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España

Antoni Bruel: «Huimos de la discusión de los partidos políticos»

Conversamos con el coordinador general de Cruz Roja Española sobre las carencias y demandas de los más desprotegidos, donde no llega la Administración

El máximo responsable de la mayor ONG del país, Antoni Bruel (Barcelona, 1960), tiene una amplia trayectoria en Cruz Roja Española, adonde llegó como voluntario en 1974, y donde lleva más de 25 años en el puesto de mando, como espectador de excepción de la sociedad española, de sus principales problemas en cada momento y de las respuestas que recibe o no, por parte de la Administración. Hábil con la palabra, esquiva cualquier referencia a la bronca política nacional, porque lo que Cruz Roja tenga que decirle al poder, lo dice -según asegura- en privado y con discreción, para evitar que se utilicen sus críticas de forma partidista.

Bruel ha recorrido buena parte del mundo como consecuencia de sus responsabilidades en Cruz Roja, pero no oculta su sorpresa ante datos como la falta de concienciación de la violencia de género entre buena parte de los jóvenes españoles o los problemas de inserción en el mercado laboral que persisten en nuestra población joven. Convencido de que Cruz Roja no puede sustituir al Estado, quien debería garantizar con políticas públicas los derechos de los ciudadanos, Antoni Bruel reivindica la gran capacidad de esta organización para colaborar con las Administraciones y llegar donde ellas no llegan, como está ocurriendo en la actualidad, con la cobertura del Salario Mínimo Interprofesional o del Bono eléctrico, entre otras muchas cuestiones.

PREGUNTA.- ¿Tiene prevista Cruz Roja alguna campaña específica de ayuda y atención a las personas, para estas fiestas navideñas?

RESPUESTA.- Nuestro trabajo está más relacionado con el día a día y las necesidades más básicas, vivimos como tal estas fiestas, pero lo que más nos preocupa en Navidad es que la gente pueda sentirse sola o que no pueda tener lo que necesita. Evidentemente, tenemos la campaña de juguetes para niños y niñas vulnerables, pero nuestros servicios están activados las 24 horas, todos los días. Queremos que la gente coma todo el año, no solo en Navidad, por decirlo de alguna manera. Por eso buscamos la coherencia de nuestros programas para todo el año, no solo para Navidad. Este año la soledad y el frío es lo que más nos preocupa en Navidad.

P.- ¿Están teniendo mucha demanda en materia de pobreza energética?

R.- Sí. Hay demanda. Tenemos una campaña abierta contra la pobreza energética. Las actuaciones que aplicamos son diversas. A veces, Cruz Roja se hace cargo de la factura de la luz de una familia y, con eso, pueden pagar la comida, o le paga la comida y con eso puede pagar la luz. También depende de la ayuda que obtenga Cruz Roja en cada momento y los recursos a nuestro alcance. Si tal o cual empresa nos facilita tarjetas monedero, las empleamos para que puedan hacer la compra. Y con eso, pueden pagar el recibo de la luz.

P.- ¿Cuántas asistencias de Cruz Roja se realizan a diario, en todos los ámbitos?

R.- Desde que empezó el año, hemos atendido a más de dos millones de personas y aproximadamente, cada mes se están acercando unas 70.000 personas nuevas, que recurren a Cruz Roja porque precisan distintos tipos de ayuda.

P.- ¿Cuáles son las que más se encuentran en estos días?

R.- Generalmente, nos llegan solicitudes de necesidades básicas, para la vida diaria, desde alimentación a consumos, apoyo para escolarizar a niños y niñas. Todo siempre muy vinculado a las características de cada territorio. Hay dos grandes bloques: cubrir necesidades básicas y otras cuestiones que tienen que ver con el desarrollo de la propia vida personal o familiar.

«Nosotros cubrimos las brechas del Salario Mínimo Interprofesional o del Bono Eléctrico»

P.- ¿Donde no llega la protección del Estado en sus diferentes Administraciones llega Cruz Roja?

R.- Creo que es más bien una combinación: muchas veces hay coberturas del Estado o de las CC.AA., que requieren un tiempo para conseguirlas. Nosotros cubrimos esos gaps, esas brechas, por ejemplo, con el Ingreso Mínimo Vital (IMV), el bono eléctrico o con otras ayudas sociales, le ayudamos a tramitarlo y a conseguirlo y les apoyamos mientras no lo perciben. Intentamos llevar el bienestar a todo el mundo.

P.- Con respecto al Ingreso Mínimo Vital, se dice que no es ágil, que no está llegando a los solicitantes. ¿Atienden en Cruz Roja a mucha gente que está esperando esa ayuda?

R.- Creo que el IMV es un gran paso para nuestra sociedad, que permite a las personas tener lo mínimo para comer. Pero hay mucha gente a la que le resulta muy difícil. A ellos les ayudamos a presentar sus solicitudes, pero es cierto que esta sociedad no tiene en cuenta las dificultades que tiene mucha gente para hacer estas gestiones. Lo llamamos brecha digital, pero hay que pensar que, por ejemplo, conseguir una cita médica, para una persona joven es relativamente sencilla, pero no para la tercera edad. Para algunas personas puede convertirse en un dolor de cabeza.

P.- ¿Tiene usted un porcentaje aproximado de la gente que se encuentra en esa situación de no acceder a esas ayudas por falta de ordenador, de conocimientos, de wifi…?

R.- Tenemos un estudio sobre lo que llamamos «los mendigos de wifi»: más de un 50% de los jóvenes con los que trabajamos, no tienen wifi en su casa y necesitan mendigarlo en algún lugar. No tengo el dato exacto, pero es obvio que es un colectivo al que esa carencia les priva de muchas oportunidades.

P.- Tras la pandemia, la crisis, la guerra de Ucrania… ¿hay más personas que reclaman ayuda ahora?

R.- Sí, pero también hemos notado que ha aumentado el número de voluntarios de forma muy significativa.

«Se han duplicado los menores de 30 años que recurren a Cruz Roja»

P.- ¿Cuál sería el retrato robot de las personas que en este año han acudido por primera vez a Cruz Roja?

R.- El primer dato sorprendente sería que hemos duplicado el número de personas jóvenes, con menos de 30 años, que han acudido a Cruz Roja, de menos de 30 años, en menos de 18 meses. Eso es la primera vez que ocurre y tiene una lectura clara de que los jóvenes encuentran muchos problemas a la hora de mantener su vida autónoma. Primero suelen acudir a la familia, pero luego no pueden afrontar los gastos que supone esa vida autónoma y acude a Cruz Roja. Otro fenómeno al que también hemos tenido que dar respuesta es el de la soledad, que también es una falta de red para todo, porque implica aislamiento. Por otra parte, las familias monoparentales también son demandantes, por dar otro ejemplo. Un gran capítulo en este sentido es la inmigración. Eso puede pasar en cualquier momento y en cualquier lugar. Hace dos años, esas pobres personas que llegan de Ucrania no hubieran ni imaginado la situación en la que se encuentran… Una forma de tomar conciencia de lo que supone es estar colaborando, cerca de ellas.

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española. | Carmen Suárez

P.- Queda claro que los demandantes de ayuda de Cruz Roja han aumentado ¿Ha subido también el número de voluntarios?

R.- Nosotros este año hemos batido el récord de voluntarios de toda nuestra historia, más de 250.00 voluntarios en Cruz Roja. Por eso soy optimista. Vemos lo peor, los resultados de las peores versiones del ser humano, pero también las mejores versiones del ser humano, que se expresan con el voluntariado, que ha sido creciente. Esto demuestra que hay una mayor conciencia social en la sociedad española. En los últimos cinco años hemos crecido unas 50.000 personas más, solo en el periodo de la covid tuvimos colaborando más de 35.000 personas nuevas, que nunca habían colaborado con nosotros.

P.- ¿Las empresas españolas son solidarias? ¿Crecen los donantes conforme crece la presión asistencial?

R.- Sí, las empresas españolas son solidarias. Cada vez hay más colaboración con las empresas. Hay seres humanos en sus direcciones y personal que quieren que su empresa sea mejor y se presente mejor también ante el ciudadano.

P.- ¿La bonificación fiscal ayuda a promover esa solidaridad?

R.- No es significativo, no… En EEUU es muy evidente, pero en España no tiene esos incentivos…

«Cada vez hay más colaboraciones de empresas con nuestros proyectos y menos condicionadas»

P.- ¿Y las cuestiones de proyección de imagen de la empresa ante la sociedad?

R.- Sí, las empresas y también las organizaciones tenemos que mejorar nuestra conducta social, porque nos lo va a exigir la sociedad. Es cierto que cada vez hay más colaboraciones de empresas con nuestros proyectos y son contribuciones cada vez menos condicionadas a campañas de imagen y comunicación de esas empresas.  

«Tras el salto de la valla de Melilla atendimos cortes y contusiones a inmigrantes y también a guardias civiles heridos»

P.- El personal de Cruz Roja estuvo atendiendo también a los inmigrantes que saltaron la valla de Melilla, el pasado mes de junio, unos hechos que provocaron varias muertes y sobre el que todavía no se han esclarecido los hechos ¿Qué contaban aquellas personas que cruzaron la valla, mientras estaban siendo atendidos?

R.- Nosotros no estuvimos en la valla, pero sí estuvimos en el CETI, donde se atendió a la gente, a todos los inmigrantes y también a los guardias civiles que resultaron heridos.

P.- ¿En qué estado llegaban?

R.- Llegaban con cortes, contusiones y heridas que eran atendidas inmediatamente. Las que podemos atender nosotros lo hacemos inmediatamente, siempre que ocurre algo así y las que no, las derivamos a un Centro de Salud. Luego se hace seguimiento en el propio CETI de su estado sanitario.

«Si tenemos que decirle algo al ministro del Interior, se lo decimos en privado»

P.- ¿Cree que ha faltado transparencia por parte de las autoridades, para saber qué sucedió?

R.- En las actuaciones de Cruz Roja siempre mantenemos una discreción, que no quiere decir que no digamos lo que opinamos a los actores que corresponda. Si tenemos que decirle algo al ministro del Interior, se lo decimos, pero no hacemos declaraciones que puedan politizarse, o utilizarse políticamente. Evidentemente, si se nos requiere colaboramos con la Justicia, pero evitamos hacer declaraciones que puedan limitar posteriormente lo que es más importante, que es hacer nuestro trabajo y acceder a las personas inmigrantes, en este caso. Tratamos de ser neutrales, pero no es una neutralidad pasiva. Nosotros defendemos las causas ante los actores implicados en la atención o en la seguridad, pero evitamos la controversia política.

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española. | Carmen Suárez

P.- ¿En España tratamos de forma distinta al inmigrante que llega desde Ucrania y solicita asilo que al procedente del África subsahariana, de Siria o de otros puntos?

R.- Desde el punto de vista de atención, no, pero desde el punto de vista jurídico, sí. El programa de atención y el sistema de ayuda y coberturas es el mismo para cualquier persona refugiada, la diferencia está en la situación jurídica de inicio, porque en el caso de Ucrania, están documentados inmediatamente, a diferencia de otros colectivos.

P.- ¿Cree que los ciudadanos españoles tienen también dos varas de medir con la inmigración, según su procedencia?

R.- Cualquier persona maneja sus emociones en base a la información que tiene. Si viviésemos la guerra de Siria diariamente, en televisión, lo tendríamos más presente y nuestras emociones, probablemente, serían otras. En Cruz Roja tenemos un corrector global en ese sentido, porque cada Cruz Roja vive en su contexto. Así, la Media Luna Roja de Arabia Saudí está más preocupada de lo que sucede en Siria que nosotros. Y eso va ocurriendo en cada país. La Cruz Roja de Kuala Lumpur está más pendiente de las inundaciones en Indonesia. Pero creo que no podemos culpar a la sociedad, porque está claramente condicionada por la información que le llega.

«España lidera la visibilización de la violencia de género»

P.- Ustedes han puesto en marcha una campaña «No desvíes la mirada» centrada en la violencia de género y los jóvenes. Sorprende que el 20% de los chavales, según el  estudio de Cruz Roja, niegan la existencia de la violencia de género…

R.- Es preocupante. Tenemos programas de prevención en el ámbito escolar, que llegan casi a 300.000 niños y niñas y jóvenes en edad escolar. Nos ha sorprendido cómo invisibilizan realidades sociales como la violencia contra las mujeres o el bullying. Nos preocupa mucho que no lo quieran ver o no lo vean; que no sean conscientes de que eso es una realidad, o que no sean conscientes de que hay personas que viven peor que ellos. Es fácil diagnosticar este problema, pero es difícil averiguar las causas. No podemos decir si es por las redes sociales, la falta de expectativas, o por qué, pero tenemos un problema con la percepción de la sociedad sobre la desigualdad. En los jóvenes es más generalizado, pero ellos son un reflejo de la propia sociedad. La fuente de la que reciben la información son sus entornos, sus familias… Es un problema muy grave que un joven no vea que a una compañera suya la están tratando de forma machista o violenta. Hay que ir tomando medidas, porque si un joven saben lo que es la autoestima, serán más respetuosos con los demás, sabiendo lo que significa.

«Nos falta hacernos intolerantes contra la violencia de género»

P.- España lleva cerca de dos décadas con una Ley Integral contra la Violencia de Género, el Gobierno, las CCAA y las administraciones locales ponen en marcha recursos y programas, campañas de información, de concienciación… Pero esto no cesa. ¿Qué se está haciendo mal o qué no se está haciendo?

R.- Hay que ver qué hemos hecho bien, qué no hemos hecho y qué se ha hecho mal. Creo que un paso muy grande que ha dado colectivamente el país es hacer que se visibilice la violencia. Por lo que vemos con compañeros de otros países, España está liderando la visibilización de la violencia de género, que es un paso importantísimo. La violencia se trabaja desde distintos ámbitos, de forma transversal: en el ámbito escolar, en el ámbito sanitario, de la empresa y el mundo laboral… Eso requiere un tiempo. Probablemente, el primer paso, la visibilización, ya se ha hecho. Ahora, por ejemplo, cuando alguien susceptible de ser víctima de la violencia llega a un hospital, hay mil ojos mirando si puede ser a causa de la violencia de género. Eso antes no ocurría. El paso de la sensibilidad se ha dado. Es un paso muy importante. Pero nos falta hacernos intolerantes contra la violencia. Nos falta ese paso: luchar contra la violencia contra cualquier colectivo y en cualquier caso.  

P.- Ustedes afirman que han atendido a 60.000 mujeres, de las cuales unas 15.000 son víctimas directas de la violencia de género…

R.- Esas 15.000 forman parte del programa ATENPRO, en colaboración con la Federación española de Municipios y el Ministerio de Igualdad. Todas llevan un dispositivo de geolocalización, para atenderlas ante cualquier incidencia o si ven cerca a su potencial agresor y, si es necesario, movilizar a las fuerzas de Seguridad del Estado. Pero no solo consiste en esa ayuda de emergencia, sino que tienen apoyo psicológico, social y de cualquier necesidad que puedan tener. Esto contribuye a crear un escudo de protección a esas mujeres. Además de esas 15.000 mujeres, hemos trabajado con temas de trata, que es dramático y, en su gran mayoría va asociado a la prostitución. Nosotros intentamos tener un lugar donde esas mujeres puedan acudir y donde tengan una red de protección.

P.- Recientemente, presentaron ustedes un resumen del perfil de los jóvenes que se acercan a Cruz Roja para solicitar ayuda y es alarmante tanto caso poca formación, dificultad de acceso a un empleo, de explotación…

R.- Lo que más nos preocupa a nosotros es la falta de posibilidades de engranarse en el modelo de sociedad que tenemos que provoca la brecha digital, la falta de formación, que muchas veces es reversible, tratando el tema y ayudándoles. Por último, muchas veces, no se produce el acceso al mercado laboral, por falta de conocimientos y herramientas para localizar las ofertas necesarias. En ese caso, les damos la formación necesaria para saber encontrar algún empleo en el que puedan encajar. Cuando entran en nuestros itinerarios, las tasas de inserción en el mercado laboral son del 55%, que es enorme. Los programas de ayuda a los jóvenes a buscar empleo son muy satisfactorios, como también lo son los de éxito escolar. Un niño/a que entra en el programa de éxito escolar, en nuestras sedes, en mes y medio ha mejorado sus notas. Solo porque hay alguien que le ayuda a hacer los deberes, le escucha, merienda, juega…

«La salud mental es un reto muy grande que tiene España»

P.- Uno de los programas de Cruz Roja es el teléfono dedicado a la prevención del suicidio. La salud mental ha llegado hace relativamente poco al debate político público. Desde su experiencia ¿Cómo cree que debería enfocarse desde la Administración, ahora que se reclama la inclusión de la salud mental en el sistema sanitario público?

R.- En Cruz Roja Española tenemos 500 psicólogos, psicólogas y psiquiatras, trabajando en todos los niveles y hay más de 2000 personas voluntarias con estas profesiones. Conocemos la parte más crítica de las situaciones emocionales por nuestro propio trabajo. Lo que sabemos es que, para abordar el problema de la salud mental, no se trata simplemente de incluirlo en el sistema público de salud, sino de crear un buen subsistema, dentro del sistema de salud, que incorpore todos los itinerarios y coberturas para las cuestiones emocionales, psicológicas y psiquiátricas que son realidades en nuestra sociedad. Se están dando pasos en materia de salud mental, pero queda mucho recorrido por delante. No podemos tener un sistema que se preocupe de los casos agudos y no de los crónicos o de las políticas preventivas. La salud mental es un reto muy grande que tiene España. El Estado, las CC.AA., Ayuntamientos y ONG tenemos que arrimar el hombro y ver cómo contribuir al bienestar emocional y mental de las personas. Pero el modelo de salud mental está por construir.

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, junto a Esther Jaén. | Carmen Suárez

P.- ¿Sería viable que la Administración se apoyase o dejase en manos de su organización, por ejemplo, la organización de la atención a la salud mental, al menos para el diseño inicial?

R.- Los derechos tienen que estar garantizados por sistemas públicos, aunque el sistema elija fórmulas híbridas para hacerlo.

«No tenemos la capacidad de sustituir al Estado»

P.- Pero usted mismo dice que la atención de la salud mental está en una fase incipiente y que hay mucho trabajo, empezando por su propio diseño como servicio, dentro del sistema público…

R.- Nosotros no tenemos la capacidad de poder sustituir al Estado, pero sí podemos colaborar con las Administraciones, como hemos hecho con el Teléfono 024, de atención y prevención al suicidio. Pero la salud mental requiere una arquitectura compleja y completa, hecha desde el consenso político, para el bien de los ciudadanos y de acuerdo con las competencias de cada Administración.

«Si hay que pelearse con la Administración, lo hacemos en privado»

P.- Por su propia estructura, su implantación y la materia sensible con la que trabaja día a día, Cruz Roja está condenada a entenderse con las Administraciones, pero también a pelearse a diario con ellas…

R.- [Se ríe] Si hay que pelearse con la Administración, lo hacemos en privado. La gente espera respuestas de la Cruz Roja. Es evidente que tenemos diferencias con las distintas administraciones, pero nunca las expresamos públicamente, porque una diferencia con una Administración se puede convertir en un instrumento político, sea del color que sea quien gobierna esa administración. Nosotros huimos de la discusión de los partidos políticos. Nos peleamos con quien haga falta, pero en privado, siempre para evitar que haya una politización. Sí somos rigurosos en nuestros informes, porque son datos objetivos. ES nuestra forma de expresarnos y de poner de manifiesto lo que se requeriría.

P.- En tanto que ONG, la mayor de España, Cruz Roja recibe una parte importante de subvenciones públicas ¿Cómo se financian?

R.- Nuestro presupuesto es, aproximadamente, de 900 millones de euros y, aunque no es exacto, se distribuye en tres partes. Una parte es todo lo que aportan los donantes, las loterías y todo lo que nos da la ciudadanía para poder trabajar, otro tercio procede de la asistencia y el trabajo que hacemos en los hospitales y el último tercio son subvenciones públicas, para programas finalistas, para temas concretos. Para nosotros es importante ese equilibrio para poder funcionar de forma autónoma e independiente.

https://youtu.be/NAbW7qhp8Q0
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