Alfonso Guerra: «La izquierda se ha hecho puritana y eso conlleva una pérdida de libertad»
En esta segunda parte, el exvicepresidente del Gobierno aborda el ‘caso Rubiales’ o sus relaciones con González
A continuación se reproduce la segunda parte de la entrevista que el director de THE OBJECTIVE, Álvaro Nieto, ha realizado a Alfonso Guerra. En este pasaje el veterano político socialista aborda cuestiones como el ‘caso Rubiales’ o su relación con Felipe González.
Usted habla en su libro de la izquierda «reaccionaria» y «neopuritana”, y precisamente estos días estamos viendo quizás muchos ejemplos de ello. ¿Ha perdido la izquierda sus valores de tolerancia y apertura?
Totalmente. La izquierda se ha hecho puritana. Bueno, en realidad una cierta izquierda. Y eso redunda en una pérdida de libertad enorme, porque se ve usted obligado a la autocensura permanente. Porque si dices según qué cosas te crucifican para siempre. Porque aquí ya no hay cinco, diez o veinte años de condena, aquí todo es cadena perpetua. Cuando alguien dice una cosa que se considera improcedente o hace algo improcedente, eso ya es para toda la vida.
Antes de que haya juicio incluso.
Sí, por supuesto. Se identifica acusación con condena.
Y se ha acabado con la presunción de inocencia.
Hace mucho tiempo que eso se ha perdido. Pero claro, es que la condena no es cualquiera. Es de por vida hasta que te mueras. Y además, no solo en aquello en lo que te has equivocado, sino en toda tu vida, en todo lo demás. Yo cito el caso de Woody Allen, que es escandaloso. Ha habido dos juicios demostrando que no hay nada de lo que una persona despechada decía que había. Y hay gente que no distribuye las películas de Woody Allen o actores que dicen que no van a trabajar con él. ¿Pero qué es esto? Cadena perpetua sin además demostrar nada de una persona. A mí eso me parece que lleva a una pérdida de libertad muy grande, porque la gente se toca la ropa y piensa: «Cuidado, aquí no digas ni una palabra porque cualquiera sabe por dónde van a salir».
Pero da la sensación de que vamos a más…
Sí, vamos a más porque la izquierda está totalmente entregada a eso.
«Rubiales siempre ha sido un macarra. El problema no es cesarlo, el problema es haberlo nombrado»
¿Ha visto usted el escándalo desatado por un chat de universitarios en La Rioja?
Sí, es increíble, hasta el fiscal ha entrado a investigar eso. ¿Pero qué es esto? Es la vida muy personal de la gente. La gente puede decir lo que quiera, y cuando sea un delito lo que diga, porque ha incitado a la violencia, entonces usted podrá intervenir. Yo creo que la sociedad se está pasando, aunque en realidad son grupos minoritarios, lo que yo llamaría las patrullas de la moral, como en Irán tienen patrullas persiguiéndote al grito de «cuidado que ese ha dicho no sé qué». Que digan lo que quieran, no pasa nada. La libertad es la libertad.
¿Qué opina del ‘caso Rubiales’?
Que se ha exagerado todo. ¿Por qué? Porque el problema de Rubiales no es cesarlo, el problema es haberlo nombrado. Porque este señor era un macarra desde el primer día, no ahora porque le haya dado un beso a una joven, que me parece fatal. Pero si le hubiera dado un beso al seleccionador no hubiera habido escándalo. Incluso muchos hubieran aplaudido. Y lo que hizo en el palco era más grave que lo del beso. Y de eso no se ocupa nadie. Si sólo hubiera hecho lo del palco y no hubiera hecho lo del beso, nadie lo hubiera puesto en causa. Lo cual indica que estamos mirando por unos anteojos muy estrechos. Que el tío tenía que irse, pues claro, si siempre ha sido un macarra.
Pero parece que le protegieron porque era del PSOE…
Su padre fue alcalde de Motril con el PSOE, pero la protección ha venido por los clubes de fútbol. El mundo del fútbol es un mundo muy opaco, donde se reparten prebendas y se mantiene a la gente durante todos los años que quieran, como estuvo [Ángel María] Villar. Con el dinero que cobra y viviendo en una jaula de oro, el muy tonto hace una cosa que la gente no le puede perdonar…
No sé si ha visto usted, aprovechando esta polémica, que un policía ha puesto una denuncia por abuso sexual contra una independentista que le besó en la boca el 1 de octubre.
[Risas] Lo que me preocupa es la no gradación del delito en estos temas. Se considera agresión sexual tanto una violación como un beso. Yo creo que no, que habría que llamarlo de diferente manera.
En realidad eso es culpa de la famosa ‘ley del sí es sí’, que lo ha equiparado todo.
¿Es una violación una agresión sexual? Sí. ¿Y un beso es lo mismo que una violación? Yo creo que no.
¿Cree usted que el Gobierno ha utilizado el ‘caso Rubiales’ para tapar otros asuntos?
Eso se dice siempre cuando hay una cosa así que arma mucho escándalo. Igual alguno ha podido pensar en eso, pero no creo que haya sido preparado.
Me han llamado la atención dos cosas que cuenta usted en el libro sobre la Unión Europea. En primer lugar, dice que la ampliación al Este fue un «gravísimo error». ¿Por qué?
Sí, fue un error hacerlo a la vez porque había muchos países que no reunían las condiciones en aquel momento. Ahora ya están haciéndolo poquito a poco con los siguientes. Ahora han aprendido.
«Es curioso que personas a las que Europa debe mucho en el tema español se portaran tan mal, como por ejemplo Winston Churchill»
Y luego usted habla de que la élite europea menosprecia habitualmente a España.
Sí, es una tradición. España empezó a ser retratada en el romanticismo como un lugar exótico en el que usted podía encontrar cosas que nunca imaginaría. Y eso no se ha perdido totalmente. Siguen pensando que esto es un lugar exótico. Una vez vino un holandés en coche a Sevilla hace unos 45 años. Y me dijo: «Qué sorpresa tan tremenda, he venido por carreteras asfaltadas, yo pensaba que aquí en Andalucía era todo de tierra». Esa es la imagen de los libros, y algo de eso sigue sucediendo. Eso fue lo que hizo que cuando el levantamiento de parte del ejército en el 36 las democracias europeas desconsiderasen absolutamente a la República y se negaran a venderle siquiera material a un gobierno legítimo obtenido por una votación libre y limpia. Y permitieron que Alemania ayudase a los facciosos. Es curioso que personas a las que Europa debe mucho en el tema español se portaran tan mal. Yo tengo un gran respeto por Winston Churchill, que le dijo no a Hitler, pero en el caso español fue totalmente partidario. Todo un premio Nobel como él. Y el que pasó a Francia la misma idea sobre España fue otro premio Nobel, Saint-John Perse, que fue el que dijo: «No, no, no, a la República nada».
También cuenta usted cómo Valéry Giscard d´Estaing nos puso palos en las ruedas para entrar en el club comunitario…
Sí, se negó absolutamente al ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, como se llamaba entonces, porque perjudicaba los intereses de los agricultores franceses. Recordará usted que tiraban en la frontera la mercancía de los camiones que llegaban de España e incluso dispararon contra unos pescadores en el Golfo de Vizcaya. Por eso una vez le tuve que explicar a Lionel Jospin que en el Museo del Prado cuelga un cuadro que se llama ‘Los fusilamientos del 3 de mayo’ y le dije: «¿Vais repetir eso otra vez?».
El día 20 de septiembre presentará ‘La rosa y las espinas’ (La esfera de los libros) junto a Felipe González en un acto que ha despertado mucha expectación. ¿La relación entre ustedes está completamente normalizada?
No ha habido que normalizar nada, siempre hemos sido amigos.
¿Pero entonces es un mito eso de que ustedes se pelearon un día?
No cabe duda de que nosotros tuvimos divergencias políticas, pero la amistad no la perdimos nunca. Lo de presentar el libro juntos se me ocurrió un día que estuvimos comiendo, se lo propuse y aceptó, lo cual ha creado una expectación extraordinaria. Va a haber mucha gente, sin duda, porque siempre escuchar a Felipe es interesante y en un tándem conmigo pues a la gente le recuerda un poco al Jano de las dos cabezas.
¿Cuál fue el momento en el que ustedes discreparon más? ¿Con qué asunto?
En el Gobierno había un sector que podríamos llamar social-liberal y que tiene derecho a existir. Yo tengo la tesis de que todo el mundo tiene derecho a existir: a mí me enfada mucho cuando un socialista me dice que a los del PP no hay que darles nada y que hay que despreciarlos. No, mire usted, la gente tiene derecho a ser del partido que quiera y de la filosofía que quiera. Yo me opondré a ella, pero tengo que luchar también para que tengan derecho a hacerlo. Ese sector social-liberal tenía derecho a existir, pero yo siempre le decía a Felipe: «Felipe, yo voy por una acera y estos socioliberales van por otra. No te vengas a mi acera, pero no te vayas a la de ellos. Tú camina por el centro, que eres la autoridad». Y hubo un momento en que dio un paso y se puso en el otro lado. Y entonces ya la cosa no funcionó.
«A mí me enfada mucho cuando un socialista dice que a los del PP no hay que darles nada y que hay que despreciarlos»
O sea que fue por un tema casi de política económica.
No, no, ideológico. Detrás de la política económica siempre hay un posicionamiento ideológico.
Por cierto, que usted desvela que la expropiación de Rumasa no fue idea de Miguel Boyer, sino de Carlos Solchaga.
Sí señor. El que lanzó la palabra expropiación fue Solchaga.
¡Qué injusta es la vida! A veces uno pasa a la Historia por hacer algo que no ha hecho. ¡El marrón se lo comió Boyer!
Solchaga era ministro de Industria y a nadie se le ocurrió que aquello fuera obra del ministro de Industria, todos pensaron en el de Economía. Pero no fue el de Economía, fue el de Industria.
Pues lo vamos a dejar aquí señor Guerra, le agradezco mucho su tiempo y esperemos que la situación en España se encarrile, aunque está complicado.
Está complicado, pero yo tengo esperanza. Recuerde lo que dijo Bismarck cuando le preguntaron cuál era la nación más fuerte del mundo: «España, porque los españoles llevan 200 años queriendo destruirla y no lo han conseguido».
Cierto. Bueno, lo dejamos aquí y emplazamos a todos a leer su libro, donde descubrirán, entre otras cosas, su relación de amor con Audrey Hepburn.
Relación platónica, eh, no vayamos a confundir a la gente.
[LEA AQUÍ LA PRIMERA PARTE DE LA ENTREVISTA CON ALFONSO GUERRA]
Fotografía y vídeo: Víctor Ubiña
Agradecimiento: Hotel Boutique Palacio Pinello de Sevilla