. Dice así: «Después de haber sido una mujer luchadora y salir adelante sola, maltratada y abandonada por los organismos públicos, decidí que mis hijas no iban a dejar de comer por no encontrar un buen trabajo (…) Creo que no sois nadie para decidir si trabajo o no con mi cuerpo, ya que es lo único que tengo».
Al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, le escribe Isabella, una trabajadora sexual de 23 años con familia en Venezuela. «En mi país lamentablemente hay mucha inseguridad y la economía cada vez va peor. Llegué a España hace un año, tuve que buscarme la vida y acudir a esta profesión que me ha ayudado a que mi hija pueda estudiar y mi familia tenga el pan de cada día. También ha ayudado a mi independencia y a costearme mis gastos para mis proyectos. No solo me dedico a esta profesión, también trabajo con una compañía de cosméticos. Mi propósito es cumplir mis sueños en este país».
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, recibirá la carta de Jorge, prostituto: «Gracias a este trabajo conseguí viajar por toda Europa lo cual me ayudó a pagar los estudios de cocina internacional. En uno de mis viajes contraté a una trabajadora sexual la cual también trabajó para pagar sus estudios y conseguir lo que se proponía, nos enamoramos y nos casamos y decidimos trabajar juntos haciendo intercambios de parejas. Conocimos y ayudamos a muchos matrimonios a recuperar su chispa perdida. El trabajo sexual no solo es sexo es psicología, es placer, son charlas y es una forma de vida. Estoy en contra de la trata, pero a favor de que cada uno hagamos con nuestro cuerpo lo que nos de la gana. No queremos otro trabajo».