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Trashorras pide «perdón» a las víctimas del 11-M: «Es una mochila que me pesa mucho»

El exminero que facilitó los explosivos para el atentado conversa con su abogado tras solicitar la eutanasia

Trashorras pide «perdón» a las víctimas del 11-M: «Es una mochila que me pesa mucho»

Suárez Trashorras, durante el juicio del 11-M | EFE

El jueves 11 de marzo de 2004, a las 7.36 horas, diez explosiones simultáneas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid acabaron con la vida de 191 personas; 1.587 resultaron heridas. Dos de los convoys estaban en la Estación de Atocha, uno en Santa Eugenia y otro en El Pozo.

Tras un largo juicio que contó con 57 sesiones, la Audiencia Nacional condenó en 2007 a 21 de los 28 procesados por estos hechos. Entre ellos estaba José Emilio Suárez Trashorras, el minero asturiano que facilitó los explosivos a los terroristas, que fue condenado a 34.175 años de cárcel, la pena carcelaria más elevada de la historia, de los que deberá cumplir al menos 40.

Ahora, El Comercio ha tenido acceso a una conversación en exclusiva entre el condenado y su abogado después de haber desvelado que el avilés ha solicitado acogerse a ley de eutanasia. Asegura que esto es una forma de protesta porque no le dan «ningún tratamiento médico ni psiquiátrico» y no le dejan acceder a sus «médicos privados» o «psicólogos».

Esta solicitud requiere constatar un sufrimiento insoportable, por lo que Suárez Trashorras le ha explicado a su letrado, Marco Suárez, que «después de 20 años en la cárcel, de no recibir ningún tratamiento, estar en aislamiento durante años y de numerosos traslados… todo se hace ya tan insoportable que el sufrimiento y el estrés están repercutiendo» en su «salud física»: «Así que prefiero la eutanasia».

Además de justificar su petición, en la conversación con su abogado también ha recordado a las víctimas del atentado: «Estoy a su entera disposición, les pido perdón por todo lo que he hecho, pero también les pido que me juzguen con perspectiva porque no soy el mismo hombre hoy que el chaval que era con 27 años».

«Lo siento mucho; es una mochila que me pesa mucho… Es más, me gustaría reunirme con todos y cada uno de ellos para pedirles perdón y explicárselo todo a todos y cada uno de ellos», ha añadido. Con ese ‘todo’ hace referencia a cuando, en febrero de 2004, viajó a Mina Conchita, en Asturias, y sustrajo los explosivos que posteriormente vendió a los marroquís a quienes conoció por mediación de algunos amigos que habían estado presos en la cárcel de Villabona.

En concreto, Suárez Trashorras vendió a Jamal Ahmidan, ‘El Chino’, 200 kilos de explosivos que acabarían siendo usado en los atentados del 11-M. A día de hoy no niega su implicación en los hechos, aunque no sin matizarlo: «Facilité el suministro de los explosivos, pero yo no era el máximo responsable de todo eso ni mucho menos, yo no tenía el acceso en exclusiva a ellos». La propia sentencia recoge que fueron varios los mineros que, en connivencia con Trashorras, los recogían en el monte. Pero ni se conoce su identidad ni se ha investigado.

Trashorras asegura que «a lo largo de todo este tiempo» en prisión ha realizado «una introspección» que lo ha llevado a la conclusión de que ahora «no hubiera bajado desde Cogollo a Avilés»: «No me hubiera involucrado ni hubiera tenido nada que ver con las drogas porque yo no lo necesitaba para nada… Y, desde luego, no habría tenido nada que ver con el tema de las armas y de los explosivos».

Cogollo es la localidad de Las Regueras en la que su familia tiene una finca y algunas propiedades. «Allí me crié, allí iba como tantos críos, de viernes a lunes con mis padres y mis abuelos. También en las vacaciones; luego, me quedé allí a vivir con mis abuelos y desde allí bajaba a estudiar y trabajar hasta que con 17 años empecé a salir de noche. Fue meterme en el mundo de la noche, de la cocaína y tal y ahí vino mi ruina. Fue ahí, ni más ni menos», ha asegurado en la conversación con su letrado.

A día de hoy, 20 años después del atentado, los únicos condenados por la masacre que continúan en prisión son el propio Trashorras, así como Otman El Gnaoui y Jamal Zougam. Los dos primeros como colaboradores necesarios; el tercero, por ser uno de los terroristas que colocó una o varias de las mochilas con los explosivos en los trenes.

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