Jucil teme «nuevos y violentos asaltos» a la valla de Melilla al año de los sucesos del 24 de junio
«Un año después, nada ha cambiado» y «apenas se ha aportado material antidisturbios nuevo», denuncian
La asociación de la Guardia Civil Jucil ha asegurado que teme «nuevos y violentos asaltos» masivos a la valla de Melilla porque «un año después del trágico último salto no se ha hecho nada para evitarlos», en referencia al salto que se produjo el 24 de junio de 2022 en el que murieron decenas de migrantes.
El secretario general de la asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil), Ernesto Vilariño, ha subrayado que «la última defensa de España ante la entrada violenta de una avalancha de inmigrantes a través de la valla de la ciudad de Melilla son los cuerpos de una veintena de guardias civiles».
Ernesto Vilariño ha indicado que «un año después, nada ha cambiado» al aseverar que «apenas se ha aportado material antidisturbios nuevo».
El responsable de Jucil ha resaltado que los guardias civiles en Melilla «cuentan con un centenar de cascos que los compañeros comparten en los sucesivos turnos de vigilancia y continúa el déficit de personal y la vigilancia de la frontera recae en una media de entre ocho y diez guardias civiles del Servicio de Seguridad Ciudadana por turno junto a una docena de miembros del ARS, de antidisturbios», para cubrir 12 kilómetros de vallado y el control de accesos a través del paso fronterizo.
«No se han repuesto ni siquiera los escudos, deteriorados tras el salto del año pasado, cuando los inmigrantes que superaron la valla mostraron una violencia inusitada con palos provistos de garfios, cuchillos y hierros incrustados en su calzado para escalar las vallas y que usaron contra los guardias civiles», ha alertado Ernesto Vilariño.
1.800 subsaharianos en el Gurugú
El secretario general de Jucil ha afirmado que sospecha que lo que ocurrió hace un año, con las consecuencias de numerosos muertos entre los inmigrantes que intentaron superar la valla, volverá a pasar. «Nos consta que a día de hoy se contabilizan en el monte Gurugú, cercano a la frontera, en torno a 1.800 subsaharianos que esperan una oportunidad para saltar una valla cuyo mantenimiento prácticamente no existe», ha asegurado Vilariño.
Según ha apuntado, «los agujeros en el vallado se reparan simplemente con unos alambres y poco más, y con relación a los detectores de movimiento, colocados a cierta distancia a lo largo de todo el perímetro de la valla, en su mayoría no funcionan, precisamente por falta de ese mismo mantenimiento».
Vilariño ha dicho que «hay zonas de la valla donde siguen sin instalarse los peines invertidos que dificultarían el acceso hasta la parte alta de la misma porque de una estructura que sujete estos obstáculos».
Ha denunciado además que, a pesar de la gravedad de los hechos ocurridos en junio del año pasado, «las promesas que llevó a cabo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras su visita a la valla después de los sucesos del año pasado, y las de la dimitida directora de la Guardia Civil, María Gámez, han quedado en saco roto, como siempre».
Ernesto Vilariño ha expresado su preocupación «porque, pese a lo sucedido, con cientos de guardias civiles heridos en cada uno de estos asaltos violentos, siga sin aplicarse la legislación nacional y supranacional en materia de extranjería, que permitiría la expulsión inmediata y sin necesidad de iniciar expediente de los extranjeros que pretendan su entrada de forma violenta».