Denuncian una plaga de cucarachas e insectos en dos prisiones de Madrid: «Es insoportable»
El CSIF exige a Prisiones la desinfección de las celdas en Estremera y Valdemoro. Este jueves un preso ha lanzado una silla contra una cabina de cristal
El aumento de las temperaturas ha traído consigo situaciones del todo desagradables en las prisiones madrileñas de Estremera y Valdemoro. Desde hace unas semanas, funcionarios de prisiones vienen denunciando la proliferación de cucarachas e insectos en los módulos donde residen centenares de presos. «Está todo plagado. Es muy desagradable estar trabajando y ver cómo hay bichos en suelo, techo y paredes. Es insoportable», revelan fuentes penitenciarias consultadas por THE OBJECTIVE.
El problema se extiende durante todos los turnos de trabajo, pero especialmente durante las últimas horas del día y la madrugada, según reza la reclamación que ha presentado la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ante la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Exigen medidas al departamento dirigido por Ángel Luis Ortiz para frenar el avance de los insectos en las instalaciones desde hace más de diez días, sin que se haya producido ninguna respuesta.
«Durante la noche es totalmente desagradable ver cómo todos los bichos pululan libremente por la cabina de seguridad, las mesas, los enseres de funcionarios y funcionarias…», denuncia Sergio García, delegado del CSIF en las prisiones de Madrid III y VI. Los funcionarios reiteran la dificultad que supone trabajar en estas condiciones de «insalubridad e higiene». Una situación que ellos mismos deben paliar eliminado a los bichos cada vez que los advierten, aunque, advierten, resulta inútil: «Sin una desinfección, las cucarachas y los bichos se siguen reproduciendo…».
La plaga de estos artrópodos en las prisiones viene de lejos. Según explica García, su aparición suele ser común con la llegada del verano. «El problema viene cuando no se toman medidas con tiempo, como ha ocurrido en Estremera y Valdemoro. Si tu desinfectas antes, no hay apenas. Ahora, sin prevención, se están multiplicando. Por este motivo, el CSIF urge a Prisiones la desinsectación de las zonas afectadas y de todas las dependencias del centro.
Agentes de autoridad
Entre tanto, el pasado fin de semana la cárcel madrileña de Valdemoro fue de nuevo escenario de una agresión hacia los funcionarios de prisiones. Dos trabajadores resultaron heridos en manos y hombros al intentar mediar entre dos internos que se estaban peleando «de forma salvaje y violenta» en los baños del patio. Una vez intentaron separarlos, uno de los reclusos se lanzó a puñetazos contra los funcionarios, sin que el otro hiciese nada por impedirlo.
Pocas horas después, otra pareja de presos también protagonizó una pelea en el departamento de ingresos. En este caso, ningún empleado penitenciario resultó herido, la riña cesó cuando advirtieron a los anteriores. Del mismo modo, los funcionarios también calmaron este jueves a otro interno, con problemas de adicción y un trastorno de personalidad. Sin mediar palabra, a primera hora de la mañana, el recluso ha comenzado a destrozar el mobiliario del módulo 8, lanzando sillas contra cristales y puñetazos a las cabinas de llamada, según ha informado la sección sindical de CSIF Valdemoro.
Mientras las agresiones contra los funcionarios aumentan, el Ministerio del Interior no ha reconocido aún la condición de agentes de autoridad a los funcionarios de prisiones. El departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska se comprometió a reconocer el estatus a los trabajadores en la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana. Una modificación que, sin embargo, no salió adelante tras ser votada en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados.
Los sindicatos de prisiones piden desde hace años este reconocimiento porque lo consideran una medida disuasoria frente a posibles ataques de presos y una vía para reducir la violencia en las cárceles. Hasta ahora, los capítulos violentos en prisión se dilucidan con un procedimiento disciplinario en vez de perseguirse de oficio por los propios mandos con penas de prisión. Una situación que, de conseguir ese estatus, cambiaría para estos trabajadores.