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Un informe militar revela que la línea de vida no era obligatoria en el ejercicio de Córdoba

Los militares emplearon una cuerda de seguridad y no una línea de vida, un instrumento insuficiente según las acusaciones

Un informe militar revela que la línea de vida no era obligatoria en el ejercicio de Córdoba

Margarita Robles y el jefe del Ejército de Tierra, general Amador Enseñat, en el lago de Cerro Muriano en el que murieron un cabo y un soldado. | Flickr M.Defensa

Un informe elaborado por la Brigada Guzmán el Bueno X, después del trágico fallecimiento de dos militares en unas maniobras en la base de Cerro Muriano (Códoba), señala que la línea de vida y la embarcación de rescate no eran obligatorias en la práctica que tuvieron que realizar los miembros del Ejército durante la noche del 21 de diciembre.

Según informa el Diario de Córdoba, un documento entregado en el juzgado que investiga la causa, elaborado por la propia brigada a la que pertenecían el cabo Miguel Ángel Jiménez y el soldado Carlos León Rico, expone la planificación de los ejercicios que debían realizar los militares aquella noche de diciembre. Parte del contenido del informe fue entregado directamente por la ministra de Defensa, Margarita Robles, el general jefe de la Brigada, Ignacio Olazábal, y por el coronel al frente del regimiento de infantería La Reina 2, Manuel Navarro.

Durante el ejercicio, los militares emplearon una cuerda de seguridad o cuerda de guía y no una línea de vida, un instrumento insuficiente según las acusaciones debido a las características de la maniobra. La diferencia entre ambas herramientas estriba en que la cuerda de seguridad no deja de ser una mera cuerda a la que los militares deben agarrarse, mientras que la cuerda de vida permite que se puedan enganchar a la cuerda con un arnés que les mantenga permanentemente unidos a ella.

Este mismo martes, el abogado de la familia del soldado Carlos León Rico ha vuelto a denunciar que en la maniobra le fue ordenada a la tropa atravesar un lago artificial de la base de Cerro Muriano «sin contar con las más elementales medidas de seguridad adecuadas para la práctica, asumiendo» los mandos militares «el riesgo extremo que con ello se podría ocasionar, a sabiendas de forma consciente y contemplando que lo más probable es que en caso de que ocurriera una situación como la que ocurrió, no se contaba con las medidas de seguridad adecuadas».

El letrado señala como responsables de los hechos al general de la Brigada X Guzmán el Bueno del Ejército de Tierra, a dos coroneles, tanto el que aprobó las maniobras como el que estaba al mando aquel día; al teniente coronel, al comandante, al capitán, a dos tenientes y al sargento, unos como autores y otros como cooperadores necesarios.

«Eran plenamente consciente de ello, pues muchos de los testigos narran que le habían propuesto dejarlo para otro día, pero el Capitán no quiso. En esta línea, llama la atención lo manifestado por un soldado, refiriendo que el capitán dijo: ‘Me suda la polla todo, todo el mundo para adentro’», detalla. Al hilo, el recurso señala los testimonios que «refieren que algunos soldados tragaron mucha agua y se desmayaron, quedaron inconscientes y perdiendo el conocimiento, y otros llegaron a sufrir hipotermia, dañando la integridad física de muchos de los participantes» en el ejercicio.

No quiso «aplazar la práctica»

Para el letrado, pesa «la imputación objetiva en el presente supuesto, pues el capitán se hallaba en posición de garante, habiendo podido evitar el fatal resultado de dos muertes mediante la acción que le era exigible y ha omitido, en este caso, asegurarse de disponer de las medidas de seguridad adecuadas; y en caso de que no se tuvieran, haber aplazado la práctica, algo que fue propuesto por muchos de los soldados».

Además, añade que el coronel que aprobó la maniobra sabía que la misma no estaba incluida en el Plan de Instrucción Básico de un soldado de infantería. «Las demás figuras referidas forman parte de la cadena de mandos responsables y transmiten las órdenes del coronel, personas que deberían haber supervisado que todo fuera correcto y estuviera legalmente establecido, algo que tampoco se hizo».

En ese sentido, advierte de que el Juzgado Togado Militar Territorial número 21 de Sevilla «tiene competencia para conocer de los hechos delictivos cometidos hasta el capitán en el escalafón militar del Ejército de Tierra», pero en este caso «también son responsables los ificiales que van por arriba.

No era una «línea de vida»

Y de nuevo, la acusación particular insiste en que la supuesta «línea de vida» instalada en el lago «no era tal, sino que simplemente era una cuerda guía, que además parece ser que fue soltada por las personas que se encontraban en la orilla, obedeciendo la orden del capitán». Todo, ello, en un marco en el que «no había ningún socorrista ni equipos de salvamento (tales como flotadores salvavidas, etc.) ni personal para ello al lado del lago supervisando la práctica de la maniobra de vadeo»; así como tampoco había «ambulancia ni personal sanitario o facultativos de emergencia».

El recurso reitera además que la mochila del soldado Carlos León Rico «pesaba casi 12 kilos, siendo este peso junto al fusil, el casco, las botas militares, la uniformidad militar con chaqueta y pantalón un peso demasiado elevado para la práctica de vadeo.

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