Doce miembros de ETA inculparon a Otegi de un asesinato y nueve secuestros
Estos y otros delitos en los que implicaron al dirigente de Bildu tuvieron lugar entre 1977 y 1987, cuando Francia lo entregó
Las diligencias llevadas a cabo por la Guardia Civil y la Policía Nacional entre 1977 y 1987, así como las declaraciones realizadas por 12 miembros de ETA, implican al actual coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, en nueve secuestros. También lo señalaron como ordenante del asesinato del político de Unión de Centro Democrático (UCD) Juan de Dios Doval. Los años de la investigación son la década en la que Otegi militó en la organización terrorista.
El historial completo del dirigente abertzale era hasta el momento desconocido. El Mundo ha logrado recopilar ahora parte del mismo, así como las declaraciones de sus compañeros en ETA. Otegi no ha sido juzgado por la mayoría de los delitos por los que fue sospechoso durante sus años como terrorista en activo. Esta etapa abarca desde su entrada en ETA político-militar (ETA-pm) en 1977 hasta 1987, cuando Francia lo entregó ya como miembro de ETA militar (ETA-m). La organización continuó viva hasta su completa disolución en 2018.
Otegi, hasta ahora, estaba vinculado con tres secuestros: el de Luis Abaitua, directivo de la planta Michelin en Vitoria, el único por el que fue condenado; y los de los políticos de UCD Gabriel Cisneros y Javier Rupérez, dos procesos judiciales de los que terminó absuelto. Sin embargo, la documentación policial a la que ha tenido acceso El Mundo indica que no son los únicos.
Además de participar en dos atracos y un asalto a mano armada, los antiguos miembros de ETA implicaron al líder abertzale en otros seis secuestros. Dos de ellos fueron frustrados y otros dos fueron ordenados por él, al igual que el asesinato de Juan de Dios Doval en San Sebastián el 31 de octubre de 1980.
En total, una docena de militantes etarras lo inculparon por estos y otros delitos terroristas mientras era líder de dos comandos y como dirigente desde Francia tras su marcha. Entre los hechos delictivos están incluidos colocación de explosivos, robos de armas y dinero, captación de nuevos miembros, seguimiento de objetivos o cursillos de adiestramiento en armas y explosivos que dirigía él mismo.
Que Otegi haya hecho frente a pocos procedimientos judiciales no es una excepción. De los 28 asesinatos que cometieron los llamados polimilis sólo hay uno resuelto. En esto influyen una variedad de factores: la poca colaboración de Francia, unas fuerzas de seguridad y unos tribunales que estaban por aquel entonces desbordados y las negociaciones impulsadas a partir de 1981 por Juan José Rosón, ministro de Interior con Adolfo Suárez, para intentar que depusieran las armas.
Este diálogo llevó a archivar muchas investigaciones, lo que explica la existencia de casos sin resolver. Además, aquellos eran los años de plomo de la organización, en los que ETA mataba a diario, y la mayoría de esos asesinatos quedaron sin respuesta. A partir de los años 90, no obstante, la maquinaria policial y judicial mejoró.