Cruz Roja renuncia a trabajar en la salas de asilo de Barajas ante el colapso de inmigrantes
La organización se encargaba de atender a los solicitantes y del servicio de limpieza en estas dependencias
Decenas en inmigrantes en una de las salas de asilo. | TO
Cruz Roja ha renunciado a trabajar en las salas de asilo del aeropuerto de Madrid-Barajas ante el colapso de inmigrantes. Esta organización, encargada de atender a los solicitantes y del servicio de limpieza, subcontratado con el Ministerio de Migraciones, llevaba varias semanas sin cumplir con su labor en el aeródromo. Cruz Roja ha tomado esta decisión de «manera temporal» hasta que se solucione el problema, según ha adelantado El País y ha confirmado THE OBJECTIVE por fuentes de esta institución.
Después de varias semanas, cientos de inmigrantes permanecen todavía hoy hacinados en las salas de asilo e inadmitidos ante la avalancha de peticiones de protección internacional. Estas estancias triplican su capacidad de aforo. En las mismas hay ahora mismo unas 400 personas, cuando tienen una capacidad de 120. Conviven allí en condiciones insalubres, rodeados de basura y durmiendo prácticamente en el suelo, denuncian fuentes policiales.
Desde el Ministerio del Interior respetan la decisión tomada por Cruz Roja en las responsabilidades que tiene atribuidas, pero, señalan fuentes del área de Grande-Marlaska «no la comparten». «Desde el primer momento hemos defendido la colaboración institucional como la mejor forma de resolver las incidencias, que se afrontan con más garantías desde todos los planos y con el esfuerzo y la cooperación de todos los actores implicados», aseguran.
El juez deniega el traslado al CIE
Interior ha reforzado en los últimos días el número de efectivos de Policía Nacional y de funcionarios de la Oficina de Asilo y Refugio ante el incremento de solicitudes de asilo. También, se ha encargado de reforzar la limpieza de las instalaciones, ante la ausencia de los profesionales de Cruz Roja, con los servicios contratados de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Por otro lado, se han habilitado dos nuevos despachos para la realización de entrevistas, que se suman a las tres ya existentes, y se ha abierto una tercera sala, en la que están las mujeres y los menores.
Mientras el caos continua en el aeropuerto, el departamento dirigido por Grande-Marlaska está buscando «nuevas fórmulas de coordinación» para agilizar los trámites de solicitud de protección internacional, señalan, «con pleno respeto a los derechos de los peticionarios», después de que el juzgado denegase su petición de trasladar a los inmigrantes al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid.
Para aliviar la congestión, Interior pidió autorización a un juzgado para trasladar a medio centenar de solicitantes al CIE, el lugar en el que se encierra a los inmigrantes antes de ser devueltos a sus países de origen. El juez aceptó el traslado, pero la Fiscalía pidió anular esta decisión porque la condición de los solicitantes de protección internacional no podía equipararse a la de extranjeros en situación irregular. El juzgado revocó la decisión y se declaró sin competencias sobre las salas en que los inmigrantes deben esperar hasta que se resuelve su petición.
Se cuelan en la sala internacional
La Policía Nacional viene denunciando desde el mes de diciembre el desbordamiento de las dependencias por la avalancha de peticiones de protección internacional. Se trata sobre todo de personas oriundas del continente africano, Marruecos, Senegal y Gambia, pero también de otros países de Sudamerica como Venezuela. Una situación que también ha desencadenado problemas de seguridad en el aeropuerto. En las dos últimas semanas se han escapado de estas estancias 26 inmigrantes, todos ellos de origen marroquí y de los cuales la Policía Nacional solo ha localizado a uno porque resultó herido en su intento de fuga.
El modus operandi de los solicitantes de asilo siempre es el mismo, según relatan fuentes policiales. La mayoría compran billetes de avión con destino a un país de Sudamérica, normalmente Brasil, El Salvador o Bolivia, haciendo una escala antes en Madrid. Como los mencionados Estados no piden visado para los nacionales africanos para poder entrar el país de destino y, en el caso de España, no se exige uno de tránsito, a su llegada a Madrid se les permite hacer la escala en la zona internacional de Barajas.
Una vez allí, los inminentes solicitantes se deshacen de la documentación y acuden al puesto fronterizo a pedir protección internacional. En algunos casos, cuentan las mismas fuentes, esperan a que se haga de noche para colarse, escalando las barreras del puesto fronterizo, en territorio español. Hasta ahora, se han contabilizado 60 viajeros que han intentado entrar de forma irregular mediante este procedimiento, accediendo en algunos casos a las pistas del aeropuerto. A esa lista, se suma otro caso la pasada madrugada del martes. Un hombre intentó saltar el control fronterizo para colarse en la terminal. La Policía lo detuvo y procedió a su ingreso en la sala.
Visados de tránsito
Ante este escenario, Interior estudia ya establecer ciertas restricciones a pasajeros procedentes de países africanos para atajar el desbordamiento en las salas de asilo . Esta medida trata de exigir un visado de tránsito a aquellos pasajeros que quieren hacer escala en aeropuertos españoles, según señalan fuentes policiales a THE OBJECTIVE. En su primera visita a Rabat esta legislatura y tras varios días de silencio sobre el asunto, el ministro aseguró el pasado viernes «que se estaba produciendo un uso fraudulento de la documentación de los vuelos que parten de Casablanca y hacen escala en Madrid».
Esta solución, planteada por el Sindicato Unificado de Policía (SUP) supondría una traba para aquellas personas que intentan acceder al país sin reunir los mínimos requisitos legales a través de la compra de un billete de vuelo internacional. «Ingresan sin aportar información alguna, con pasaporte falso y sin toma de huellas digitales para verificar la titularidad de los documentos», denuncian.
