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Interior ultima el contrato de limpieza en las salas de asilo cuatro meses después del caos

El servicio de limpieza de la Jefatura de Policía en Madrid se encarga todavía de este trabajo tras la renuncia de Cruz Roja

Interior ultima el contrato de limpieza en las salas de asilo cuatro meses después del caos

Decenas en inmigrantes en una de las salas de asilo. | TO

La normalidad vuelve a las salas de asilo del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas cuando se cumplen cuatro meses de la llegada masiva de inmigrantes que colapsó todas las infraestructuras durante varias semanas. El Ministerio del Interior formalizó el pasado lunes el contrato de limpieza y desinfección de estas dependencias con la empresa zaragozana Multianau SL, a la que adjudicó el servicio el pasado 15 de febrero, según consta en el anuncio publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Esta firma, sin embargo, todavía no ha comenzado a trabajar en las salas de asilo. Fuentes de Interior señalan que seguirá ocupándose el servicio de limpieza de la Jefatura Superior de Policía de Madrid hasta que aterrice la compañía contratada en las próximas semanas.

Cabe destacar que la División Económica y Técnica de la Policía Nacional, según consta en el expediente del contrato público, uso la vía de urgencia para licitar estos trabajos en el aeropuerto madrileño habida cuenta de «la situación de emergencia» que existía a finales del pasado mes de enero, declarada por el propio director general del cuerpo. Fue cuando Cruz Roja renunció a prestar el servicio de limpieza ante el caos generado por la avalancha de peticiones de protección internacional y la falta de recursos. En ese momento, las tres estancias habilitadas triplicaban su capacidad de aforo: acogían a 400 personas cuando tenían capacidad para 120.

Los inmigrantes convivían en las mismas en condiciones tremendamente insalubres, rodeados de basura y dormían en el suelo, según informó el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que lideró desde el principio las denuncias sobre el desbordamiento en Barajas. La premura de Interior, sin embargo, no fue suficiente. Para atajar el problema, el área de Grande-Marlaska decidió que el servicio de limpieza de la Jefatura de Madrid se encargase temporalmente de asear las salas de asilo. Hoy, aunque el escenario es complemente distinto, estos profesionales siguen allí, incluso después de que haya regresado la oenegé, que ahora solo se encarga de la atención a los solicitantes. 

Campamentos en la T4

La situación comenzó a ser preocupante a finales de 2023, pero fue especialmente crítica sobre todo en enero. El caos y la falta de higiene en las salas de asilo llevó a los inmigrantes a acampar con cartones y cajas en distintos pasillos públicos de la T4 del aeropuerto, frente a la mirada de miles de viajeros que pasaban por la terminal para coger vuelos al extranjero. Desde el Ministerio, mientras tanto, intentaban agilizar sin éxito los trámites de protección internacional e incluso trataron de trasladar a un parte de los solicitantes al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid. Una petición que declinó el juez al considerar que las personas en situación irregular no podían equipararse a aquellas que pedían asilo

Finalmente, el escenario se fue destensando tras poner en marcha el Gobierno medidas en los aeropuertos de origen, principalmente en Marruecos, para filtrar a los pasajeros; y exigir visado a los viajeros que procediesen del citado país o Senegal, de donde eran oriundos la mayoría de solicitantes. A mediados de febrero, por otro lado, la Policía Nacional desarticuló la red internacional que introducía a parte de estos inmigrantes a través del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid haciéndose pasar por menores para solicitar asilo a su llegada a territorio español. 

Las medidas de Interior

Esta red clandestina había ideado una sofisticada ruta aérea —con origen en Casablanca (Marruecos)— para introducir de manera ilícita en Europa a personas de origen senegalés.La organización criminal, formada por doce personas, todas ellas detenidas, contaba con un manual en el que se detallaban los pasos a seguir para solicitar asilo en nuestro país. Una vez superado ese primer escollo, consistente en llegar desde Senegal hasta la ciudad de Casablanca (Marruecos), los inmigrantes, siguiendo las instrucciones de la red, adquirían un billete de avión con destino a diferentes países de Sudamérica. 

Estos vuelos tenían como requisito necesario realizar una escala en el aeropuerto madrileño, de modo que aprovechaban así la llegada a España como puerta de entrada en la Unión Europea. En realidad, no querían llegar a su destino final, sino que, aprovechando la ausencia del requisito de visado en tránsito, una vez llegaban a nuestro país desistían de continuar su viaje.

Rompían su pasaporte

Tras embarcar en Casablanca con su pasaporte original, y ya dentro de la aeronave, rompían su pasaporte. A su llegada a España se dirigían a las autoridades policiales manifestando carecer de documentación, ser menores de edad y originarios de países en conflicto como Mali o Etiopía. Tras solicitar asilo, estas personas de origen senegalés y supuestamente menores, no eran retenidas en el aeropuerto mientras se estudiaba su solicitud de asilo, sino que eran trasladadas hasta los centros de primera acogida de la Comunidad de Madrid a efectos de protección.

El hecho de que las víctimas de esta red de inmigración clandestina pudieran ser menores de edad alertó a la Fiscalía de Menores de Madrid, quien encomendó unas primeras gestiones de investigación a la Brigada de Extranjería y Fronteras de Madrid y a la Brigada Provincial de Información de Madrid, los cuales demostraron que en ningún caso se trataría de menores de edad. 

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