Colapso en Barajas por las peticiones de asilo de Senegal y Marruecos: «Estamos al límite»
Durante dos noches consecutivas se han fugado 26 inmigrantes marroquíes del aeropuerto, denuncian fuentes policiales
Colapso en el aeropuerto de Madrid-Barajas por la avalancha de peticiones de asilo de ciudadanos procedentes de Marruecos y Senegal. Desde hace varias semanas, el puesto fronterizo de Barajas se encuentra «completamente desbordado» debido a la «solicitud masiva» de protección internacional de personas oriundas principalmente del continente africano, aunque también de países sudamericanos como Venezuela, según denuncian a THE OBJECTIVE fuentes policiales. Una situación que ha desencadenado los primeros problemas de seguridad en el aeropuerto. En los dos últimos días se han escapado de estas estancias 26 inmigrantes, todos ellos de origen marroquí y de los cuales la Policía Nacional solo ha localizado a uno porque resultó herido en su intento de fuga.
Estas mismas fuentes señalan que las salas de inadmitidos, es decir, aquellas personas a las que se les deniega el asilo, se encuentran sobrepasadas en su capacidad, triplicando e incluso cuadruplicando, en algunos casos, el aforo máximo de las mismas. Son el caso, indican, de la sala tres, en la terminal 1, o de la sala 4, en la cuarta terminal. En estas estancias, cuya capacidad va variando cada día en función de las camas disponibles, no se supera en un contexto normal la presencia de 40 o 50 personas. En este momento, advierten los agentes desplegados, cuentan con una media diaria de 150 personas.
Una realidad que muestran los datos oficiales. El Ministerio del Interior reveló el pasado jueves que la Oficina de Asilo y Refugio ha recibido 163.218 solicitudes de protección internacional en 2023, un 37% más que en el año anterior y la mayor cifra desde la creación de la oficina en 1992. Unos datos que sitúan a España como el tercer país de la Unión Europea que registra más peticiones de este tipo.
‘Modus operandi’
El ‘modus operandi’ de los solicitantes de asilo siempre es el mismo, según relatan fuentes policiales. La mayoría, procedentes de Senegal, Marruecos o Kenia, compran billetes de avión con destino a un país de Sudamérica, normalmente Brasil, El Salvador o Bolivia, haciendo una escala antes en Madrid. Como estos estados no piden visado para los nacionales africanos para poder entrar el país de destino y, en el caso de España, no se exige uno de tránsito, a su llegada a Madrid,se les permite hacer la escala en la zona internacional de Barajas.
Una vez en España, los inminentes solicitantes se deshacen de la documentación y acuden al puesto fronterizo a pedir protección internacional. En algunos casos, cuentan las mismas fuentes, esperan a que se haga de noche para colarse, escalando las barreras del puesto fronterizo, en territorio español. Hasta ahora, se han contabilizado 60 viajeros que han intentado entrar de forma irregular mediante este procedimiento, accediendo en algunos casos a las pistas del aeropuerto.
Fugas y condiciones «infrahumanas» en Barajas
En las últimas semanas, han sido sobre todo ciudadanos de Senegal y Marruecos los que han solicitado asilo a su llegada a España, tras haber partido desde el aeropuerto de Casablanca. El colapso ha provocado numerosos incidentes con personas oriundas del país alauí, advierten estas fuentes, que se quejan de las condiciones de las salas y protagonizan enfrentamientos con otros solicitantes o inadmitidos. En otros casos, como ha ocurrido en las pasadas dos noches, los inmigrantes han optado por fugarse. Diecisiete de ellos lo hicieron en la madrugada del sábado de la sala de inadmitidos de la T1, y el viernes otros nueve hicieron lo mismo rompiendo el cristal de unas de las ventanas.
A la situación límite que se vive en la frontera, se suma, según denuncian desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) la dejadez de AENA y Cruz Roja que, «lejos de habilitar salas de inadmisiones con capacidad suficiente para albergar a las personas y los policías en condiciones dignas, proporciona instalaciones en condiciones infrahumanas y un servicio pésimo de asistencia social y limpieza».
Chinches y poca higiene
Un ejemplo de ello es la última sala provisional de asilados que ha tenido que instalarse debido al hacinamiento en la terminal 2 y en la que se alojan mujeres y niños. «Dicha sala carece de las más elementales condiciones de habitabilidad y salubridad. Un habitáculo sin ventilación ni ventanas, iluminado por luz artificial todo el día, sin duchas y con un único baño para todas las mujeres y los niños que allí se hacinan en colchonetas hinchables sin fumigar», denuncian desde el SUP.
A esto se suma que Cruz Roja, encargada por contrato de gestionar la limpieza en dichas instalaciones, «se niega a entrar aduciendo a que en la zona hay chinches». Por lo que agentes de Policía, mujeres y niños están en estas salas sin que se haya recogido la basura desde hace días.