La primera aldea que celebra el Orgullo Gay en España: 75 vecinos, pregón y 'tractores arcoíris'
Huérmeda (Zaragoza) ha celebrado por segundo año la fiesta gay en sus calles. Ellos, dicen, «también existen y sienten»
Huérmeda (Zaragoza, 75 habitantes) ha pasado de ser una aldea en vías de extinción a estar más viva que nunca. De ser un municipio en que los vecinos —cuya media de edad ronda los 70 años— desconocían lo que ocurría tras sus lindes a convertirse en uno que va por delante de casi todos los demás: un emblema del Orgullo Gay rural en España. Su punto débil, la despoblación que sufre, ha sido realmente su verdadero motor. Sus ganas de revertir la situación demográfica han convertido a esta pedanía de Calatayud en un atractivo para muchos. Y uno de sus primeros pasos ha sido celebrar el Día del Orgullo LGBTIQ del mismo modo que lo hacen grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Es el primer municipio de estas características que lo festeja en todo el país.
La idea surgió de un miembro de Veracruz y San Paterno, la asociación vecinal desde la que se organizan todos los festejos en Huérmeda. «¿Por qué no tenemos nuestro propio Orgullo Gay?», se planteó hace un año. «Nos dimos cuenta de que nadie lo había hecho en la comarca. Era un tema muy importante. Al igual que en muchas ciudades vemos como la diversidad sexual no se acepta del todo, en el mundo rural, directamente, no se acepta. Había que cambiarlo, nosotros también existimos y sentimos», reivindica, en conversación con THE OBJECTIVE, Rubén Villafáfila, un miembro de la comisión de festejos.
El trabajo que tenían por delante era amplio, teniendo en cuenta que la mayoría de la población, en concreto los más mayores, ni conocía al colectivo ni mucho menos había visto una bandera arcoíris. Era difícil, pero no imposible. Se pusieron manos a la obra y pese a los pocos recursos con que contaban diseñaron un organigrama que poco tenía que envidiar al de otras ciudades donde se celebra esta fiesta: pregón, desfile, carrozas, batucada, talleres, cursos y hasta discomóvil nocturna.
Gran acogida
La gran sorpresa, sin embargo, fue la gran acogida que tuvo la jornada en 2022. No solo de huermedinos, pequeños y más mayores, sino también de vecinos de pueblos cercanos que se enteraron y también acudieron a la fiesta LGTBIQ. «Fue un público genial, todo el mundo participó un montón. Pero lo más importante fue que la gente, después de la jornada, se fuese con la lección aprendida. La de que cada uno tiene el derecho de vivir su vida libremente y que todos debemos respetarlo. Eso es que lo más contentos nos pone», cuenta este joven de 19 años, que estudia agricultura y asistencia en sanidad animal.
Este año la celebración, cuya fecha siempre es una semana antes del Orgullo Gay en Madrid, no ha sido menos. Hubo música, tractores con banderas arcoíris, talleres sobre maquillaje drag queen y un pregón defendido por Alma Gormedino, una actriz trans, oriunda de la zona, que viajó a la aldea desde la capital española para dar a conocer su historia y la de toda la comunidad.
El pregón de una actriz trans
Esta última fue la encargada de dar el pistoletazo de salida al orgullo, el pasado sábado 24 de junio, desde el balcón del centro social de Huérmeda. En su discurso, la intérprete señaló que «una zona rural no es tan libre como una zona urbana». Y por este motivo «era importante destacar que la diversidad sexual era algo que formaba parte del ser humano». «No solo están las personas gays o las lesbianas, también los bisexuales. También la diversidad de género, algo, indicó, que «eliges tú porque nadie te puede negar quien eres».
«No somos un colectivo, somos una comunidad que se apoya y por eso queremos que forméis parte de ella. Tenemos que promover juntos la diversidad, somos personas con sentimientos y derechos (…) Porque también existimos en las zonas rurales. Aprender es sencillo, está a nuestro alcance». «Aunque seamos pocos aquí, hacemos mucho. ¡Que viva el Orgullo!», finalizó entre aplausos del pueblo.
Carrozas y ‘tractores arcoíris’
El pregón fue precedido por un desfile que recorrió todo la aldea. Al ritmo de la batucada, decenas de vecinos, algunos andando, bandera en mano, y otros montados en carrozas llevadas por tractores, forrados con el emblema arcoíris, celebraron la que ya es una de sus fiestas más importantes, tal como se advierte en las imágenes que ilustran este reportaje. «No todos vivimos en Madrid. Y aunque el mundo rural esté abandonado, aquí es importante que la gente sepa que puede querer a quien quiera. Que lo que se busca es la felicidad», aleccionan algunos vecinos.
Después de la cabalgada LGTBI, llegó el turno de distintos cursos y actividades. Por un lado, el taller de maquillaje drag. Según explican los organizadores, todo el que quería podía maquillarse de mano de profesionales y «contar posteriormente su experiencia sobre el cambio». Otro de cómics y batucada, al que fueron los más pequeños, e incluso monólogos de cómicos, llegados de El Molino, un mítico café-concierto de Barcelona.
Pero si hay algo que destacan desde la organización han sido las charlas sobre el colectivo LGBTIQ que han cambiado la perspectiva de los mayores en Huérmeda. «Coloquios en que psicológicos han tratado todo tipo de temas, desde la diversidad sexual a la inclusión laboral de las personas trans. En algunos casos, la idea ha ido calando poco a poco. En otros, al menos, han empezado a pensar en ello, y eso es ya de elogiar», señalan desde la organización.
La aventura, en cualquier caso, no termina aquí. Ahora, el pueblo se ha inscrito en la iniciativa de una conocida marca de Whisky, que lleva la fiesta gay más famosa a muchas localidades de España con distintas carrozas. Y, en paralelo, siguen organizando todo tipo de eventos para que Huérmeda jamás caiga en el olvido. Pese a que quede mucho trabajo por delante, el entusiasmo no desaparece en este pequeño enclave rodeado de ríos y montañas. Es innegable, son, más que nunca, un ‘orgullo de pueblo’.