La Guardia Civil desafía a Defensa y pide eliminar las plazas que se reservan a militares
Asociaciones profesionales piden rebajar el cupo militar a la mitad para potenciar la entrada de más mujeres a través del acceso libre en las oposiciones
Revolución en la Guardia Civil contra los cupos en las oposiciones al Cuerpo. Si el pasado mes de diciembre la mayoría de asociaciones profesionales con representación en el Consejo del Instituto Armado se posicionaron en contra de la reserva de hasta un 40% de plazas a mujeres, ahora lo hacen contra las que se guardan cada año para miembros del Ejército. Se trata de otro 40% para militares de Tropa y Marinería, para los que su carrera, de no alcanzar la condición de soldado permanente, suele concluir a los 45 años.
El Gobierno, entonces bajo el mando de José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó la reserva de estas plazas en 2006 a través de la Ley de Tropa y Marinería. El punto 20.1 establece que el tiempo de servicios prestados en las Fuerzas Armadas como militar «se considerará como mérito en los sistemas de selección para el acceso a los cuerpos, escalas y puestos de carácter laboral de la Administración».
Uno de ellos, la Guardia Civil, que en los procesos selectivos debe destinar «al menos un 40% del total de plazas para aquellos y aquellas soldados que cuenten con un mínimo de cinco de años de servicio en las Fuerzas Armadas», señala la norma.
«No tienen ningún sentido»
Pese a que para la mayoría de los ciudadanos tal vez este cupo ha pasado desapercibido, los guardias civiles llevan años intentando reducir las plazas que se reservan para militares. Más ahora, cuando se pretende potenciar el acceso de más féminas en el Instituto Armado. En las oposiciones de 2022 al Cuerpo, por ejemplo, se guardaron 669 plazas de 1.671 a miembros del Ejército.
«Llevamos años, no solo ahora, pidiendo en los grupos de trabajo del Consejo de la Guardia Civil que se reduzcan a la mitad las plazas para el Ejército. Entendemos que con el cupo intentan dar salida a estos profesionales con 45 años, pero no tiene ningún sentido reservar tantas plazas. Menos ahora cuando se intenta potenciar la presencia de mujeres. De los que entran por acceso libre, ellas son las que mejores notas suelen obtener, pero muchas se quedan fuera porque no hay plazas suficientes», revelan a THE OBJECTIVE altos mandos de la Benemérita.
Lo que proponen, indican las mismas fuentes, es que la reserva de plazas se reduzca un 100%, es decir, que pase a un 20%. De este modo, continúan, «habrá más plazas para quienes se se presentan por el acceso libre, que cada vez son más mujeres». «Esta sí es una buena solución para que entren más funcionarias a la Guardia Civil, y no poniéndoselo más fácil en las oposiciones, como se pretende con el cupo», explican.
División con el cupo
El cupo de hasta el 40% de plazas que el Ministerio del Interior quiere reservar para mujeres en las futuras oposiciones de la Guardia Civil hasta 2030 no solo ha creado división en el seno del Cuerpo, sino también entre las propias agentes. Por un lado, están las que defienden la necesidad de dar la vuelta a un sistema «masculino» y «viciado» en el que la mujer sigue encontrándose con importantes problemas para trabajar, ascender y recibir condecoraciones. Por otro, las que sostienen que la igualdad en el acceso debe primar frente a todo lo demás.
En diciembre, el Consejo de la Guardia Civil, con la mayoría de asociaciones profesionales en contra, aprobó el cambio en la Ley de Personal para su posterior tramitación parlamentaria. Se trata de una cláusula por la que las mujeres tendrán preferencia sobre los candidatos siempre que, superado el aprobado, la diferencia de puntos entre ambos no sea superior al 15%.De este modo, el Ministerio del Interior pretende apuntalar una igualdad «real y efectiva» en un Cuerpo en el que las mujeres no llegan ni al 9% de la plantilla, y que tiene aun mayor déficit en la escala de mandos.
«Nos deja por debajo del resto»
¿Es la medida adecuada para conseguirlo? ¿Es efectiva? Una parte de las agentes difiere. En conversación con este periódico, aseguran que ponérselo más fácil a la mujer no es el camino correcto. «No le ayuda en ningún caso, sino que deja su actuación como guardia civil por debajo de la del resto», critican. «Nosotras no queremos que nos regalen nada, tampoco que nos pongan zancadillas, simplemente queremos ser uno más», señala otra funcionaria.
También temen que el cupo lleve a la Guardia Civil a quienes quieran cubrir una cuota, y no a los más preparados. «Nuestro trabajo demanda ser las personas más preparadas», apuntan. Si bien no defienden la reserva de plazas, estas agentes admiten que la proporción de mujeres en el Instituto Armado es muy baja frente a otros cuerpos policiales.
Por este motivo, este grupo de guardias civiles plantea otras medidas que, a su juicio, sí serían más efectivas. Su reflexión versa en que las condiciones laborales que, en muchas ocasiones, plantea la Guardia Civil son las que realmente alejan a la mujer del Cuerpo. «Hay muchos puestos en poblaciones pequeñas y eso complica la conciliación; lo mismo ocurre con los turnos, conocemos nuestros horarios con un mes de antelación. Se necesitan más cambios en estos aspectos para incentivar el acceso, y no otros», coinciden.
El cupo «masculino» de Defensa
Desde una perspectiva completamente distinta, otras agentes defienden a ultranza el cupo femenino. Una medida «necesaria», apuntan, para dar la vuelta a un «sistema masculino» y que, pese a los cambios de los últimos años, «sigue viciado». La prueba está, argumentan, en el diagnóstico de situación que la Guardia Civil publicó en 2019. Un informe que muestra cómo pese al aumento de mujeres en la plantilla, siguen estando peor valoradas.
Las entrevistadas coinciden en que se sigue evaluando a las agentes «desde el prisma masculino». «Es un sistema, en teoría, muy equitativo, pero en la práctica, nos evalúan como si fuésemos hombres. No existe otra conciencia. Uno de los ítems, por ejemplo, es la autoridad. ¿Cómo valoras eso? ¿Que haya distancias? ¿Que no haya apenas relación? Siempre salimos mal paradas, cuanto más arriba peor valoradas. Estos informes personales están luego vinculados a destinos, ascensos, a hacer cursos… », denuncian. Estas funcionarias creen que una mayor presencia de la mujer daría la vuelta a ese modelo.
En la misma línea que las asociaciones profesionales, estas funcionarias, además, muestran su estupefacción con que se critique la reserva de hasta el 40% de vacantes para mujeres, cuando existe desde hace años un «cupo masculino» en los procesos selectivos. «Nadie se atreve a criticar el 40% de plazas que se reserva cada año para militares. Teniendo en cuenta que solo hay un 10% de mujeres en el Ejército, es una cuota prácticamente para hombres», denuncian.