THE OBJECTIVE
El purgatorio

Bea Fanjul: «Yo nunca he pecado»

La presidenta de las Nuevas Generaciones del PP comenta en ‘El purgatorio’ su posición sobre Marruecos, la juventud y las ‘paguitas’

El sol fusila de manera inmisericorde las aceras de Madrid. Los chicos se enamoran. Las piernas salen de su barbecho. La calle se convierte en destino y no en pasaje transitorio. El verano ha ocupado a la fuerza la villa y corte. Cientos de ciudadanos han hecho sus votos para que la lluvia vuelva a asomar su fino rostro por la península. Beatriz Isabel Álvarez Fanjul, o sea, Bea Fanjul, llega a El purgatorio con gafas de sol. Toma asiento y un trago de agua. Se despoja de los anteojos y entonces descubres que te mira fijamente cuando habla. Y en ese tiroteo ocular uno no puede bajar las pupilas. Sea por el honor de esta mancheta. Habrá que fijar la mirada. Clavar el objetivo.

Fanjul, vasca y por ello, como dijo Unamuno, entendemos que «doblemente española», es joven, pero aguerrida. Cree que se volverá cada vez más sensata, que no quiere decir más moderada («es una palabra que no me gusta»). Desde abril de 2021, Fanjul, única diputada popular por Vizcaya, es la presidenta de las Nuevas Generaciones del Partido Popular. Congregación juvenil que expresa la fe de Génova, 13. Y de donde han salido santos que se convirtieron, cosas de la política, en mártires, véase el caso de Pablo Casado. Joven líder de las Nuevas Generaciones de Madrid que acabó alcanzando la cima, o sea, la séptima planta de Génova, aunque se acabara despeñando.

Está desenvuelta la diputada vasca en la entrevista. Responde y hasta pregunta al entrevistador. Confiesa un amor en las Nuevas Generaciones. Duda sobre si quiere ser madre. Expresa su opinión sobre los votantes de Bildu. Comprende el cabreo, la decepción, el hastío de una juventud española que apenas acierta a ver un futuro. Eso sí, no quiere «paguitas», quiere «comprarles una oportunidad». Le cabrean los discursos banales de Podemos y Vox sobre la violencia de género. Sobre Marruecos, al ser preguntada sobre si lo considera una dictadura, elude la respuesta: «Yo no hablo de política internacional». Sucede un silencio breve y denso. «No te ha gustado la respuesta, ¿o qué?»

PREGUNTA. – ¿Y para qué sirven las nuevas generaciones de un partido?

RESPUESTA. – Para hacer política. Para recoger las sensibilidades de los jóvenes. De hecho, creo que lo más noble, cuando una persona tan joven decide hacer algo más que preocuparse por sí mismo y poner voz a los problemas de los demás y hacerlo sin cobrar un duro y quitándote tiempo con la familia, con los amigos. Creo que no hay cosa más noble. Y no te digo con las Nuevas Generaciones del PP, exclusivamente. Te hablo de juventudes del Partido Socialista o de cualquier otro partido político.

P.- Usted se afilió con 18 años al Partido Popular. Se lo voy a preguntar como lo haría Mourinho, ¿por qué?

R.- Bueno, es verdad que yo venía de una trayectoria en el colegio durante la cual representaba a los estudiantes y, además, siendo muy jovencita, era la representante de todo el colegio. Estaba con otro compañero más. Esa rivalidad con los profesores de buscar un punto intermedio, de ponerle la voz a todos los estudiantes… Pues desde pequeñita me llamó la atención. Cuando entré en Nuevas Generaciones era porque tenía compañeros de Nuevas Generaciones en clase y un día decidí acompañarlos.

Eran momentos delicados todavía en el País Vasco y me llamó la atención que incluso en los propios actos hubiese más gente fuera que dentro. Lo he dicho muchas veces y es que había más escoltas que personas intentando mejorar la vida de sus ciudadanos, y eso me llamó muchísimo la atención. Empecé a colaborar con ellos en campañas electorales, poniendo las carpas. Siempre nos quedamos con la ertzaina y decías: «Oye, ¿por qué estamos hablando de gente que lo único que quiere es presentarse a unas elecciones municipales con la intención de mejorar la vida de los bilbaínos?». Entonces, bueno, me llamó mucho la atención.

P.- ¿Le intentaron disuadir?

R.- No, mi familia siempre me ha apoyado en todo. De hecho, entré con mi hermana gemela y a mi hermana la perdí hace tiempo de la política. Y bueno, había muchos amigos míos cercanos que es verdad que no lo entendían. Ser del PP en el País Vasco no es algo muy cómodo.

P.- ¿En qué consiste ser presidenta de Nuevas Generaciones?

R.-Liderar un proyecto, liderar a una generación. Entonces es una multitarea. Tratas de ordenar las tareas, de dirigir un proyecto, de decir qué es lo que quieres de esta nueva generación. Intenté cambiar las cosas, mejorarlas. No digo que anteriormente fueran mal, solo que cada uno intenta poner su sello de identidad. Me obsesioné porque aprovecharan las Nuevas Generaciones para su vida. Siempre he pensado que Nuevas Generaciones tienen tres pilares. La vida personal, porque puedes hacer muchísimos amigos y tienes la capacidad de conocer muchísima gente. E incluso de ayudar a los demás. Es como una parte de voluntariado que dispones tu vida por los demás.

La vida profesional, porque tenemos acceso a mucha gente con altísimas responsabilidades y creo que puedes aprender mucho de ellos y tienes la oportunidad de hablar de tú a tú con personas con mucha experiencia. Y si eres una persona ambiciosa, lista y con capacidad de escucha, eso te lo puedes llevar para ti. Y la vida política, porque al final, lo quieras o no, tratas de dar iniciativas: «Oye, me ha comentado mi amigo esto», y lo trasladas y tienes la capacidad de presentar escritos, proposiciones no de ley, hacérnoslo llegar. Entonces creo que hay tres ejes que son en los que se sustentan las Nuevas Generaciones, y que es positivo para todos ellos.

P.- ¿Se hacen amigos y algo más que amigos?

R.- Sí, entiendo que sí.

P.- ¿Usted no se ha enamorado en las Nuevas Generaciones? 

R.- Sí, me enamoré. Tuve un novio durante tres años. Era presidente de Nuevas Generaciones de Zaragoza. Yo era secretaria de Nuevas Generaciones de Vizcaya. Una relación muy bonita.

P.- Le he escuchado a Federico Jiménez Losantos, genio y figura, apodar a las Nuevas Generaciones del PP como las «nuevas gayneraciones». ¿Lo escuchó?

R.- Aquí hay dos cosas. Siempre se ha hablado de que el Partido Popular es un partido retrógrado, bla, bla bla y chorradas de estas. Es una banderita que nos ha puesto la izquierda, porque la izquierda parece que son los únicos liberales y que molan. En el Partido Popular nos da igual la gente de donde venga, siempre y cuando tenga ganas de trabajar. Y que haga con su vida lo que estime oportuno, siempre y cuando no afecte a la vida de los demás. La libertad acaba donde empieza la de otro. La verdad es que en Nuevas Generaciones, o en cualquier formación política o la empresa privada, pues hay gente con otros gustos. Los hay, sí, no importa.

P.- ¿Hay una abundancia de personas LGTB dentro la organización?

R.- Sí, tenemos. Como un montón de juventudes de otros partidos.

P.- ¿El mejor método para que la meritocracia funcione es afiliarse a un partido político?

R.- Yo no estoy de acuerdo con las afirmaciones que suele verter la gente tan al aire. Es decir, lo de que la gente se mete en política desde joven para medrar, no. La gente se mete en política desde joven, muchos dejándose el dinero que no tienen para viajar un fin de semana, para ayudarte a montar un acto, para proponerte papeles con ideas. Pasa que, como todo en esta vida, hay gente brillante, hay gente con muchísimas ganas de trabajar que encuentra un espacio. Lo que digo es que luego hablamos y nos quejamos. Decir: «Es que a la gente joven no se da la oportunidad», pero cuando a la gente joven se le da una oportunidad en política es «no, es que viene desde crío con el objetivo de… ». Yo tengo un equipo maravilloso.

P.- ¿Pero es un error para gente que entra muy joven en la política el hacer del partido su casa y considerar la política como una forma de vida?

R.- Es que no se concibe como una forma de vida. Es como que formas parte de ello. Para mí el Partido Popular es como parte de mi familia. Es otra familia que tengo, mi familia de verdad, y luego mi otra familia. Compartimos muchísimos momentos, momentos de tensión, momentos de muchísimo trabajo y lo hacemos con la vocación de ayudar a los demás. Es que no estoy para nada de acuerdo con que la gente se mete en un partido político porque va a llegar a ser ministro.

Tú sabes lo difícil que es ser presidente de Nuevas Generaciones de España o ser presidente de Nuevas Generaciones de una comunidad autónoma. Es que antes has tenido que demostrar una serie de trabajos. No es: yo vengo aquí, siento mi culo y voy a conseguir ser algo. No, es que no funciona así, has tenido que demostrar cosas. Pero como todo en esta vida, cuando tú arriesgas y apuestas por personas, hay veces que te salen bien y hay veces que te salen mal, pero es que pasa en la política, pasa en la empresa privada… Y yo es que estoy muy orgullosa del equipo que me acompaña, pero ya no sólo a nivel nacional, sino en cada territorio.

P.- ¿Cómo es su relación con la fe?

R.- Creo, sí. Estoy bautizada, he hecho la comunión, cinco años de confirmación. Sí, creo.

P.- ¿Le llegó antes el creer en Dios que creer en la política?

R.- Creo en Dios antes que en la política.

P.- ¿Y cuál es el peor pecado que puede cometer un ser humano?

R.- Hacerle daño a otra persona.

P.- He leído que se declara usted inconformista y rebelde. ¿Se puede ser rebelde dentro de un partido político?

R.- Sí, por supuesto.

«Desconozco si Marruecos es o no una dictadura»

P.- ¿Usted lo ha sido siempre?

R.- Bueno, creo que va unido a la juventud. Creo que los jóvenes somos irreverentes y somos rebeldes porque nos lo cuestionamos todo, porque lo queremos tener todo, porque tenemos mucha ambición positiva. Y porque quizás nos falta experiencia.

P.- ¿Qué se cuestiona del Partido Popular?

R.- Evidentemente, te cuestionas cosas, pero hay una cosa que tenéis que entender: en el Partido Popular, como en el resto de partidos políticos, hay gente más mayor. Nosotros tenemos una forma de hablar que es totalmente distinta, que incluso hoy día solo la forma de hablar plantea una ruptura con las personas más mayores. La forma de abordar los temas, mis preocupaciones no son las mismas que la de una persona de 40 o 50 años, como es lógico. Nosotros intentamos alzar la voz, decir: «Oye, yo lo veo así, yo esto creo que hay que trabajarlo de esta manera». Es una pelea constante y eso es algo que creo que es hermoso en los partidos políticos, ese debate positivo. Intentas llevarlo a tu terreno.

P.- ¿A la política se viene llorada de casa?

R.- No, se puede llorar en la política. En la política llorarás. Tendrás que aprender también a poner buenas caras cuando lo estás pasando mal. Pero creo que es una carrera de fondo.

P.- ¿Usted ha llorado en política?

R.- Lo he pasado mal.

P.- Cuando se habla de la política, de la polarización y de los debates en el Congreso y en el Senado, ¿no cree que harían bien en decir sus señorías que, a pesar de los acalorados debates, luego hay normalidad en el discurrir de la gente en el Congreso?

R.- ¿Me estás preguntando si todo lo que sale en la tele es verdad o si luego a nivel personal nos llevamos bien?

P.- Digo que creo que hay un discurrir muy normal de la gente en el Congreso de Diputados, ¿eso me lo confirma o no?

R.- Creo que hay una polarización muy extendida y que antes la política funcionaba de otra manera. No obstante, luego las relaciones personales que se trabaja uno es como todo. Yo guardo una maravillosa relación con el secretario de Juventudes Socialistas. Nos llevamos muy bien y podemos pensar muy distinto de muchas cosas. Pero guardamos las formas y nos respetamos. En las comisiones en las que estoy en el Congreso, trato de llevarme bien con todas las fuerzas políticas e intentar llegar a un acuerdo. Evidentemente no es tan fácil cuando a una persona a la que tienes cariño y tienes respeto nos ponéis delante de las cámaras a tener un debate, pues eso deja mella. Pero yo creo que hay que trabajar esa relación personal.

P.- Pero digo que esa imagen con la se queda el consumidor medio de información de los cara a cara en el Congreso, luego eso no se traslada en el día a día. Y harían bien los políticos en decirlo.

R.- Sí y no. No verás a la señora Montero saludar al grupo parlamentario popular nunca. Hay ciertas personas que rozan la mala educación, pero hay otras que no.

Bea Fanjul. | Víctor Ubiña

P.- Una líder de nuevas generaciones, ¿cómo ve a la juventud española?

R.- Mal. Creo que lo está pasando muy mal. Y aquí vamos a aparcar el tema de ideologías: ni de izquierda, ni derecha, ni centro. Creo que la gente lo está pasando muy mal. Durante muchos años se le ha prometido a la juventud que tenías que sacarte una carrera o máster y hablar no sé cuántos idiomas y que vas a tener un trabajo prometedor y que vas a ganar mucho dinero y que te ibas a poder emancipar.

Pero es que estamos en un momento en el que se ha puesto de moda algo el coliving, el coworking, porque no te puedes permitir ni siquiera emprender, porque no te puedes permitir ni emanciparte a no ser que te vayas con tu pareja y siete amigos más. Creo que la realidad de la juventud española está mal, está muy negra. Se está dejando atrás a una generación entera y ya no hablamos de su futuro, estamos hablando de su presente cada vez más tarde. Luego nos achacan los problemas de natalidad. Pero, ¿cómo vas a formar una familia si ni siquiera puedes permitirte esa etapa de tener un trabajo, de vivir y además tener que ahorrar? Es incompatible.

P.- ¿Nos han estafado cuando nos vendieron ese mensaje?

R.- No sé si nos han estafado o no. Sólo sé que tenemos un problema y que ese problema no se soluciona con un brindis al sol. Creo que durante muchos años se han aprovechado de esa generación. Cuando acabas la carrera, tienes que pasar por una fase de prácticas, y cuando pases esas prácticas con la universidad, vas a hacer las prácticas con la empresa, y en realidad, lo que estás haciendo es cubrir la baja de una persona que lleva no sé cuántos años y que cobraba una pasta, pero te están diciendo que es que tú estás en un periodo de pruebas. Claro que tiene que haber un periodo de prueba, y que evidentemente los sueldos tienen que ser progresivos y que ninguno estamos pidiendo que nos venga todo de desde ya. Pero tampoco que se les tome el pelo.

p.- Pero cuando dice que no habla de ideologías, entiendo que los últimos gobiernos en España, tanto del PP como del PSOE, no han pensado en los jóvenes o no han pensado lo suficiente en los jóvenes.

R.- No creo que ese sea el problema. Quizás las soluciones que han intentado poner encima de la mesa no sean las más adecuadas. Hoy en día tenemos un problema de vivienda. Ahora todos los partidos políticos hablan de ella. Evidentemente, creo que es como el tema de la educación, tiene que haber un pacto de Estado. Estamos hablando de muchísimos jóvenes que no pueden dar el salto a tener una vida propia. Cuando la mayoría están en casa de sus padres o cuando la mayoría están compartiendo habitaciones con no sé cuántos compañeros y buscándose la vida.

p.- Hace unos meses escuché a la presidenta de la Comunidad de Madrid, señora Ayuso, decir que los jóvenes «lo tienen todo», por ende, tienen falta de estímulo, y que les falta «cultura del esfuerzo», ¿concuerda con ese análisis?

R.- No. A ver, vamos a ver. Yo entiendo lo que quiere decir la presidenta. Es decir, tú no le puedes mandar un mensaje a los jóvenes diciéndoles: «Hey, no os preocupéis, os va a ir bien porque os va a dar un cheque para que podáis ir al cine». Como si nosotros tuviéramos un precio. Como si tuviésemos que estar subvencionados. Lo que hizo la presidenta, y estoy totalmente de acuerdo, es decir: a los jóvenes no hay que comprarles con una paguita. Lo que hay que comprarles es una oportunidad y no es una compra. Es decir, dame la oportunidad de que yo pueda entrar a este círculo de trabajo, que yo pueda tener un acceso a una vivienda en el que yo pueda ordenar mi vida y luego ya tiraré solo.

P.- ¿Pero nos falta cultura del esfuerzo?

R.- Pues habrá a quien le falte la cultura del esfuerzo.

P.- ¿Pero en líneas generales?

R.- Yo creo que la gente joven es ambiciosa. Tendrás, como sucede en todas las familias, alguien que se haya quedado atrás.

P.- ¿Estamos ante una educación que les exige menos a los jóvenes que antes?

R.- Es que este Gobierno aprobó una ley en la que no pasa nada. Puedes pasar de curso suspendiendo. El problema es que cuando desde abajo rebajan las exigencias, eso lo vas arrastrando el resto de tu vida. Cuando tú le dices a la gente: «Por un cinco o por dos cincos no pasa nada». Antes tenías el ritmo de decir: «Oye, no, ya no es que vaya por el cinco, vamos a intentar ser mejor». Yo siempre he estado muy de acuerdo, además, en becar a la gente que se esfuerza y que consigue sacar buenas notas por encima del resto, pero porque ha trabajado, porque se ha esforzado o porque ha estudiado más que los demás. Y también se merece esa recompensa.

P.- ¿Pero nota que existe la posibilidad de que haya una especie de conflicto generacional de hijos que le reprochan a los padres y padres que les reprochan a los hijos?

R.- No. Bueno, es que ahora me viene a mi cabeza mi situación personal familiar. Jamás les reprocharía a mis padres absolutamente nada porque soy lo que soy gracias a ellos. Y yo creo que la juventud española no tiene esas ganas de echar en cara nada. La mayoría de amigos, de gente que conozco, agradece a sus padres sus esfuerzos. Lo que puede sentir es cierta frustración. Es decir, llegar hasta un punto y no conseguirlo y que eso te queme y eso te duela, pero de ahí a trasladarlo… Es que incluso al que lo hiciera, o pretenda que se haga, creo que no lo conseguiría. ¿Tú le reprochas algo a tus padres?

P.- No, pero sí puedo entender que cabree a la población joven que se les hable con desdén hacia los jóvenes, cuando creo que tenemos ciertas ventajas, pero tenemos otros problemas.

R.- Pero estarás de acuerdo conmigo en que a los jóvenes siempre se les ha hablado con desdén. ¿Sabes lo que pasa? Lo que pasa es que ahora tenemos un gobierno de izquierdas y que la gente no sale a la calle. Con los problemas que hemos tenido, la tasa de paro más alta de toda Europa, tenemos un problema de vivienda de narices y yo no veo a todos acampados en Moncloa, en Sol, rodeando el Congreso.

«Moderado es una palabra que no me gusta»

P.- ¿Expresa el mea culpa la presidenta de Nuevas Generaciones del PP por no convocar una manifestación?

R.- No, porque ¿sabes lo que hace mi generación? Mi generación se ocupa de trabajar cada día por salir de esa situación. Sin embargo, luego la izquierda lo que hace es «qué mal nos va, vamos a dar por culo». Pero esa generación, incluso esa ideología, ¿dónde está ahora? ¿Dónde están todos los sindicatos? Cuando las personas tienen que elegir entre taparse con una manta o poner la calefacción; cuando tienen que elegir entre comprar pasta o comprar pescado fresco; cuando tiene que elegir ir en transporte público porque no pueden llenar el depósito de gasolina, ¿dónde están? Porque hoy en día está pasando y llevamos años pasándolo. Hemos pasado un confinamiento bastante duro. Muchísimas familias que no se podían permitir llegar a fin de mes porque sus negocios estaban cerrados. Pero gobernaba la izquierda, no se puede uno quejar. Y las han pasado putas, pero la gente joven y la gente mayor, ¿dónde estaban? ¿Dónde están?

P.- ¿La derecha ha perdido la calle?

R.- No, no es una cuestión de perder la calle o de ganar la calle. Es que yo creo que la derecha lo que hace es trabajar cada día por intentar salir de esa situación. Lo que hace la izquierda es montar el pollo.

P.- Eso también se lo critican a la derecha. Argumentan que la derecha solo se dedica a gestionar, y la parte comunicativa…

R.- [Interrumpe] Es que los mejores años en España siempre han sido gracias a la derecha. Y es que es cíclico, es como tropezar tres veces con la misma piedra. Miren, la izquierda promete, coge la bolsa de dinero y dice: «Venga, vamos a repartir». Compra nichos. Y son perfectamente conscientes del agujero que están dejando. Y luego viene la derecha y dice: «Joder. Que no, que esto es insostenible». Y con todo el respeto, con toda la prudencia y siendo perfectamente conscientes de lo que están haciendo, no está bien, porque no está bien, porque hacer eso no está bien, es engañar a la gente. Es pan para hoy y hambre para mañana.

P.- ¿A qué llama usted «paguitas»?

R.- Al bono cultural, por ejemplo, que es totalmente ideológico. Es redirigir los gustos y las aficiones de la gente, decirle: «Oye, voy a subvencionaros para que podáis ir al cine a no sé cuánto, pero dejo fuera el deporte y dejo fuera la tauromaquia, porque no lo considero cultura». ¿Que no es cultura? Es cultura. Es que es un sesgo ideológico tremendo. Y, por cierto, ¿se están tramitando bien esos bonos culturales? Porque yo no conozco a nadie que haya podido acceder a ese bono cultural.

P.- Entiendo que no considera «paguita» un bono de alquiler joven.

R.- No. Vamos a ver, es que hay dos cosas que son totalmente distintas. Tú no puedes orientarte en base a tus gustos, en base a tu ideología, ciertas ayudas. Ahora, cosa muy distinta es que tengamos un problema en la vivienda. ¿Cómo podemos ayudar? Y puede haber ayudas totalmente transversales. Y además es que creo, y vuelvo a repetir, que como es un tema que afecta a todos, porque me da igual qué partido político sea, pero todos o casi todos tienen hijos, sobrinos o personas jóvenes en su entorno familiar o, aunque no estén en su entorno familiar, aunque seas el típico tío soltero que no tienes hermanos y que sólo tienes padres. Vamos a ver, legislas para intentar atajar esos problemas. Es que hay estudios de 30 metros cuadrados a 800 euros. 800 euros. ¿Estamos todos locos?

P.- ¿Usted está a favor de la educación sexual en los colegios?

R.- Sí. Creo que es un tema tabú. Evidentemente, exige una responsabilidad, pero creo que hay un problema con eso porque es como tan incómodo hablar de ello, pero creo que se tiene que educar a la gente para saber lo que hay. Es un tema muy delicado. Pero todo lo que sea educación en positivo. Yo te digo de manera personal que no le veo inconveniente. Habría que mirar cómo se hace, porque estamos hablando de menores. Pero evidentemente, todo lo que sea educar y educar en positivo, el que la gente tenga acceso a ciertos conocimientos y sepa lo que está bien y lo que está mal, creo que es positivo.

P.- El año pasado se publicó el Barómetro de Juventud y Género de 2021, un informe que reveló que uno de cada cinco chicos varones de entre 15 y 29 años negaba la existencia de la violencia machista y opinaba que es un invento ideológico. ¿Es un peligro que haya jóvenes que compren la idea de que la violencia de género es un discurso ideológico?

R.- Me parece horrible. Soy una firme defensora de la lucha contra la violencia de género. Es más, soy portavoz y me parece peligroso. Además, nosotros en la Comisión hemos tenido muchísimas comparecencias internas. Estamos con la renovación del Pacto de Estado y si la ministra decide ponerse manos a la obra y trabajar en esto, que es lo que ella se abstuvo y lo dejó de lado. Me parece un error.

Bea Fanjul posa en la sede de THE OBJECTIVE | Víctor Ubiña

P.- ¿Le cabrea que haya discursos políticos que niegan la violencia de género?

R.- Me cabrea que haya discursos banales con ese tema. Que cuando estamos hablando de temas serios, cuando estamos hablando de leyes, porque nosotros legislamos y es tan delicado, tan estricto, tan profesional, que lo banalicemos con denuncias falsas y que digan que criminalizamos al hombre. Y, evidentemente, creo que hay ciertos casos, como cuando ha dicho la secretaría de Estado de Igualdad: «Todos los hombres son violadores». ¿Estamos locas? Te lo digo claramente, eso es de zumbada. No todos los hombres son violadores, ni todos los hombres violan. Pero es que pasamos del discurso de Podemos del extremo absoluto al discurso extremo y negacionista de Vox. Y creo que hay un punto intermedio, que es el punto que tiene mi partido, que es el sensato. Es decir, evidentemente tenemos un problema con esto, vamos a atajarlo, pero no nos dejemos banalizar con discursos simplones.

P.- ¿Usted ha sufrido machismo en su paso por la política?

R.- No. No lo he vivido. He tenido un acompañamiento, me han enseñado, me han acompañado y no tengo ninguna queja. Pero no lo llevaría a la política. ¿Algún gilipollas me he encontrado? Sí. ¿Y alguna gilipollas? También.

P.- Usted pertenece al PP vasco, partido que ha sufrido a ETA. ¿Cree que en ocasiones se ha podido utilizar en vano, de una manera banal, el nombre de las víctimas de ETA?

R.- No. Y te lo digo con todo respeto, esa pregunta duele. Cuando me afilié con 18 años, yo vi lo que vi. Imagíname con 20 años que cojo y digo: o sea, matan a la gente como a gorriones. Y por ese acto de rebeldía, de responsabilidad, yo me pongo ahí sin pensar en las consecuencias que tiene para tus amigos y para tu familia, aparte de las tuyas personales. Es que todos mis compañeros del PP vasco dieron un paso al frente cuando tenían 20 años, dejando de lado todas sus opciones en la vida porque han vivido bajo la supervisión de un escolta. Cambiando de rutinas. Cambiando de lugares. Mirando para atrás constantemente. Teniendo una juventud en la que nosotros disfrutábamos tranquilamente de copas en una discoteca, ellos tenían a dos tíos detrás, y eso genera un rechazo brutal. Eso te aísla. Y crecer así es bastante doloroso.

Entonces, cuando has pasado durante años comiendo semejante mierda, que ahora vengan con el discurso purista de que el Partido Popular vive de esto. Me hubiese gustado saber cuántos de ellos hubiesen sido capaces de hacer lo que han hecho mis compañeros en el País Vasco. Y evidentemente, hay decisiones que se toman a día de hoy duelen. Y ver cómo Bildu es una fuerza política que tiene una tremenda posición en el Gobierno de España, duele. Y ver cómo se humilla a las víctimas del terrorismo y ver cómo a una persona que sale de la cárcel, que no se ha arrepentido, le reciben como un puto héroe, duele. Duele cuando ves a niños de tres años, de cinco que ni siquiera saben dónde están, porque sólo ven bengalas y ven fiesta y ven banderas. Pero es que no se recibe como un héroe al tío que ha estado en la cárcel, que se ha arrepentido y que ha colaborado con la justicia para tratar de ayudar a las víctimas y decirles lo que pasó, e intentar reparar todo el daño que hizo. A esa gente se le hace el vacío. Y es que, evidentemente, estamos haciendo algo mal.

P.- ¿Le parece impertinente la pregunta?

R.- No, me parece impertinente que la gente lo canalice de esa manera, porque estamos hablando de hace nada. Tenemos un Gobierno de España que no hace más que hablar de Franco. Franco por aquí, Franco por allá. Pero, ¿qué pasa con ETA? ¿Qué pasa con esos 300 crímenes sin resolver? ¿Qué pasa con esas familias?

P.- ¿Para usted ETA, de un modo u otro, sigue viva?

R.- Creo que ha habido un cambio. Creo que parte de su pensamiento sigue vivo. Creo que tenemos un problema gordo en el País Vasco cuando se siguen celebrando esos ongi etorris y la delegación del Gobierno mira para otro lado. Creo que como sociedad vasca y sociedad española tenemos un problema en el momento que permitimos eso, porque estamos lanzando un mensaje a la sociedad, a las nuevas generaciones, a las futuras generaciones de que lo que pasó no fue tan grave y estuvo bien. «Este tío es un héroe». Y me parece preocupante. Como también me parece preocupante que no conozcan, por ejemplo, todos los jóvenes españoles quién fue Miguel Ángel Blanco, quién fue Gregorio Ordóñez o tantas víctimas. Y qué es lo que sucedió en el País Vasco.

P.- Dice que en lo ‘militar’ no sigue viva, pero en lo político debo entender que ETA sigue viva.

R.- Vete al Parlamento vasco y mira qué parlamentarios vascos tenemos.

P.- Eso es un sí, entiendo.

R.- Vete a Wikipedia o donde quieras, te metes en internet y miras como varios exetarras son parlamentarios vascos o vemos como el propio Arnaldo Otegi quizás se presenta a las siguientes elecciones autonómicas. El tío que estaba disfrutando de un día soleado en la playa mientras estaban asesinando a Miguel Ángel Blanco.

«Estoy a favor de la educación sexual en los colegios»

P.- ¿Qué opinión le merecen los votantes de Bildu?

R.- Yo nunca juzgo a un votante y no te diría que todos los votantes de Bildu comparten lo que representa Bildu. Es que incluso dentro de Bildu hay personas que han podido desmarcarse y decir: «Oye, no señores, que esto no va conmigo. Que yo estoy diciendo que lo que pasó con ETA no está bien». O sea, tienes de todo. Pero nunca puedes culpar a la gente por su voto.

P.- Una última pregunta sobre actualidad. ¿Marruecos es o no una dictadura?

R.- Yo no hablo de política internacional.

P.- Está bien para salir de la respuesta.

R.- ¿No te ha gustado?

P.- No. ¿Como persona, como ciudadana, considera que Marruecos es una dictadura?

R.- Es que para preguntarme sobre estos temas debería estar muy al tanto.

P.- No entiendo por qué cuesta tanto decirlo.

R.- ¿Marruecos es una dictadura?

P.- Sí. ¿Usted diría que no o que sí?

R.- No lo sé. Te estoy diciendo de manera muy franca que para tener una respuesta tajante con un sí o un no, debería ser conocedora de todo lo que pasa en Marruecos, y no lo soy. Con la política nacional y recorrerme toda España ya tengo suficiente.

P.- Pero eso es como para no meterse en un berenjenal.

R.- No, no es una cuestión de meterme en berenjenal o no. Se llama prudencia y un poco de responsabilidad por lo que voy a decir, porque voy a hablar de algo que no conozco.

P.- Entiendo que la posición del partido es que no es una dictadura.

R.- Eso se lo preguntas al partido.

P.- Entendí que no cuando escuché a la señora Gamarra hace unos días. Por cerrar, unas cuestiones breves. ¿Cuál es el cliché más extendido sobre los vascos que quiera desmentir?

R.- Lo de que somos muy cerrados, en verdad. Somos muy nobles y muy, muy salaos.

P.- ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser vasca?

R.- Lo mejor, lo noble que eres. Lo peor es que llueve mucho.

«Creo en Dios antes que en la política»

 P.- ¿Le gustaría ser madre algún día?

R.- Una buena pregunta para la que no tengo respuesta.

P.- ¿Ve una falta de mujeres en cargos de responsabilidad en Vox?

R.- Pues la verdad es que no lo sé. Ahora me ha venido el recuerdo de la moción de censura presentando a Tamames y donde no había ni una sola mujer. Pero es verdad que el Congreso, que es donde más espacio puedo compartir con ellos, sí que veo mujeres, pero no lo sé, no conozco muy bien su organigrama interno.

P.- Con el paso de los años, dicen que se vuelve uno más conservador. ¿Tiene miedo de que le ocurra lo contrario y se vuelva usted más de izquierdas?

R.- Yo creo que me volveré cada vez más sensata. Al final, vas acumulando experiencias, vas conociendo a mucha gente, tu vida va cambiando… Lo que lo que piensas con 20 años no lo pillas con 30, y lo que piensas con 30, no con 40. Entras en unos matices, vives unas experiencias totalmente distintas.

P.- ¿Se ha moderado usted?

R.- No es una cuestión de moderarse. La palabra ‘moderada’ no encaja mucho conmigo. Uno puede ser firme en la defensa y en las convicciones de sus principios, y eso no significa que no sea moderado.

P.- ¿Moderado para usted es un insulto?

R.- No, es una palabra que no me gusta.

P.- La izquierda suele pelear más, estamos de acuerdo, pero la derecha cuando se pelea, se pelea con más fuerza. ¿Estamos de acuerdo?

R.- Vamos a ver, es que la izquierda, el ‘manual de resistencia’… eso fue muy gore. Y lo de Pablo Iglesias, también.

P.- A mí se me viene a la mente otra cosa un poco más gore.

R.- ¿Cuál?

P.- Febrero de 2022.

R.- Pues a mí me pareció menos gore que todas estas. Se cerró la herida en una semana.

P.- No sé si Pablo Casado opina lo mismo.

R.- Yo en Podemos he visto cómo pasan de primera fila al gallinero. Y cómo Pedro Sánchez se ha cargado no sé cuántos ministros. Presidentes autonómicos no le dejan pisar ciertas comunidades autónomas para hacer campaña. Lo que pasa es que no sé, me da que también a los medios les gusta mucho mirar a la centroderecha.

P.- Si le llaman ‘Cayetana’ como insulto, ¿usted lo lleva con orgullo?

R.- Prefiero que me llamen ‘Cayetana’ a que me llamen ‘Montero’, ¿sabes?

P.- ¿Se considera falta disciplinaria el que a alguien de Nuevas Generaciones del Partido Popular no le guste Taburete?

R.- [Ríe] No, no ponemos multa si no te gusta Taburete. Les pondría otras multas.

P.- ¿Ha perdido el miedo a que le llamen facha?

R.- Me la suda… Perdón, me da exactamente igual.

P.- ¿Y qué pide para beber?

R.- Depende de la hora del día. Si es a las 9, un café con leche. Si estamos hablando de un poquito de afterwork, depende de la hora. Un vermut rojo, un vinito blanco, una cervecita…

P.- Y la última, ya que hemos estado hablando de los pecados…

R.- Yo nunca he pecado. Soy buena. No, nunca. Solo imagino los pecados.

P.- ¿Es una santa?

R.- Soy una santa.

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