Tapie, 'el francés': el narco para el que trabajaba 'El Cabra' que se ha hecho fuerte en Cádiz
La Policía vincula al líder de este clan con el suceso en Barbate por un ajuste de cuentas ese mismo viernes en Jerez
Aunque Kiko ‘El Cabra’ solía ir por libre a la hora de buscar trabajo en el negocio del tráfico de droga, este hombre, en prisión provisional por presuntamente asesinar a los dos guardias civiles en el recinto portuario de Barbate (Cádiz), siempre se vendía al mejor pagador. Y, entre estos casos, no estaba normalmente ninguna de las familias más conocidas que manejan el negocio de la droga en el Campo de Gibraltar, sino el clan de Tapie, ‘el francés’. Para este ceutí marroquí, de padres franceses, era para quien trabajaba, precisamente, la noche en que arrolló con la narcolancha la embarcación del Instituto Armado, según señalan fuentes del caso a este periódico.
Pese a que las primeras hipótesis apuntan a que ‘El Cabra’ habría acabado con la vida de los guardias civiles movido por la venganza tras la muerte de un amigo lanchero, que falleció semanas atrás, en la desembocadura del río Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), al colisionar la narcolancha en la que estaba con la patrullera Río Águeda durante una persecución. La Policía Nacional ha puesto el foco ahora también el líder del citado clan tras un ajuste de cuentas en Jerez de la Frontera el mismo día de la tragedia.
Y es que quien dio la orden de disparar en la madrugada del viernes contra un bloque de viviendas del barrio de la Constitución de la localidad gaditana sería, según las fuentes policiales consultadas, que indaga sobre estos hechos, el líder del clan para el que trabajaban el piloto y otros tripulantes de la narcolancha que mató a los agentes. Dos hechos entre los que apenas distan 24 horas y en los que ambos, directa o indirectamente, está implicado el citado narcotraficante.
Desde Dubái
Fuentes policiales señalan que Tapie, ‘el francés’, habría contratado a un grupo de sicarios para que disparasen con ametralladoras, a modo de aviso, la fachada de varias viviendas para achantar a una banda, ubicada en Jerez, que le había dado varios vuelcos de droga y había atacado a varios miembros de su clan hace dos semanas. Un suceso que ha puesto sobre la pista a los investigadores, que aseguran que este traficante busca hacerse todavía más fuerte en el negocio.
Se trata de un narco, en cualquier caso, que ha ganado peso en los últimos años en el Estrecho, sobre todo, rezan las fuentes consultadas, tras el desmantelamiento del OCON Sur. El cuerpo de élite, formado por 150 adelantes, dedicados las 24 horas del día a la lucha del tráfico de drogas en seis provincias andaluzas, que el Ministerio del Interior decidió cerrar en septiembre de 2022. La prueba de ello es que hasta hace unos años ‘el francés’ solo se dedicaba a los vuelcos, es decir, a asaltar a otros traficantes para quedarse con la mercancía, y ahora, que ha sumado fortuna con ese negocio, se dedica también a meter droga en Europa, procedente de Marruecos.
De hecho, revelan las mismas fuentes, «controla la mayoría de las gomas en la zona de Cádiz». La organización opera bajo el liderazgo de tres personas, dos en el país alauí y otra que se encarga de las descargas, custodia y traslado de la droga desde España hacia Francia. El tráfico de drogas, no obstante, no es su único cometido. A los anteriores, se suman también los encargos de ajustes de cuentes y ‘las protecciones de guardería’, es decir, la vigilancia de los lugares donde los clanes esconden o almacenan la droga para evitar robos de otras bandas.
Asesinato y contrabando
Por el momento, el juez encargado del caso ordenó el lunes el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de las seis personas que ocupaban las narcolanchas que embistieron a las dos víctimas. Están acusados de dos delitos de asesinato, cuatro delitos de asesinato en grado de tentativa, seis delitos de atentado agravado, un delito de contrabando y un delito de resistencia grave a agente de la autoridad, habida cuenta de que también hirieron a otros dos agentes.
El instructor también está investigando la desigualdad de medios entre las víctimas y los supuestos asesinos, que aprovecharon esa divergencia para cargar con violencia contra la Guardia Civil. Mientras las narcolanchas pesaban hasta cinco toneladas, medían 15 metros de eslora y tenían cuatro motores, la zódiac de los agentes apenas pesaba 500 kilos y tenía un solo motor. Cuando comenzaron a embestirles, los guardias civiles apenas tuvieron opción.
A esto se suma la falta de medios con la que ya contaba la Guardia Civil en la Comarca de Gibraltar. Y, sobre todo, la noche de autos. El litoral de Cádiz llevaba al menos 24 horas con el Servicio Marítimo en cuadro cuando se produjo la embestida mortal. Según publicó THE OBJECTIVE, el jueves 8 de febrero, es decir, un día antes del suceso mortal, las seis embarcaciones de esta unidad de vigilancia estaban averiadas, según alertaron varios agentes del Instituto Armado en un chat interno.