Un guardia civil acusado de narco se ve como «chivo expiatorio de una historia más grande»
El agente defiende que tenia un superior que trabajaba con un ‘agente encubierto’ que le guiaba en las operaciones
Agente de la Guardia Civil.
La defensa del teniente de la Guardia Civil acusado de tráfico de drogas, revelación de secretos, cohecho y hurto, considera al agente como un «chivo expiatorio de una historia más grande», según ha dicho durante el juicio contra él y otras dos personas que ha comenzado este lunes en la Audiencia de Sevilla.
La sección séptima de la Audiencia ha iniciado hoy el juicio con jurado popular contra Raúl P.M, quien era teniente de la Guardia Civil y jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC), y para el que se le reclaman 14 años y cuatro meses de cárcel por presuntos delitos de revelación de secretos, cohecho, tráfico de drogas y hurto, una vista en la que también se juzga a José María C, y a Roberto O.
Para el primero de ellos, que presuntamente era el intermediario entre el guardia civil y los narcos, la Fiscalía pide un total de diez años y cuatro meses de cárcel y una multa de tres millones, mientras que para su primo Roberto O, el Ministerio Fiscal pide seis años y cuatro meses y la misma multa.
Este juicio fue señalado inicialmente para el pasado mes de mayo de 2023, pero tuvo que ser suspendido después de que el abogado del oficial de la Guardia Civil investigado renunciara a su defensa.
La Fiscalía, basándose principalmente en el testimonio de un agente encubierto, acusa al teniente de la guardia civil de facilitar a varios narcotraficantes información sobre operativos contra el narcotráfico y la organización del robo de varias decenas de fardos de hachís que estaba bajo la custodia de la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla.
El Ministerio Fiscal acusa al guardia civil de colaborar «con diversas personas que se dedicaban al tráfico de drogas, facilitándoles la información policial que le requerían», consistente fundamentalmente en «consultas en las bases de datos policiales de personas y vehículos relacionados con operaciones de tráfico de drogas».
Según la acusación, el teniente de la Guardia Civil manejaba estas informaciones «que no estaban enmarcadas dentro de sus funciones como agente de la Autoridad, para seguidamente revelar la información obtenida, a la que había tenido acceso con ocasión de su profesión como miembro de la Guardia Civil, a cambio de prestaciones económicas».
Es en este momento donde surge la figura del ‘agente encubierto’ -que declarará mañana martes-, que para el fiscal fue atraído por el acusado, aunque para este fue la persona que le «guiaba» a la hora de realizar las intervenciones, y que jerárquicamente estaba por encima de él en el mando de la Guardia Civil.
Raúl P.M. ha asegurado que este agente encubierto era su compañero y «amigo», y todo lo acontecido junto a él se debe a que ha sido su «referente», algo que se truncó, según ha explicado al tribunal, cuando cambió su actitud hacia este superior una vez «supo» que podía ser un agente «corrupto».
«Era mi referente profesional, a lo que yo quería llegar», ha señalado el acusado, quien ha explicado que el agente encubierto le confesó que ya estaba «harto del guarreo» del hachís y que quería investigar casos de cocaína porque solo lo hacía la Policía Nacional.
Ha desvelado que el agente encubierto se llama David, y que era éste quien manejaba las informaciones sobre los narcotraficantes porque él no tenía posibilidad de entrar en ellas, y ha repetido en varias ocasiones que no se ha llevado «ni un euro» de las operaciones de las que se le acusan.
En el robo de los fardos de hachís de la Comandancia, que propició la detención de los tres acusados, Raúl P.M, ha declarado que no estuvo dentro del edificio sino que se mantuvo fuera del mismo en un vehículo a la espera de «abrir paso» a la furgoneta que iba a cargar los fardos para que no fuera detectada por la policía.
El acusado ha señalado que cree haber sido «entregado» en este proceso «por saber demasiado, porque yo conocía muchas cosas», y ha explicado que en un momento dado le llegó por otras vías que su amigo David -el agente encubierto- podría estar metido en «corruptelas».
