Interior se olvida de la valla de Melilla: solo 20 agentes la vigilan tras un año de la tragedia
Guardias civiles de Melilla advierten que «ocurrirá lo mismo» si el Ministerio no pone a más agentes en la frontera
Un año después de la tragedia en la valla de Melilla, la vigilancia policial del perímetro fronterizo sigue siendo la misma pese a los compromisos del Ministerio del Interior de reforzar la seguridad en los 12 kilómetros de vallado que separan la ciudad autónoma de Nador (Marruecos). Según fuentes de la Guardia Civil consultadas por THE OBJECTIVE, solo una veintena de agentes —ocho de Seguridad Ciudadana y 12 de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS)— custodian cada día la frontera española. Un número que tal y como confirmaron los trágicos hechos del 24 de junio de 2022 es insuficiente para mantener el control de la valla frente a saltos masivos.
La avalancha de más de 2.000 inmigrantes, en su mayoría de origen sudanés, que trató de cruzar la frontera entre España y Marruecos por el puesto fronterizo del Barrio Chino dejó al menos 23 muertos, según los datos oficiales, a causa del «embudo humano» que se formó en la entrada a la aduana española. Un informe reciente de Amnistía Internacional, no obstante, revela que hubo más de un centenar de fallecidos tras recabar testimonios de distintos testigos. Estos últimos aseguran que decenas de personas, heridas de gravedad tras el intento de entrada y que fueron trasladadas en autobús al sur del país alauí, fallecieron en los vehículos tras no recibir asistencia sanitaria.
Las asociaciones profesionales han reclamado, sin éxito, el incremento de efectivos en la Comandancia de Melilla en innumerables ocasiones. La realidad, sin embargo, es que al mismo tiempo que la presión migratoria se ha ido disparando en la ciudad autónoma —en 2022, más de 6.000 personas intentaron saltar la valla, según datos de la Delegación del Gobierno—, el Ministerio del Interior ha aumentado esta plantilla en cinco agentes, de 594 a 599, según aseguran fuentes del Instituto Armado. Un 0,8% más de efectivos en los últimos cinco años.
«La previsión fue nula»
La previsión policial aquel día, según denuncian las mismas fuentes, «fue nula». Cuando la oleada de inmigrantes se acercaba al paso fronterizo, en el lado español solo había cinco agentes de la Guardia Civil vigilando el perímetro. Cinco efectivos que debían hacer frente, de imprevisto, a miles de personas que intentaron, en algunos casos de forma violenta, entrar a territorio nacional. Ante la magnitud de lo que podía ocurrir, los efectivos se replegaron y pidieron más refuerzos. «Estaban desamparados. Ahora, en cualquier caso, si volviese a ocurrir, la situación sería idéntica», critican.
El tiempo que transcurrió entre la llegada de los inmigrantes al vallado, la retirada de los agentes españoles y el retorno con más efectivos, a los que se sacó de distintas unidades, muchos de ellos sin experiencia en seguridad ciudadana, alcanzó más de una hora. Para cuando los funcionarios comenzaron a trabajar, la situación estaba completamente desbordada. «La falta de medios, de personas, no nos dejó otra opción que requerir de la policía marroquí. Ellos pasaron al lado español para ayudarnos y expulsar a los inmigrantes», indica un guardia civil respecto a la devolución en caliente que se hizo de 470 africanos.
No hubo aviso previo de Marruecos y las cámaras del paso fronterizo, donde se produjo el tapón humano y las muertes por asfixia, según han revelado distintos trabajos periodísticos, estaban apagadas. «No hubo planificación alguna y, teniendo en cuenta los medios de los que disponíamos, el resultado fue el caos total», señala otro guardia civil.
Protocolo de actuación
Por otro lado, los medios «caducos» con los que trabajan los guardias civiles siguen siendo los mismos. Desde Jucil, la asociación mayoritaria de la Guardia Civil, su secretario general, Ernesto Vilariño, critica que «no ha cambiado nada desde el año pasado». «Los agentes cuentan con un centenar de cascos que tienen que compartir en los sucesivos turnos de vigilancia. No se han repuesto ni siquiera los escudos, deteriorados tras el salto del año pasado, cuando los inmigrantes que superaron la valla mostraron una violencia inusitada provistos con palos, garfios, cuchillos y hierros incrustados en su calzado para escalar las vallas».
Las organizaciones del Instituto Armado también reclaman al Ministerio del Interior un protocolo «claro» de actuación contra la inmigración en las vallas de Melilla y Ceuta, en la que solo una quincena de agentes vigilan los ocho kilómetros de perímetro fronterizo. Un plan «acorde al tratado Schengen» que dote «de la suficiente protección jurídica a los agentes» frente a asaltos masivos de inmigración como los que se produjeron a lo largo del pasado año. «Se necesitan medidas urgentes. Si no, volverá a ocurrir lo mismo», indican.